De nuestros lectores
Trastornos del apetito He padecido trastornos del apetito durante quince años. Sus artículos (22 de diciembre de 1990) estaban redactados de manera lógica y amorosa e iban a la raíz del problema: el poco amor propio. Me gustaría añadir que se necesita tiempo para invertir el proceso de deterioro del tejido muscular, de pérdida de masa ósea así como de desarrollo de problemas digestivos y endocrinos que pueden derivarse de los trastornos del apetito. La recuperación puede ser muy decepcionante y desanimadora, pues la persona experimenta extrañas transformaciones en la forma y tamaño de su cuerpo, cambios de humor, depresión, irritabilidad y sofocos. Pero si la persona es consciente de lo que entraña la recuperación, habrá menos posibilidades de que recaiga.
L. B., Estados Unidos
Familias monoparentales Al leer el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo ser feliz viviendo con uno solo de mis padres?” (22 de diciembre de 1990) me sentí motivada a expresarles mi agradecimiento. Me crié en una familia monoparental en la que mi madre tuvo que hacer de cabeza de familia, así que el artículo me trajo muchos recuerdos. Por experiencia puedo decir que las sugerencias que se daban respecto a conservar los recursos económicos y no malgastarlos son muy prácticas y el aplicarlas me ha seguido beneficiando en mi servicio como evangelizadora a tiempo completo. Siempre me sentiré agradecida por la excelente educación que mamá nos dio. Ella siempre decía que el mérito de su éxito al criarnos sola se lo debía a Dios.
J. F., Estados Unidos
Mi padre murió hace poco. Creo que el artículo me llegó en el momento adecuado. Me doy cuenta de que Jehová verdaderamente se interesa en nosotros. ¡Gracias de nuevo!
L. J., Estados Unidos
Experimentación animal Su número del 8 de julio de 1990 me dejó conturbado. El perro de la portada tenía tal expresión de melancolía que parecía suplicar que alguien lo cuidase.
S. P., Alemania
El perro de la fotografía lo pedimos prestado de una pajarería cercana y mientras lo tuvimos recibió buenos cuidados y estuvo bien alimentado. Su expresión de desamparo parece ser natural en él. —La dirección.
La muerte de un hijo Gracias por su artículo “El punto de vista bíblico: ‘¿Por qué se llevó Dios a mi hijo?’” (8 de febrero de 1991). Recibimos esa revista por correo el mismo día que mi esposo y yo perdimos a nuestro primer hijo a causa de un aborto que sufrí. Nos animó que se nos recordara que Dios no es responsable de nuestra pérdida.
J. G., Estados Unidos
La mangosta Me gustó mucho su artículo sobre la mangosta (8 de marzo de 1991). Pero hay que tener cuidado al sacar de su hábitat a un animal de otra zona para convertirlo en animal de compañía.
P. L., Estados Unidos
Se agradece su comentario. El motivo de mencionar que se ha domesticado a algunas mangostas solo fue para ilustrar que no son agresivas por naturaleza. Lo cierto es que en Estados Unidos está prohibida su importación como animal de compañía.—La dirección.
Alcohol y carretera Como hace poco me saqué el permiso de conducción, su número del 8 de febrero de 1991 me pareció muy interesante. Los artículos [sobre el alcohol y la carretera] eran animadores y sin embargo ofrecían una clara advertencia. Que nadie tenga que verse jamás en la situación del joven que explicó que había matado a un hombre. Voy a dar una copia de la revista a mi profesor de la autoescuela.
L. K., Alemania
Su artículo “Víctimas e infractores” hizo que se me saltaran las lágrimas. Quisiera que la gente no bebiese antes de conducir. Se salvarían muchas vidas.
K. M., Estados Unidos