Aprenda a vivir con la artritis
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña
David, de setenta y dos años, se mueve a duras penas. Los codos y muñecas deformados son secuelas de una dolencia que tulle a gran parte de la ancianidad.
Peggie, de casi setenta años, camina trabajosamente. Como delatan sus manos deformadas, padece la misma enfermedad. Pese a todo, se las arregla para realizar algunas labores domésticas y disfruta de hacer ganchillo.
Isa, que llevaba treinta y siete años recluida en una silla de ruedas, apenas podía valerse por sí misma. No obstante, su sonrisa contagiosa transmitía gran vitalidad.
DAVID, Peggie e Isa son tres de los seis millones de británicos que padecen o han padecido artritis. Según el periódico londinense The Times, esta afección “es responsable de la pérdida de 88 millones de días laborales” todos los años, “lo que supera por mucho las pérdidas ocasionadas por las huelgas”. La artritis es “la causa más importante de incapacidad” en Gran Bretaña.
Sin importar dónde resida, la artritis puede lanzar su ataque. No hay rincón del mundo inmune a ella. El doctor Vernon Coleman comenta al respecto: “Pocas enfermedades aquejan a tantas personas [...], causan tanto dolor e incapacidad y se ven rodeadas de tantas ideas erróneas e incomprensión”. (Véase el recuadro de la página 14.)
No sorprende que, como David, muchos artríticos consideren la vida deprimente. Por otro lado, Peggie, Isa y otros afectados se adaptaron a las incapacidades con optimismo. ¿Cómo es posible? ¿Qué hay de su caso? Si es usted artrítico, o cree serlo, ¿qué medidas pueden ayudarlo a llevar mejor el padecimiento?
Cuando la víctima es usted
Lo primero es conseguir que le hagan un diagnóstico precoz. Así, la obra The Arthritis Book (El libro de la artritis) explica: “Nunca se recalcará lo suficiente el hecho de que el diagnóstico precoz contribuye a aminorar el dolor y la incapacidad futuros”. Sin duda, el tratamiento de esta enfermedad es “una carrera contra reloj”. En conformidad con lo anterior, el doctor Coleman señala: “Si [...] se emprende el tratamiento temprano y con entusiasmo, las perspectivas son mucho más halagüeñas”.
Por eso, no lo deje para mañana. Entérese de las particularidades de su dolencia y, si es artritis, empiece el tratamiento sin dilación.
Cómo enfrentarse al dolor
Aunque una prioridad fundamental de los artríticos es paliar el dolor, en algunos casos de osteoartritis la recomendación facultativa es ‘aguantar el dolor’. La razón es que los analgésicos no solo reducen el padecimiento, sino que suprimen señales corporales de alarma que, de no atenderse, pueden desembocar en daño irreversible de las articulaciones.
Además, han de sopesarse los posibles efectos secundarios de los calmantes. La revista The Lancet advirtió que el “riesgo de ingresar con úlcera péptica sangrante [...] aumentó de manera significativa en los pacientes que tomaban AINE no AAS [antiinflamatorios no esteroideos no ácido acetilsalicílico]”. Debido a ello, muchos prefieren mantener al mínimo el empleo de fármacos. A veces el enfermo halla alivio al concentrarse en asuntos de su interés. Como explica la revista Nursing Mirror: “Las distracciones pueden valer de escudo sensorial que desvíe la atención hacia algo no relacionado con el dolor”.
Esto no quiere decir que sea aconsejable eliminar de plano todos los analgésicos. Si no se suprime el dolor en determinados casos, puede que no se utilicen las articulaciones adoloridas y se produzca entumecimiento, atrofia y, finalmente, pérdida de función de la articulación. Los AINE no AAS y el ácido acetilsalicílico (“aspirina”) son de uso universal como calmantes y también para reducir la hinchazón y la inflamación. Muchos médicos y pacientes por igual los consideran eficaces.
En vista de los peligros potenciales, infórmese bien del tratamiento y sus riesgos antes de iniciarlo. Consulte a su médico.
Aunque el frío y la humedad extremados no originan la artritis, parece que los factores climáticos influyen en la intensidad del dolor. De este modo, algunos pacientes se han visto aliviados al mudarse a un clima cálido y seco. Pero, si no es práctico mudarse, quedan otras alternativas.
El doctor Frederic McDuffie, a la vanguardia en la investigación de la artritis reumatoidea, señala que la “aplicación [directa] de frío y calor también puede ser útil”. En un estudio realizado a lo largo de un período de cuatro semanas, pacientes con artritis reumatoidea en las articulaciones de la rodilla se aplicaron una bolsa de hielo durante veinte minutos tres veces al día. El resultado fue mayor capacidad de movimiento indoloro, más fuerza muscular y agilidad, y mejor sueño. ¿En qué radicó la mejoría? El doctor McDuffie explica que “el frío reduce la transmisión nerviosa de los impulsos del dolor”.
Por desgracia, lo que funciona bien en un paciente puede ser ineficaz en otro. A muchos artríticos los ayuda un masaje suave. Isa relató: “Cuando el dolor ataca, le digo a mi marido que frote en la zona con mucha fuerza. Aunque duele, a veces me alivia”.
Se cree que la termoterapia (terapia del calor) también es beneficiosa. Algunos facultativos recomiendan el empleo de una bolsa de agua caliente o una almohadilla eléctrica para aliviar el dolor. F. Dudley Hart, reumatólogo, indica: “El calor relaja los músculos, reduce el entumecimiento y mitiga el dolor”.
Ejercítelas o se atrofiarán
“Algo muy importante [...] que le ayudará con la artritis es [...] el ejercicio”, declara la obra The Arthritis Helpbook (Consejos sobre la artritis). ‘Ya —quizás diga—, ¡pero duele tanto...!’ Qué duda cabe, pero trate de ser equilibrado.
Caminar, nadar e ir en bicicleta son los ejercicios preferidos. No obstante, si desea que estos surtan efecto, precisa un programa ajustado al tipo de artritis que usted tiene. Consulte a su médico o fisioterapeuta qué movimientos le irán mejor.
Si durante el ejercicio siente dolor, tómese un respiro. Si tiene las articulaciones calientes e inflamadas, descontinúelo inmediatamente, pues quizás sea demasiado fuerte. Tenga presente que su objetivo es mejorar la movilidad antes que la fortaleza. Mover las articulaciones todo lo que den de sí, al menos dos veces al día, facilitará que pueda moverlas sin estorbos.
¿Hay algún remedio en perspectiva?
“‘Está al caer’ la solución para la artritis”, anunció el diario de Liverpool Daily Post el 28 de mayo de 1980. Sin embargo, tras este titular se explicó que “no se habían fijado plazos” para el logro.
Ya han pasado más de doce años y la lucha continúa. En el campo de la artritis reumatoidea, la atención se centra ahora en el diseño de fármacos para manipular los genes defectuosos que parecen originarla. El profesor Ravinder Maini, del Consejo para la Artritis y el Reumatismo, espera que estén listos en un plazo “de cinco a diez años”.
Mientras tanto, algunos artríticos han optado por la sustitución quirúrgica de las articulaciones como medio de recobrar la movilidad y atenuar el sufrimiento. Otros han constatado que algunos regímenes los ayudan. La acupuntura, la homeopatía y la osteopatía también tienen sus paladines en este campo.
Las opiniones respecto a cuál es el tratamiento más adecuado difieren radicalmente. Los médicos tildan de “patrañas de curandero” a algunos remedios tan solo por considerarlos heterodoxos, no por ser ineficaces. No obstante, a los artríticos se les ofrece un nutrido repertorio de curas de dudoso valor.
La medicina no ha hallado por ahora el remedio para esta enfermedad que incapacita a sus víctimas. Por lo tanto, conviene evaluar con cuidado todos los factores a fin de seleccionar el tratamiento que le vaya mejor. Una vez seleccionado, aférrese a él.
Cómo pueden ayudar los demás
Si alguno de sus amigos o familiares es artrítico, tiene en su mano muchas oportunidades de ayudarlo a sobrellevar las limitaciones. ¿De qué manera?
Pese a vivir sola, a Peggie la ayudan mucho sus hijos. Se mantienen en contacto con ella por carta y por teléfono. Cuando vienen a visitarla sus hijas, que viven en otro país, la ayudan con gusto a decorar la casa y realizar tareas difíciles para ella sola. Además, su nieta adolescente va todas las semanas a limpiar a fondo la casa.
La esposa de David ahora toma medidas prácticas que demuestran su interés en cuidarlo. Una enfermera social la ha enseñado a colaborar en la higiene personal de su marido. Hoy día David es más feliz, y los dos pueden realizar más actividades en común.
“No puedo hacer por mí misma la mayoría de las actividades que realizan los demás”, explicó Isa antes de su defunción. Debido a sus limitaciones, ¡cuánto agradecía el cariño con que su esposo la lavaba, vestía y hasta peinaba!
Los artríticos tienen como oro en paño la independencia que su enfermedad todavía les permite tener, de modo que los familiares y amigos no deben limitársela. Según el doctor Hart, lo que más necesitan es “ayuda solidaria y aliento”. Así, haga lo que el paciente no pueda hacer por sí mismo. Se agradecen mucho visitas cortas, palabras de aliento y ayuda con las tareas y la compra.
Adopte una actitud optimista
‘Con una enfermedad como la artritis, es más fácil decirlo que hacerlo’, puede que diga. Es cierto, pero el modo en que usted, sus familiares y sus amistades se planteen el futuro, será decisivo.
Tome, por ejemplo, el caso de Peggie e Isa. Isa explicó: “Ya no me preocupo por mi incapacidad”. Por el contrario, ella y Peggie buscaron ocasiones de ayudar al prójimo. Peggie pasa parte de su tiempo visitando a sus vecinos para darles aliento. Isa, con la ayuda de sus hijos y nietos, participó de tiempo completo en explicar las promesas bíblicas. Peggie es testigo de Jehová, al igual que lo era Isa.
Sí, para ambas fue todo un consuelo esta promesa próxima a cumplirse: “No dirá más el habitante: ‘Estoy enfermo’”. (Isaías 33:24, Straubinger.) ¡Qué día tan dichoso para los artríticos!
[Recuadro en la página 14]
¿Reumatismo, o artritis?
Todos tenemos de vez en cuando achaques y dolores, a los que quizás restemos importancia calificándolos de “ataques de reuma”. Para la medicina, el reumatismo es una descripción genérica que abarca más de doscientos estados dolorosos, de los que solo la mitad caen dentro de la categoría de artritis. A continuación, exponemos cuatro clases de artritis comunes:
Osteoartritis (artritis degenerativa u osteoartrosis): Se da sobre todo en la tercera edad y se caracteriza por la degeneración del cartílago de la articulación, agrandamiento óseo en los bordes de la articulación y alteraciones en la membrana sinovial (membrana de las articulaciones que secreta un líquido). “Cuando tengamos sesenta y cinco años, un 80% padeceremos alteraciones osteoartríticas en una articulación o varias, alteraciones que producirán diferentes grados de dolor e incapacidad en la cuarta parte de los que estemos enfermos.” (New Scientist.)
Artritis reumatoidea: Suele presentar inflamación de muchas articulaciones y de las membranas secretoras de líquidos, y atrofia de los músculos y hueso que rodean una articulación. A veces es el resultado de una lesión. “Aunque puede iniciarse a cualquier edad, se da con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres, con una proporción de tres a uno.” (Nursing Mirror.)
Espondilosis anquilosante (o artritis espinal): “Afecta principalmente a la columna vertebral, produciendo una espalda rígida o ‘de atizador’. [...] Más común en el hombre”. (101 Questions and Answers About Arthritis [Ciento una preguntas y respuestas sobre la artritis].)
Gota: Tipo de artritis hereditaria que se distingue por el exceso de ácido úrico en la sangre (hiperuricemia), lo que provoca ataques de artritis aguda que suelen afectar a una sola articulación e ir seguidos de remisión completa. “Afecta unas veinte veces más a los hombres que a las mujeres.” (Nursing Mirror.)
[Recuadro en la página 15]
¿DEBE SEGUIR EL ARTRÍTICO UNA DIETA ESPECIAL?
Los siguientes extractos de libros y artículos periodísticos revelan que existe disparidad de opiniones entre los expertos. Cada paciente, pues, debe hacer su propia evaluación y decidir por él mismo.
“Lo que cuenta es lo que usted no come. [...] No tome: carne preparada de ningún modo, incluido el caldo; fruta de ningún tipo; productos lácteos [...]; yema de huevo; vinagre u otros ácidos; pimienta [...] de cualquier variedad; especias picantes; chocolate; frutos secos tostados; bebidas alcohólicas, sobre todo vino; gaseosas [...]; toda clase de aditivos, conservantes y productos químicos, en especial el glutamato monosódico.” (New Hope for the Arthritic [Nueva esperanza para el artrítico], 1976.)
“La dieta ideal para el artrítico está constituida por comida sana que incluya los nutrientes esenciales —proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales— consumida a intervalos regulares y bien distanciados entre sí. Debe incluir fruta cruda, verduras y cereales integrales, si no es alérgico a estos alimentos.” (Arthritis—Relief Beyond Drugs [Cómo aliviar la artritis sin medicamentos], 1981.)
“Aunque es raro que haya una auténtica artritis alérgica, aparece de manera ocasional cuando se es sensible a la harina de trigo (gluten), los productos lácteos (queso) u otras sustancias. En caso de duda, es conveniente anotar en un diario de comidas lo que se ingirió los días en que se declaró o recrudeció la artritis.” (101 Questions and Answers About Arthritis, 1983.)
“Olvídese de una dieta especial para la artritis; no existe. Carecemos de pruebas científicas de que mejore o empeore con determinados minerales, vitaminas, proteínas, grasas o carbohidratos. Si los pacientes deciden emprender una dieta de yogur, alimentos orgánicos, zumos de vegetales, alimentos alcalinos o ácidos, es probable que no les haga mal.” (The Arthritis Book, 1984.)
“Los investigadores han descubierto que una dieta de pescado y carnes magras, con suplementos de aceite de pescado, reduce la rigidez y el dolor que produce en las articulaciones la artritis reumatoidea.” (The Sunday Times, Londres, 1985.)
Hay un punto en el que los expertos concuerdan: Evite el sobrepeso, que solo agudiza los problemas de las articulaciones, particularmente las de la cadera, rodilla o tobillo.