¿“Perros diabólicos”?

DURANTE estos últimos años se ha dado bastante publicidad a los ataques de pit bulls en Canadá, Inglaterra y Estados Unidos. El Centro Estadounidense para el Control de la Enfermedad informa que los pit bulls fueron los causantes del 42% de las 157 muertes producidas en Estados Unidos entre 1979 y 1988 a causa de mordeduras de perros. En Gran Bretaña los medios informativos han calificado de “perros diabólicos” a los agresivos pit bull terriers. La revista Equinox llama a este perro “una soberbia máquina de matar”.

En el mundo de las peleas de perros, diversión sanguinaria e ilegal, se considera al pit bull como “el Cadillac de los perros asesinos” por su fuerza, agilidad, tenacidad y ferocidad. El periódico The Globe and Mail de Toronto (Canadá) dice que ‘el pit bull está hecho para matar a otros perros’.

“Sus mandíbulas semejantes a cepo pueden infligir un daño terrible a otros animales y a seres humanos, especialmente a niños indefensos”, comenta el periódico The Toronto Star. Existen relatos horribles de ataques, como el sufrido por una niña de nueve años que fue sometida a cinco horas de cirugía plástica facial tras recibir heridas graves de un pit bull. Un joven de trece años tuvo que ser atendido a causa de mordeduras en la cara, torso, ingle y nalgas. A una modelo de veintiún años le tuvieron que dar 70 puntos de sutura en la cara a consecuencia de las heridas que recibió cuando intentó dar un beso al perro de su amiga y este respondió con un mordisco. En Inglaterra dos de estos “perros diabólicos” atacaron a un señor de cincuenta y cuatro años y le arrancaron la nariz.

Kathleen Hunter, directora ejecutiva de la Sociedad Humanitaria de Toronto, antes creía que, con entrenamiento adecuado, el pit bull podía ser como cualquier otro perro. No obstante, ahora admite que “el pit bull posee un código genético que le convierte en un animal con reacciones muy difíciles de predecir. Es de veras un perro agresivo [...], hecho para atacar sin provocación alguna”.a Jim Bandow, director general del servicio de control de animales del Departamento de Sanidad Pública de Toronto, comenta: “El pit bull es una bomba de relojería. Nunca se sabe cuándo va a estallar”.

Los legisladores están tratando de resolver el problema mediante instituir y hacer cumplir una serie de reglas. Los propietarios de pit bulls de Edmonton (Canadá) han de tener un seguro de responsabilidad civil de un mínimo de 500.000 dólares y pagar una licencia de 100 dólares. En Winnipeg (Canadá) no se admiten más pit bulls dentro de la ciudad, y los que poseen alguno deben llevarlo con correa y bozal, además de presentar prueba de que tienen un seguro de responsabilidad civil de 300.000 dólares. El parlamento británico adoptó un proyecto de ley que impone obligaciones similares a los dueños de pit bulls. La violación de esta ley puede resultar en una multa y una sentencia de prisión.

Según la Ley que Dios dio al antiguo Israel, los animales peligrosos habían de tenerse a buen recaudo. Si se permitía que un animal peligroso anduviera suelto, el propietario era responsable del daño que ocasionara. Si el animal mataba a alguien, el propietario era culpable de sangre, lo cual podía costarle la vida. (Éxodo 21:29.) En vista de lo que se declara en la Ley de Dios, sería prudente que los cristianos tomaran las medidas necesarias para mantener bajo control a perros agresivos y de conducta imprevisible, o bien decidieran no tenerlos.

[Nota a pie de página]