De nuestros lectores
Padres que se marchan de casa Mis padres se divorciaron cuando yo tenía tres años, y durante treinta y seis años he tratado de resolver qué lugar debería ocupar mi padre en mi vida, teniendo en cuenta que le había sido infiel a mi madre. Me he visto ante un conflicto de lealtades que ha sido superior a mis fuerzas, pero su artículo “Los jóvenes preguntan... Si uno de mis padres se marcha de casa ¿cómo debería tratarlo?” (8 de noviembre de 1990) ha considerado todos los aspectos de esta situación. Ahora he podido ordenar mis sentimientos y me siento como si Jehová hubiese colocado su brazo amoroso alrededor de mí y me hubiese dicho: “Te comprendo”.
G. M., Estados Unidos
Tragedia aérea Acabo de leer el artículo “Vuelo 232, experiencia angustiosa” (22 de diciembre de 1990) y se me saltan las lágrimas al pensar en lo que Lydia debe haber pasado con la pérdida de su esposo. A mí hace cinco meses se me murió mi madre de cáncer. Estoy infinitamente agradecida a nuestro amoroso Dios por hacer posible que volvamos a ver a nuestros seres queridos gracias a la resurrección.
C. G., Francia
Por qué permite Dios el sufrimiento Desde 1985 he estado leyendo la revista ¡Despertad! de principio a fin, pero nunca había visto una respuesta a la pregunta de por qué permite Dios el sufrimiento tan reveladora como la que se ofreció en el número del 8 de octubre de 1990. Todo el que piense un poco puede conseguir respuestas claras a sus preguntas si lee estos artículos tan bien escritos.
E. T. V., Brasil
Trabajar después de las clases De su artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Maduraré antes si estudio y trabajo?” (22 de noviembre de 1990) obtuve algunos consejos muy útiles y en el momento preciso. Me ayudó a sopesar los pros y los contras de estudiar y trabajar, y a tomar una decisión mucho mejor de la que hubiese tomado yo sola. ¡Gracias!
. R., Estados Unidos
Me gustó mucho el artículo. Tengo treinta y dos años, soy madre de dos hijos y trabajo dos noches a la semana en un restaurante de comida rápida. Los jóvenes con los que trabajo se esfuerzan mucho. Por eso algunos podrían sentirse ofendidos por los comentarios algo negativos que hicieron sobre trabajar en una cadena de comida preparada.
C. B., Estados Unidos
Nos damos cuenta de cómo pueden sentirse algunos lectores a este respecto. No obstante, los comentarios que usted menciona se citaron de “The Wall Street Journal”. Por nuestra parte, en el artículo hemos dicho que “no cabe duda que este tipo de trabajos proporciona servicios valiosos y necesarios”.—La dirección.
Trastornos del apetito Como yo también padezco de depresión y anorexia, agradecí mucho que la Sociedad tratase estos problemas difíciles en términos sencillos, mostrando que las mujeres pueden librarse de los trastornos del apetito (22 de diciembre de 1990). Gracias por considerar estos temas tabú raras veces discutidos.
C. L., Francia
Sistema inmunológico Acabo de leer el artículo “El sistema inmunológico: Milagro de la creación” (22 de noviembre de 1990). Al principio me daba cierta aprensión leerlo, pero cuando empecé, aprecié mejor lo digno de admiración que es Dios.
L. Z., Estados Unidos
Su artículo me dejó sorprendida. El que se representara al sistema inmunológico como soldados armados fue de mal gusto. Como cristianos, estamos en contra de la guerra. ¿O no se tenía que tomar en serio esa comparación?
D. C., Alemania
La comparación que se hizo no era en absoluto una forma de aprobar conflictos humanos, sino que solo servía para ayudar a los lectores a comprender un tema muy complejo. Debe notarse que la propia Biblia utiliza la guerra como base para sus ilustraciones y hasta compara a los cristianos con soldados armados. (Efesios 6:10-17.)—La dirección.