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¡Despertad! 1993
g93 8/8 págs. 18-21

Sepa envejecer

LA HISTORIA real de un hombre de edad avanzada de Oriente Medio que pasó por muchas dificultades y desastres, concluye asegurando que murió “viejo y satisfecho de días”. Había llegado a vivir más de 140 años. (Job 42:16, 17.)

Otro hombre de Oriente Medio vivió hasta la sorprendente edad de 175 años. El relato dice que “expiró y murió en buena vejez, viejo y satisfecho”. Sí, disfrutar de una vida agradable hasta la vejez es posible. (Génesis 25:7, 8.)

A una edad que nosotros consideraríamos muy avanzada, uno de estos hombres dejó voluntariamente un cómodo hogar en su ciudad y se mudó con toda su familia a otro país. La primera etapa del viaje fue de 970 kilómetros, y la hizo sin la ayuda de medios de transporte modernos. El otro hombre tuvo problemas de salud muy graves; en ambos casos tuvieron que criar hijos a una edad avanzada.

Uno de ellos vivió la invasión de parte de la tierra donde moraba por una coalición de cuatro reyes. Tuvo que formar una fuerza de 300 hombres para salir en persecución de esos reyes y rescatar a un querido familiar suyo. Algún tiempo después contempló la destrucción de origen divino de dos ciudades prósperas. Además, dos veces soportó que reyes poderosos le arrebataran por un tiempo a su bella esposa.

Estos dos hombres mayores, Job y Abrahán, triunfaron en todas estas situaciones angustiosas y, además, vivieron hasta llegar a estar ‘viejos y satisfechos’. ¿Cuál fue su secreto?

Problemas actuales de la edad avanzada

¿Son diferentes los problemas de la gente mayor hoy de los que tenían en otros tiempos? ¿No pierden también algunos en la actualidad sus posesiones y hasta sus medios de mantenimiento?

Algunas personas mayores pierden sus hogares y se ven obligadas a mudarse a ambientes extraños para ellas. La muerte les arrebata a su cónyuge, a sus familiares cercanos y a los amigos. La mala salud se convierte en uno de sus peores enemigos. Desgraciadamente, algunos hijos abandonan a sus padres, retirándoles su apoyo y dejando que se las arreglen como puedan.

No hace falta seguir repitiendo tales problemas, pues son suficientemente conocidos. Pero es de sabios buscar las soluciones.

Cómo ver la vejez

Puede que haya personas que deban corregir su modo de ver la vejez, pues tal vez ahí esté la raíz de su infelicidad. Por ejemplo, hay personas mayores que insisten en vivir solas incluso cuando ya no pueden valerse por sí mismas. Cierta mujer con impedimentos físicos que vivía sola en una casa muy grande, colocó un cartel en la puerta que decía: “Prohibida la entrada”. Creía que todos querían su dinero o su propiedad; desconfiaba de todo el mundo.

Una persona así no sabe envejecer. ¡Qué situación tan triste! Es cierto que no se puede confiar en toda persona. Sin embargo, qué sabio es reconocer que sí hay personas en quienes se puede confiar, y aceptar la amistad y apoyo de los que de verdad tratan de ayudarnos.

Algunas personas de edad piensan que ya han vivido suficiente. Lo cierto es que siguen vivos, y les sería provechoso mantener su mente activa y usar completamente sus facultades mentales. Aprender cosas nuevas aún está al alcance de sus posibilidades, aunque les tome más tiempo que cuando eran jóvenes.

La tercera edad es única

Unas instrucciones sobre geriatría redactadas en un centro de formación profesional dicen que las personas mayores necesitan sentirse independientes tanto en sentido físico como mental. Tienen que sentirse amadas y necesitadas, percibir que son útiles y que pueden hacer las cosas por sí mismas. Además, esas instrucciones añaden que los mayores necesitan sentir que son parte de una familia y de un núcleo de amigos, y que tener compañerismo religioso les beneficiaría.

¿Cuál es, entonces, la mejor actitud que pueden adoptar las personas de edad avanzada? Ayudará mucho ver las cosas con optimismo. A los 90 años de edad, la madre de un ex presidente de Estados Unidos al parecer consideraba la tercera edad como un nuevo capítulo en la vida. En sus memorias escribió: “No hay que temer a la tercera edad [...]. Puede ser enriquecedora y satisfaciente [...]. La calidad de nuestra vejez estará determinada por la forma que hayamos dado a las etapas precedentes”. Esta disposición dará más sentido y significado a nuestra vejez.

De ahí que las instrucciones sobre geriatría citadas con anterioridad indicaran que los ancianos felices son los que consiguen instruirse al interesarse en actividades nuevas y absorbentes, aprender y practicar diferentes aficiones, disfrutar de experiencias y amistades significativas, y aprender a apreciar la vida y a vivir según sus posibilidades físicas.

¿Y cómo hacer frente a los inevitables problemas de la vida? El libro On Growing Old (Cómo hacerse mayor) dice: “No hace falta decir que si un hombre tiene valores más elevados, y en especial la fuerza que emana de ser creyente, estará en mejor posición de seguir adelante [...]. La gente mayor debería fortalecer sobre todo su religiosidad”.

Hay personas que anteponen a todo su afán de vivir una vida activa. Una encanecida mujer de 61 años dio rienda suelta a su pasión por las motocicletas de gran cilindrada, uniéndose a un club de motoristas para personas mayores de 40 años. Por supuesto, ¡Despertad! no recomienda el uso de motocicletas a personas de edad avanzada.

Cierto matrimonio mayor tenía este lema: “No te dejes entristecer por tu edad y no le vuelvas la espalda a la vida cuando te jubiles”. En conformidad con su lema, en 1980 la pareja se fue desde Los Ángeles hasta Nueva York en bicicleta. Durante los cuatro años que siguieron a su jubilación, en 1976, este hombre, de 69 años, y su esposa, de 64, recorrieron en bicicleta más de 25.000 kilómetros a través de Canadá, Estados Unidos, Noruega, Bélgica, los Países Bajos, Alemania, Francia y Gran Bretaña. Como ya hemos dicho, con este ejemplo no pretendemos recomendar que uno llene su vida con ocupaciones similares, pues le quedaría muy poco tiempo, o tal vez nada, para aprender la verdad acerca de Dios y adorarle. No obstante, este ejemplo demuestra que algunas personas mayores tienen una gran capacidad de vivir.

La actividad productiva y el hacer cosas para el bien de otros pueden contribuir a que la vejez transcurra plácidamente. En Canadá, un grupo de obreros jubilados, algunos mayores de 70 años, siguieron desempeñando sus oficios, ofreciéndose para hacer reparaciones a bajo precio a pensionistas del área metropolitana de Vancouver. Respecto al efecto que este trabajo tenía en los propios obreros, cierto hombre comentó: “Es una buena terapia. Les mantiene activos”. Un reportaje publicado en la prensa dijo: “No están acabados, solo jubilados”. Estos trabajadores pensaban que pasarse el resto de la vida viendo televisión era para los que estuviesen muy cansados.

El papel del aprecio

También entra en juego el aprecio a la vida. Un anciano muy activo de 87 años de edad de la Columbia Británica (Canadá) siempre mostró mucho aprecio por el hecho de estar vivo. Su lema para saber envejecer era: “Mantén la mente activa y joven el corazón. No vivas la vida deprisa”. En realidad, nunca se preparó de antemano para la vejez; sencillamente se mantuvo ocupado trabajando al aire libre cuidando sus árboles frutales. Para adaptarse a las nuevas circunstancias, mantuvo siempre un gran interés en otros y procuró estar al día con los acontecimientos del momento.

Aunque el papel de las personas mayores en la familia y en la sociedad cambie, no hay razón para que pierdan interés por la vida o caigan en una grave depresión mental. Si los parientes y amigos se ofrecen para ayudar en esas ocasiones, pueden hacerles mucho bien, pues así los mayores pueden compartir sus experiencias pasadas y sus gustos. Una persona mayor que vive sola en la provincia de Columbia Británica (Canadá) comentó: “Las personas mayores que son desatendidas por su familia tienen la tendencia a anclarse en el pasado, y eso no es bueno”. Este hombre aprecia a su extensa familia y el empeño que esta ha mostrado por mantenerse en contacto con él. “El teléfono —dice— es un instrumento maravilloso para la gente mayor.”

Un hombre que tuvo que jubilarse anticipadamente a causa de graves problemas cardíacos comentó acerca del peligro de anclarse en el pasado. Había tenido una vida muy activa administrando un negocio próspero y manteniéndose ocupado como anciano de una congregación de los testigos de Jehová. ¿Vivía lamentándose por lo que ya no podía hacer? “No —dice—, en absoluto. Estoy satisfecho porque hice cuanto pude. Senté la base para que otros edificaran.”

Con el paso de los años, la relación con sus hijas casadas y las familias de estas se ha convertido, como él dice, “en una unión más estrecha”. Él y su esposa aprecian a sus seres queridos, y han aprendido a dejar a sus hijos adultos tomar las decisiones familiares que les corresponden. De otro modo, solo habría roces e infelicidad, además de las consabidas tensiones entre familiares políticos.

¡Cuánto gozo se pierde si no se aprecia el papel de los abuelos en la familia! Y, sin embargo, cuánto gusto da oír a un nieto decir lo que oyó este hombre al terminar una larga estancia en el hospital: “¡Abuelito! ¿Dónde has estado? ¡Te hemos echado de menos!”.

Debido a que el egoísmo y la falta de cariño natural son características muy destacadas del mundo de hoy, no todas las personas mayores o enfermas reciben el apoyo moral y físico que tanto necesitan para afrontar los problemas con serenidad. La supervisora de un centro canadiense para el cuidado de personas mayores o enfermas evaluó la situación en los siguientes términos: “Muchos de estos ancianos dejan un hogar encantador para venir aquí, donde solo tienen una cama y un armario. A su muerte, no queda más que una pequeña caja con todas sus pertenencias en este mundo. Es una experiencia traumatizante”. De todos modos, en determinados casos puede que estos centros sean la única respuesta para algunas familias que buscan un lugar donde se cuide a sus seres queridos de edad avanzada.

Sepa encarar el futuro

De la misma manera que se controlan hoy día otros problemas de salud, según ciertos pronosticadores, llegará el tiempo en que con una simple receta se podrá combatir el envejecimiento. Pero, ¿proporcionan tales predicciones fantásticas de hombres imperfectos una esperanza real y alentadora a alguien cuya expectativa de vida es de unos “setenta” u “ochenta años”? (Salmo 90:10.)

Miles de personas mayores han hallado una esperanza vivificadora en la Palabra de Dios, la Biblia. Ahora confían en las promesas seguras del “Anciano de Días”, Jehová Dios. (Daniel 7:9, 13.) Una de ellas dice que la carne de las personas mayores se hará “más fresca que en la juventud”, y que volverán “a los días de su vigor juvenil”. (Job 33:25.) Incluso los que duermen en la muerte serán levantados para vivir así en el justo nuevo mundo de Dios, que pronto reemplazará a este sistema de cosas que no satisface a nadie. (Hechos 24:15; 2 Pedro 3:13.) Fue esta esperanza sólida la que permitió a Abrahán y a Job terminar sus días ‘viejos y satisfechos’.

No cabe duda de que vivir ahora en conformidad con estos valores que llenan el corazón es como invertir para el futuro. Además, con una familia y amigos que le apoyen, así como con actividades convenientes, una persona mayor puede disfrutar de una buena vejez. Pero, ante todo, una estrecha relación con Aquel que promete libertad del envejecimiento y la muerte hará posible saber envejecer. En efecto, los que tengan el favor de Dios “seguirán medrando durante la canicie”. (Salmo 92:14.)

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