La religión de México, un reflejo de su pasado
Por el corresponsal de ¡Despertad! en México
UNA visita al enorme Museo Nacional de Antropología de México nos muestra cómo han influido las religiones tribales de siglos pasados en la religión católica que practican hoy día muchos mexicanos.
Los estudiantes de Historia conocen bien los métodos que utilizaron Hernán Cortés y otros conquistadores para introducir el catolicismo en México durante el siglo XVI. Como lo indican los objetos expuestos en el Museo Nacional, en aquel tiempo ya existían allí culturas bien asentadas con sus propias creencias religiosas.
Mexi fue el primer dios de la tribu mexica, de modo que no es difícil ver el origen del nombre de ese país y de su capital: Ciudad de México. Ese pueblo indígena primitivo fundó Ciudad de México alrededor del año 1325 sobre un islote árido en medio del lago Texcoco. La población original de la ciudad estaba compuesta de diversas tribus indígenas: los olmecas, los chichimecas, los aztecas, los mayas y otros. Cada tribu se distinguía por sus obras artísticas, y todavía perduran las ruinas de algunos de sus antiguos edificios, templos y ciudades.
Una mezcla de religiones
A los visitantes del museo, situado en el hermoso parque de Chapultepec, por lo general les sorprende ver hasta qué punto están mezcladas las creencias antiguas y modernas de los mexicanos. Además, a muchos les llama la atención la similitud entre algunas creencias tribales antiguas y las que introdujeron los conquistadores católicos.
En la Sala Azteca hay varios mapas que muestran la fundación de México. Los objetos expuestos permiten constatar que los aztecas eran un pueblo bastante religioso. Aquí pueden verse muchas esculturas de dioses y diosas que los aztecas veneraban. Una gran escultura, reproducida en esta página, es la de la diosa Coatlicue, considerada la madre de los dioses y de los hombres. Note que de su cuello no sale una cabeza humana, sino dos grandes cabezas de serpiente una frente a la otra. La falda está formada por serpientes entrelazadas. Algunos de estos simbolismos al parecer representan la vida y la muerte.
Tras la llegada de los conquistadores, muchos indígenas se fueron a vivir a zonas muy abruptas o selváticas. Debido a este aislamiento, algunos grupos de indígenas han conservado hasta nuestros días muchas de sus ideas religiosas primitivas. “Por ejemplo —explicó una guía del museo—, los huicholes creen que el Sol, el venado y el maíz son una tríada, una creencia semejante a la doctrina católica de la Trinidad.” Y añadió: “Actualmente los indígenas del estado de Chiapas siguen adorando a antiguos dioses prehispánicos, como el dios de la lluvia, el dios de la Tierra y el dios de los vientos, y tienen una ceremonia diferente para cada uno de ellos”.
Usted quizás se pregunte a qué se debe que tantos mexicanos afirmen hoy ser cristianos cuando al mismo tiempo practican otras formas de adoración. Un rótulo que hay en la sala “Introducción a la etnografía” dice respecto a esto: “La religión matiza toda la vida de los indígenas. [...] La característica más importante de la religión indígena es la mezcla entre las formas católicas y las paganas, residuos del culto y creencias prehispánicas. Los huicholes, los lacandones y los otomíes conservan más rasgos prehispánicos en su religión; los primeros adoran a dioses que representan al sol, al agua, al fuego y que guardan en cuevas. Los lacandones todavía rinden culto a ídolos antiguos que se encuentran en los templos mayas”. Sí, en México es común ver una mezcla entre el catolicismo y las antiguas religiones paganas.
Esto queda mejor ilustrado aún en los objetos expuestos en la Sala Nordeste, que dan testimonio de las creencias de los yaquis, los seris y los tarahumaras. Un rótulo de esta sala lee así: “Actualmente los yaquis son sumamente religiosos y sus conceptos son los cristianos aunque adaptados y transformados. Creen que Cristo fue un yaqui que vino al mundo para salvarlos del diluvio, otorgarles su territorio, fundar los ocho pueblos y darles la Comunila (Conjunto de autoridades). [...] No permiten el proselitismo protestante ni la presencia del sacerdote católico”.
Sin embargo, como sigue diciendo ese mismo rótulo, “al lado de las complejas creencias y ceremonias de la magia y restos de la religión prehispánica, aceptan la religión católica. Creen en un dios cristiano, a quien a menudo identifican con el sol”.
Lo que los visitantes ven en la sección de los tarahumaras confirma aún más la mezcla de creencias religiosas antiguas y modernas. Allí pueden contemplarse unas cruces de madera con un rótulo debajo que dice: “La religión de los tarahumaras es el producto de una mezcla de creencias cristianas y paganas. Aquellas fueron introducidas en el siglo XVII por misioneros franciscanos. Creen en Tata Rioshi (Dios Padre), en Cristo Jesús, en Everúame (la Gran Madre o Virgen María) y en algunos otros santos que son patrones de determinados pueblos. A todos les dan la categoría de dioses. La cruz tiene una especial importancia, pues la relacionan con el sol y la luna y con el culto a la fertilidad del suelo”.
En la sección de los seris, otro rótulo explica: “La religión que actualmente practican los seris es una mezcla de sus antiguas creencias con otras influencias cristianas”.
En el museo pueden verse muchas más cosas que ponen de relieve las creencias religiosas de los primeros habitantes indígenas. Por ejemplo, en la sala de Mesoamérica hay unos hermosos murales que representan las cinco culturas: la de la región del Pacífico, la de la costa del Golfo, la de los mayas, la del Altiplano y la de los mixtecas. A los habitantes de estas regiones se les muestra adorando el maíz, el jaguar, la serpiente de cascabel y el águila, a todos los cuales veían como dioses.
Tras recorrer el hermoso Museo Nacional de Antropología, el visitante queda impresionado al ver cuánto se mezclaron los antiguos ritos y creencias de los primeros habitantes indígenas del país con los de los conquistadores católicos. Como puede verse en este museo, las religiones tribales de siglos pasados siguen influyendo hoy día en muchos mexicanos.