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¡Despertad! 1992
g92 8/5 págs. 11-12

Emigrantes. Cómo ayudarlos

EL PERIODISTA Günter Wallraff se disfrazó de obrero turco y trabajó en una fábrica de acero alemana. Cuando hizo público lo que descubrió respecto al trato que se daba a los trabajadores extranjeros, o invitados, la gente se escandalizó y enfureció. Documentó, uno tras otro, actos de patente discriminación y prejuicio degradante contra trabajadores extranjeros. En cierta ocasión presenció cómo se ordenaba a unos trabajadores turcos que trabajasen en una zona peligrosa, a pesar de las sirenas de alarma y de los destellos de luz roja. A un hombre que se asustó y quiso abandonar ese lugar, se le amenazó diciéndole que perdería el empleo.

Las experiencias de Wallraff dan prueba gráfica de la penosa situación de los inmigrantes. A medida que ciudadanos compasivos toman conciencia de los problemas a los que se enfrentan los extranjeros, muchos se preguntan qué pueden hacer para ayudar al inmigrante y a su familia.

Acéptenos como somos

No tenga prejuicios. No hay nada que levante más deprisa un muro de sospecha e intolerancia entre un ciudadano local y un extranjero que los prejuicios generales. “[La cultura de nuestro país] deforma el punto de vista que tenemos acerca de cómo hacen las cosas otras personas, especialmente cuando sus métodos difieren [...] de las normas que nosotros aceptamos”, dice el escritor Ben Levitas en su libro Tribal Life Today (La vida tribual de hoy día). Luego añade que estas diferencias “con frecuencia nos llevan a criticar la manera de actuar de otros”. Helen, inmigrante coreana en Canadá, recuerda con claridad el día en que su profesora le gritó enfadada por no haber hecho una tarea que se había asignado a toda la clase. “Ella no se daba cuenta de que yo no la entendía”, dice Helen ahora, aunque en aquellos momentos se sintió muy dolida.

Los malentendidos y las ideas preconcebidas acerca de personas de otras nacionalidades suelen basarse en imaginaciones, no en hechos. En su libro Cross-Cultural Learning & Self-Growth, una obra sobre cómo contribuye al desarrollo de la propia personalidad el aprender acerca de otras culturas, las autoras Mildred Sikkema y Agnes Niyekawa-Howard mencionan a un profesor estadounidense que probaba a los estudiantes extranjeros recién llegados a su clase contándoles un chiste y observando su reacción. Si no se reían, los enviaba inmediatamente a recibir clases de inglés. “Parecía que [el profesor] no se daba cuenta —dicen las autoras⁠— de que para comprender un chiste americano hace falta familiarizarse con la cultura americana y no solo conocer el idioma [...]. Lo que las personas de una cultura pueden considerar gracioso quizás sea considerado de mal gusto por [las de otra cultura].” Acciones como esas, de nativos bien intencionados, reflejan falta de discernimiento a la hora de tratar con extranjeros.

Si usted acepta al extranjero tal como es, sin prejuicios, él le apreciará por ello. Tal proceder está en armonía con un principio rector expresado por Jesús: “Tienes que amar a [...] tu prójimo como a ti mismo”. (Lucas 10:27.) Yasushi Higashisawa, abogado de Tokio (Japón) vinculado a la problemática de los extranjeros, dice que “intimar con personas de otras culturas es el mejor remedio contra el prejuicio”. Esta relación también permite ayudar al inmigrante de muchas otras maneras.

Ayuda práctica

Hay muchas cosas que el extranjero quiere saber acerca de su nuevo país: cómo conseguir vivienda, aprender el idioma, matricular a los hijos en la escuela y beneficiarse de servicios sanitarios y sociales. Usted puede ahorrarle muchos problemas y esfuerzos innecesarios si comparte con él lo que sabe.

Por ejemplo, ¿puede ayudarle a localizar las agencias u organizaciones que le ayudarán a adaptarse al idioma y a la cultura del país? ¿O podría quizás acompañar a una inmigrante a la compra las primeras veces, para ayudarla a identificar los productos comestibles y otros artículos domésticos? ¿Por qué no asesorar a una familia inmigrante que pasa por la tan a menudo compleja tramitación de legalizar su situación, obtener empleo, rellenar formularios para el pago de impuestos u otros trámites? (Véase la nota del recuadro.)

Alguien en quien apoyarse

Siempre es útil preguntarse: “Si yo me encontrase en otro país, ¿cómo me gustaría que me trataran?”. Jesús, cuando dictó la regla áurea, dijo: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos”. (Mateo 7:12.) Tener un amigo en quien apoyarse cuando uno pasa por la difícil experiencia de adaptarse a una nueva cultura es una ayuda que muchos extranjeros agradecerían. Además, ese gesto de hospitalidad por parte del residente local resulta en beneficios mutuos. Otro principio bíblico dice: “Hay más felicidad en dar que en recibir”. (Hechos 20:35.)

Si usted es testigo de Jehová, el mejor regalo que puede hacer a un extranjero es ofrecerle la oportunidad de formar parte de una hermandad unida. Es muy probable que encuentre materia impresa edificante en su propio idioma para ofrecérsela.

Por supuesto, el extranjero que emigra es el principal responsable de llevar a buen término el paso que ha dado. Pero con un poco de previsión, usted puede hacer mucho para que se sienta como en casa y para que la emigración le resulte menos traumática, o, mejor aún, satisfaciente.

[Comentario en la página 11]

“Suponemos que las personas de otra cultura [...] ven, sienten y piensan igual que nosotros. [...] La suposición de que todo el mundo reacciona como nosotros provoca muchos malentendidos.” (Cross-Cultural Learning & Self-Growth.)

[Comentario en la página 12]

Tras pasar cierto tiempo en la isla de Guam, un estudiante dijo: “Me he hecho más tolerante con las maneras nuevas o diferentes de hacer las cosas”. (Cross-Cultural Learning & Self-Growth.)

[Recuadro en la página 12]

Usted puede ayudar al extranjero a...

▶ ... establecerse por medio de mostrarle hospitalidad

▶ ... tratar con los funcionarios mientras legaliza su situacióna

▶ ... rellenar formularios para el pago de impuestosb

▶ ... contactar con organizaciones que enseñan el idioma y la cultura del país

▶ ... obtener alojamiento

▶ ... beneficiarse de servicios médicos y sociales

▶ ... matricular a los hijos en la escuela

▶ ... comprar los artículos necesarios a precios razonables

▶ ... encontrar empleo

[Nota a pie de página]

a La legislación de algunos países, Alemania, por ejemplo, es estricta en cuanto a quién puede asesorar sobre cuestiones legales, de inmigración e impuestos. Debe examinarse dicha legislación antes de ofrecer ayuda a los extranjeros con relación a su situación legal.

b La legislación de algunos países, Alemania, por ejemplo, es estricta en cuanto a quién puede asesorar sobre cuestiones legales, de inmigración e impuestos. Debe examinarse dicha legislación antes de ofrecer ayuda a los extranjeros con relación a su situación legal.

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