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  • g91 8/9 págs. 20-22
  • “¡Si yo pudiera tocar así!”

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  • “¡Si yo pudiera tocar así!”
  • ¡Despertad! 1991
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¡Despertad! 1991
g91 8/9 págs. 20-22

“¡Si yo pudiera tocar así!”

SENTADO cómodamente ante el piano, Jon parece dar vida a la música. Mientras los acordes en clave de sol tocados con la mano derecha aportan mayor riqueza a la melodía, los acordes bajos bien controlados suministran armonía y gravedad. Inteligentes improvisaciones y delicadas carrerillas interpretadas con gran destreza añaden viveza a la música. Adrian, Brian y Brett animan la pieza con sus guitarras eléctricas, mientras Steve aporta el toque final con los melodiosos tonos de su saxofón.

La vibrante música anima al público a cantar con entusiasmo y sentimiento. Un arreglo musical tan agradable y de tanto gusto los estimula a entonar la melodía lo mejor que pueden. No es de extrañar que alguien exclame ilusionado: “¡Ah..., si yo pudiera tocar así!”.

¿Se ha sentido usted también de ese modo cuando ha escuchado a alguien tocar bien un instrumento? Quizás hasta se haya lamentado: “Sé que nunca podría tocar así”. Pero, ¿cómo lo sabe? ¿Ha intentado alguna vez aprender a tocar un instrumento musical?

¿Quién puede aprender?

Es cierto que algunas personas tienen una mayor aptitud natural para la música que otras, pero, en realidad, cualquiera que pueda aprender a leer y escribir también puede aprender a tocar un instrumento. No obstante, en primer lugar hay que tener un verdadero deseo de tocar el instrumento e interpretar hermosas piezas musicales. No puede ser un simple capricho pasajero. Hay que estar dispuesto a esforzarse.

Por supuesto, tal como no todas las personas logran la misma destreza en la lectura y la escritura, del mismo modo no todos los que aprenden música alcanzan el mismo nivel de destreza o habilidad para tocar con sentimiento y expresividad. De todas formas, si a usted le gusta escuchar música, aprender a tocar un instrumento puede descubrirle dimensiones totalmente nuevas. La diferencia entre tocar un instrumento musical y escuchar música es la misma que hay entre participar en un juego y ser un simple espectador.

Hoy en día hay dos formas de aprender a tocar un instrumento. Una pone el énfasis en sentar un fundamento: aprender a leer la música y practicar las escalas musicales. Sin embargo, este método desanima a muchos principiantes. Un método alternativo consiste en ayudar al estudiante a tocar de oído melodías sencillas y así familiarizarse con el instrumento. Esto puede animarlo lo suficiente como para que quiera aprender la teoría y leer la música.

¿Es demasiado tarde para empezar?

“Sí, me encantaría tocar un instrumento —dice Roslyn, de cuarenta y seis años—, pero no sirve de nada tratar de aprender a mi edad.” ¿Opina usted igual? ¿Es eso realmente cierto? ¿Son los jóvenes los únicos que pueden llegar a ser expertos en la música? En absoluto. En la música, como en todos los demás campos en los que entra en juego el empeño, aplica el siguiente refrán: “Para aprender y tomar consejo, nunca se es viejo”.

Es cierto que los jóvenes tienen los dedos ágiles y la mente despierta, y suelen aprender en seguida. Por ejemplo, Frédéric Chopin, un niño prodigio, dio su primer recital de piano ¡a la edad de siete años! El violinista Yehudi Menuhin actuó por primera vez en público en San Francisco ¡a la “edad madura” de ocho años! Naturalmente, estos son casos excepcionales.

Nuestro pianista, Jon, empezó a aprender piano a los ocho años, pero dice: “Debo admitir que la novedad se desvaneció a los pocos meses, y solo la persistencia de mi madre me hizo continuar. Sin embargo, ahora estoy muy contento de que insistiera”. Por supuesto, Jon no es el único al que le disgustaba tener que practicar sin cesar. Este es uno de los principales obstáculos que los estudiantes jóvenes tienen que vencer, sobre todo en los primeros meses, cuando les parece que no están logrando nada con las lecciones.

Las personas mayores, por otro lado, suelen tener más determinación y motivación. Este hecho les da ventaja en lo que respecta a este ingrediente indispensable del éxito en esta empresa: ensayo regular, diario. Y en cuanto a lo de ser demasiado viejo para aprender, anímese con el siguiente comentario de un profesor de universidad: “Si la vida es remuneradora y las personas continúan usando sus talentos, seguirán progresando intelectualmente prescindiendo de su edad”. Se cuenta que Arturo Toscanini, que dirigió todos sus conciertos de memoria, aprendió y memorizó toda la partitura de una ópera —cada palabra, nota y señal para todos los cantantes e instrumentos— a los ochenta y cinco años.

Cómo escoger el instrumento adecuado

Brett, el guitarrista, ofreció el siguiente consejo: “No se moleste en aprender a tocar un instrumento que no le guste. Nunca se esforzará por aprender y hacer las prácticas necesarias a menos que de verdad le atraiga el instrumento que ha escogido”. Este es un buen consejo. Así que, de todos los instrumentos que ha escuchado, ¿cuál será el suyo?

Al igual que Brett, muchos jóvenes se sienten atraídos por la guitarra, que es sin duda uno de los instrumentos más populares hoy día. Una guitarra puede suministrar acompañamiento para cantar, puede aportar el ritmo y la armonía para otros instrumentos y también puede tocarse sola. Otra ventaja de la guitarra es que puede llevarse con facilidad a cualquier parte, fuera y dentro de la casa. Es relativamente fácil aprender los acordes básicos y a pulsar las cuerdas, y una guitarra sencilla no es cara.

Los instrumentos con teclado, como el piano y el órgano electrónico, también son muy populares. Se pueden estudiar con la ayuda de un profesor o siguiendo uno de los muchos cursos simplificados que hay disponibles. Aunque el piano no es un instrumento portátil, no es extraño encontrar uno en lugares donde se reúnen los amigos. Suministrar acompañamiento para amigos que cantan en grupo solo es uno de los placeres de los que puede disfrutar hasta un estudiante de piano relativamente nuevo. Hay también órganos electrónicos con sistemas incorporados que suministran ritmos y efectos musicales especiales. Luego está el acordeón, que tiene botones para la mano izquierda para producir los acordes bajos. Con este instrumento también se pueden tocar melodías sencillas después de tan solo unas pocas lecciones.

No obstante, existe una amplia variedad de instrumentos musicales aparte de los pocos que todo el mundo conoce. Normalmente se dividen en cuatro categorías: instrumentos de viento-madera, de viento-metal, de percusión y de cuerda. Los instrumentos de viento-madera más conocidos son la flauta, el flautín, el oboe, el clarinete, el fagot y el saxofón. En la sección de viento-metal están la trompeta, la trompa de pistones, el trombón y la tuba. Entre los instrumentos de percusión se incluyen los tambores, los platillos, el xilófono, la pandereta, y los tímpanos. Y, finalmente, algunos instrumentos de cuerda son el arpa, la mandolina, la guitarra y los instrumentos de la familia del violín: el violín, la viola, el violonchelo y el violón o contrabajo.

A muchas personas les conmueve profundamente la hermosa música que producen los instrumentos de cuerda, en particular el violín. Pero recuerde que para aprender a tocar el violín o cualquier otro instrumento de su familia, debe poseer por naturaleza un buen oído musical, pues estos instrumentos no tienen trastes ni teclas como la guitarra o el piano. Para tocar bien las notas, han de colocarse los dedos en la posición correcta sobre las cuerdas, y hay que fiarse del propio oído para confirmar la exactitud y pureza del sonido.

Los instrumentos de viento-metal y viento-madera requieren unos pulmones fuertes y sanos para suministrar un flujo constante de aire. En todos los instrumentos de viento-metal, los labios del músico producen los tonos al vibrar sobre la boquilla. Para tocar instrumentos de viento-madera, hay que aprender a manipular una serie de llaves mientras se mantiene un constante flujo de aire a través del instrumento.

La mayoría de las personas piensan que los platillos, los tambores, los timbales, los bombos y otros similares simplemente marcan el ritmo o proporcionan un fondo rítmico a la melodía. Pero no sirven solo para eso. Además de necesitarse un agudo sentido del ritmo, hay mucho que aprender sobre la técnica de manejar bien los diversos instrumentos de percusión, y un tambor diestro y sensible es un haber para cualquier orquesta.

¿Hasta dónde llegar?

Pues bien, ¿está pensando en aprender a tocar algún instrumento musical? Recuerde que no tiene por qué dedicar demasiadas horas tratando de alcanzar un nivel casi perfecto. Eso podría desequilibrar fácilmente el uso que da a su valioso tiempo.

En efecto, usted puede aprender a tocar un instrumento, quizás no como un virtuoso de la música o ni siquiera “así”, pero sí lo suficientemente bien como para disfrutar usted mismo y hacer disfrutar a los que escuchan su música.

[Comentario en la página 21]

‘Si las personas continúan usando sus talentos, seguirán progresando intelectualmente prescindiendo de su edad’

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