Se predican las buenas nuevas en muchos idiomas
CUANDO Jesús dio la señal que identificaría los últimos días, uno de los rasgos fue que las buenas nuevas del Reino se predicarían por toda la Tierra. (Mateo 24:14.) ¿Por qué no se llevó a cabo esta predicación mundial en todas las naciones y en muchos idiomas antes de esta generación? ¿Por qué puede efectuarse ahora? Para hallar la respuesta a estas preguntas debemos remontarnos en la historia. Como indica la Nueva Enciclopedia Larousse, no fue sino hasta el siglo XV, hace algo más de quinientos años, que Gutenberg inventó la imprenta de caracteres móviles. A partir de esos comienzos, se fueron desarrollando los medios de reproducir la página impresa en grandes cantidades para una distribución extensa.
Hemos de recordar que antes de la invención de la imprenta había pocos ejemplares de la Biblia, pues tenía que copiarse a mano, tarea cara y laboriosa. La invención de los caracteres móviles y de la imprenta supuso un gran paso adelante en el proceso que permitiría imprimir la Biblia y publicaciones bíblicas en todos los idiomas.
Desde 1914 se han hecho progresos extraordinarios en el campo de la impresión y la publicación, y con el tiempo el sistema de impresión offset ha absorbido la mayor parte del trabajo que antes se hacía mediante impresión tipográfica.
En los últimos años la introducción de los ordenadores ha dado un nuevo empuje a este proceso. Ahora se pueden dibujar caracteres, acentos y otras imágenes, digitalizarlos mediante un escáner, introducirlos en un ordenador y dejarlos disponibles para uso rápido con solo pulsar una tecla. Esto ha facilitado mucho imprimir para personas de todos los idiomas del mundo.
En 1979 la Sociedad Watchtower comenzó un proyecto al que denominó MEPS, acrónimo para “Multilanguage Electronic Phototypesetting System [Sistema plurilingüe de fotocomposición electrónica]”. Aunque algunas empresas comerciales ya estaban desarrollando ordenadores con capacidad para trabajar con varios idiomas, solo se centraban en los que les permitieran sacar beneficios de su inversión. Pero la misión de la Sociedad no es lucrarse. La Biblia dice que las buenas nuevas tienen que declararse “a toda nación y tribu y lengua y pueblo”. (Revelación 14:6.)
En un buen número de las 93 sucursales de la Sociedad por toda la Tierra se investigó sobre las características de varios idiomas. Se hizo una lista de todos los caracteres y acentos necesarios para imprimir en los idiomas correspondientes al territorio de cada sucursal. También se necesitaban las reglas de división de palabras de cada idioma. Se tuvo que dibujar cada carácter y acento, digitalizarlo mediante un escáner, introducirlo en un ordenador y editarlo. Este proceso llevó varios años de trabajo esmerado, pero mereció la pena. Como resultado, ahora el mensaje del Reino puede imprimirse en más idiomas que nunca antes, y su número sigue aumentando.
Al principio, la Sociedad diseñó y construyó el hardware y el software (soporte físico y lógico) de sus ordenadores. Hubo testigos de Jehová de diferentes partes del mundo que fueron a ayudar en esta labor, lo que derivó en un intercambio de habilidades y de estímulo. (Romanos 1:12.) Fue en cierto modo lo contrario de lo ocurrido en la Torre de Babel. Tras recibir adiestramiento especializado, un buen número de trabajadores, ahora cualificados, fueron enviados junto con el equipo informático a diferentes sucursales alrededor del mundo. Gracias a ello, ahora se dispone de un sistema de publicación versátil utilizado en más de cien países e islas, con capacidad para producir las publicaciones de la Sociedad en unos doscientos idiomas de momento.
En estos últimos días ya predichos, las buenas nuevas del Reino de Dios se predican en todas las naciones y en muchos idiomas.