De nuestros lectores
Divorcio Sus artículos sobre “El precio del divorcio” (8 de febrero de 1992) me impulsaron a escribir. En 1988, después de cuatro años de matrimonio con mi novio del instituto, me divorcié. Si entonces hubiese sabido lo que ahora sé, habría tratado de salvar mi matrimonio. El divorcio resulta en la ruina económica. Y aunque los casados van detrás de las divorciadas, los solteros desaprueban a las mujeres con hijos. Puede que salgan con una divorciada, pero no llegan a casarse con ella. Espero de corazón que estos artículos salven por lo menos un matrimonio; yo no pude salvar el mío.
T. R., Estados Unidos
El comentario sobre las consecuencias dolorosas del divorcio, aun cuando exista una razón legítima para divorciarse, estuvo bien fundado. A veces me da la sensación de estar nadando en un mar de emociones. El transcurso del tiempo, la práctica regular de actividades espirituales y las tiernas misericordias de Jehová, han reducido la frecuencia y la intensidad de estas emociones tan difíciles de sobrellevar.
M. H., Estados Unidos
Los jóvenes preguntan Gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Es normal ser virgen?” (22 de marzo de 1992). Como muchos se reían de mí y me ridiculizaban por conservar mi virginidad, empecé a dudar de mi proceder. Pero este artículo me abrió los ojos. He decidido conservar mi bienestar físico y emocional y, lo más importante, mi buena relación con Dios.
A. R., Brasil
Me gustó mucho el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Por qué no me aceptan?” (22 de octubre de 1991). Llegó en un momento en que me sentía muy deprimida porque no se me aceptaba como parte del grupo. Como no tengo dinero para comprar toda la ropa de última moda, podía identificarme con el joven que dijo: “Si no llevabas las mismas zapatillas deportivas que los demás, no te aceptaban”. Este artículo me ha ayudado a ver que mi caso no es el único.
K. M. S., Estados Unidos
Gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Qué hago si mi familia es pobre?” (22 de enero de 1992). Aunque no soy una jovencita ni tampoco soy del todo pobre, este artículo me ayudó. Mi marido y yo hemos atravesado momentos un tanto difíciles. La situación parecía tan desesperada que me sentía como paralizada. La información me ayudó a darme cuenta de que mi forma negativa de pensar estaba empeorando las cosas. Ahora estoy más preparada para aguantar.
K. J., Estados Unidos
Los incas Acabo de leer el artículo “Una mirada a la edad de oro de los incas” (22 de enero de 1992). Tengo quince años, y siempre me ha llamado la atención el estudio de las civilizaciones precolombinas de América. Me parece muy interesante y objetivo este artículo y distinto a otros que leí. Esta clase de artículos nos permiten ampliar nuestros conocimientos sobre diversos temas de una forma práctica y entretenida.
D. A. S., Argentina
Trastornos del apetito Gracias por el artículo “Ayuda para los que padecen trastornos del apetito” (22 de febrero de 1992). Mi mejor amiga se está siempre quejando de su peso. Solo pesa unos 45 kilogramos, ¡y yo hago dos de ella! Así que me hace sentir avergonzada de mi obesidad. He probado todas las dietas posibles, pero todo es inútil. Debido a mi peso, antes apenas tenía amor propio. Pero gracias a su artículo he conseguido aumentarlo un poco.
P. M., Estados Unidos
Hace ya casi dos años que me libré de las garras de la bulimia. Lo que me sirvió de trampolín para recuperarme fueron los chequeos diarios por parte de mi marido y las oraciones constantes a Jehová. Otra cosa que me ayudó fue tener en la cocina alimentos saludables, como frutas y verduras, en lugar de “comida basura”. Es sorprendente lo dulce que empieza a saber un melocotón cuando una ha dejado de tomar “comida basura”.
S. G., Estados Unidos