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  • ¡Despertad! 1993
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¡Despertad! 1993
g93 8/9 págs. 13-15

Los jóvenes preguntan...

¿Cómo puedo evitar contagiarme del sida?

“ME DA rabia haber permitido que suceda —dice Kaye—. Las cosas que he hecho en el pasado me han llevado a perder la oportunidad de labrarme otras perspectivas futuras.” (Revista Newsweek, 3 de agosto de 1992.) Kaye contrajo el virus del sida a la edad de 18 años.

Kaye es solo una de los más de un millón de estadounidenses infectados con el mortal VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), que, según los médicos, es el causante de la temida enfermedad del sida.a Nadie sabe en realidad cuántos jóvenes están infectados, pero es patente que la juventud está preocupada. Una encuesta mostró que el sida era la mayor causa de preocupación de los jóvenes británicos. A pesar de tales inquietudes, el Centro para el Control de la Enfermedad de Estados Unidos afirma: “Se sabe que muchos adolescentes siguen actuando de maneras que los ponen en peligro de contagiarse del VIH”.

El sida está extendiéndose por todo el mundo en proporciones epidémicas, y siempre es mortal. ¿Cómo puedes protegerte?

Sida: mito y realidad

Un folleto publicado por el Centro para el Control de la Enfermedad explica: “La infección del VIH no se produce por ‘casualidad’. No se contrae como una gripe o un simple resfriado”. Por lo tanto, no parece que el contacto diario casual con portadores del sida conlleve riesgo. No tiene que inquietarte que puedas contraer el sida solo por sentarte al lado de un compañero de clase que lo tenga. Puesto que el virus del sida no se transmite por el aire, no debes preocuparte si un portador de sida tose o estornuda a tu lado. De hecho, los familiares de personas infectadas hasta han compartido toallas, cubiertos e incluso cepillos de dientes sin contagiarse.b

Esto se debe a que el virus está presente en la sangre, el semen o las secreciones vaginales de las personas infectadas. Por lo tanto, en la mayoría de los casos, la enfermedad se transmite al mantener relaciones sexuales, ya sean homosexuales o heterosexuales.c Muchas de las víctimas son drogadictos que se han contagiado por haber empleado las mismas agujas o jeringuillas que otros drogadictos infectados con el VIH.d El sida también puede transmitirse a través de las transfusiones de sangre, aunque los médicos afirmen que el riesgo “ha sido prácticamente eliminado” gracias a los rigurosos análisis a los que se somete la sangre.

En consecuencia, cualquiera que mantenga relaciones sexuales premaritales o que se inyecte drogas por vía intravenosa corre gran riesgo de infectarse del sida. Es cierto que un posible compañero sexual puede parecer sano, pero la publicación Voluntary HIV Counseling and Testing: Facts, Issues, and Answers (Asesoramiento y pruebas voluntarias del VIH: hechos, cuestiones y respuestas) recuerda: “No se puede juzgar por la apariencia si alguien tiene o no el VIH. Puede parecer completamente sano, pero estar infectado. Esta es la razón por la que la mayoría de las personas que lo tienen desconocen que están infectadas”.

“¿Sexo seguro?”

Muchos profesionales de la sanidad y educadores favorecen el uso de los preservativos.e Los anuncios de la televisión, las vallas publicitarias y las conferencias escolares han difundido la idea de que la utilización de este método anticonceptivo elimina el “riesgo” en las relaciones sexuales, o al menos las hace “más seguras”. Animados por esta propaganda, una cantidad de jóvenes sin precedente los utiliza.

Sin embargo, ¿es tan seguro el “sexo seguro”? Un folleto de la Cruz Roja estadounidense dice: “El uso de los preservativos aumenta las posibilidades de impedir la infección”. Pero ¿te sentirías seguro si tan solo ‘aumentaras las posibilidades’ de impedir una infección que siempre resulta mortal? El Centro para el Control de la Enfermedad reconoce que “se ha demostrado que los preservativos de látex ayudan a prevenir la infección del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual [...,] pero no se garantiza que sean infalibles”. De hecho, es posible que se rompan, se rasguen o se salgan durante el acto sexual. Según la revista Time, los preservativos “tienen una tasa de fallos que oscila entre el 10 y el 15%”. ¿Arriesgarías tu vida siendo tan alta la probabilidad de perderla? Y la situación se agrava porque menos de la mitad de los jóvenes sexualmente activos de Estados Unidos utilizan preservativos.

El consejo de Proverbios 22:3 resulta oportuno: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena”. Una de las mejores maneras de no contraer el sida es abstenerse por completo del uso de drogas y de la inmoralidad sexual. ¿Es más fácil decirlo que hacerlo? Muchos piensan que sí, en especial por las enormes presiones a las que se enfrentan los jóvenes.

Las presiones

Durante “la flor de la juventud” se intensifica el deseo sexual. (1 Corintios 7:36.) A eso hay que añadir la influencia de la televisión y las películas. De acuerdo con ciertos estudios, los adolescentes pasan más de cinco horas al día ante el televisor, y mucho de lo que ven son imágenes gráficas de relaciones sexuales. Pero en el mundo de fantasía que se ve en el televisor, las relaciones sexuales no tienen consecuencias. Un estudio reveló que en la televisión estadounidense las “parejas heterosexuales no casadas tienen relaciones sexuales con una frecuencia de cuatro a ocho veces mayor que la de las parejas casadas. Aunque casi nunca mencionan o emplean métodos anticonceptivos, las mujeres raramente quedan embarazadas. A menos de que se trate de homosexuales o prostitutas, es raro ver que alguien contraiga una enfermedad de transmisión sexual”. (Center for Population Options [Centro para las opciones de la población].)

¿Pudiera afectar tu comportamiento el que veas este tipo de escenas con mucha frecuencia? Según el principio bíblico enunciado en Gálatas 6:7, 8, sí, pues allí dice: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que esté sembrando con miras a su carne, segará de su carne la corrupción”. Un estudio realizado con 400 jóvenes descubrió que “los que veían muchos programas de televisión de contenido sexual tenían más posibilidades de ser sexualmente activos que los que veían pocos programas de ese tipo”.

Otra fuerte influencia es la presión de otros jóvenes. “Buscaba un grupo en el que encajara, y eso cuesta —confiesa un adolescente llamado David—. En muchas ocasiones me metí en situaciones que no eran nada buenas [...]. Me diagnosticaron el sida.” Los jóvenes de tiempos bíblicos también tenían que enfrentarse a la presión de otros jóvenes. ¿Qué aconseja la Biblia? “Hijo mío —dice el escritor de Proverbios—, si los pecadores tratan de seducirte, no consientas.” (Proverbios 1:10.)

Cómo decir no

Los defensores del llamado “sexo seguro” sostienen que recomendar la abstinencia es irreal. Pero, a la larga, ¿sirve de algo favorecer la inmoralidad? Un adolescente admite que lo único que consigue es confundir a los jóvenes. Dijo: “Nos dicen que digamos no a las relaciones sexuales y que está muy bien ser sanos y puros, pero al mismo tiempo distribuyen [preservativos] y nos explican cómo tener relaciones sin pagar las consecuencias”.

No seas víctima de tal confusión moral. La Biblia, por muy pasada de moda que parezca, insta a evitar las prácticas que pueden ponerte en peligro de contagiarte del sida. Si obedeces el mandato bíblico de ‘abstenerse de sangre’, no contraerás el sida por una transfusión sanguínea. (Hechos 15:29.) Haz caso de la prohibición de la Biblia sobre el uso de las drogas, y no temerás infectarte con una aguja hipodérmica contaminada. (Gálatas 5:20, nota; Revelación 21:8, nota.) Ante todo, el código bíblico sobre la moralidad sexual te protegerá. “Huyan de la fornicación —ordena la Biblia—. Todo otro pecado que el hombre cometa está fuera de su cuerpo, pero el que practica la fornicación peca contra su propio cuerpo.” (1 Corintios 6:18.) La crisis del sida resalta la sabiduría de estas palabras.

¿Cómo puede un joven ‘huir’ de la inmoralidad? Los artículos de la sección “Los jóvenes preguntan...” han ofrecido durante años muchas sugerencias prácticas, tales como salir en grupo, evitar circunstancias comprometedoras (como, por ejemplo, estar a solas con una persona del sexo opuesto en una habitación, un apartamento o un automóvil estacionado), fijar un límite a las expresiones de afecto, abstenerse de bebidas alcohólicas (que a menudo nublan el buen juicio) y decir no con firmeza si surge una situación en que empieza a intensificarse la pasión romántica.f No permitas que nadie te presione para que te comportes de una manera que además de suponer un riesgo para tu salud, sea destructiva en sentido espiritual. (Proverbios 5:9-14.) “¿Quieres poner tu vida en las manos de otra persona?”, preguntó una joven llamada Amy, cuyas palabras se citaron en un artículo de la revista Newsweek. Un amigo le contagió el VIH antes de graduarse de la escuela superior. Amy se hizo esta acertada reflexión: “¿Vale la pena morir por ese chico o esa chica? Lo dudo”.

[Notas a pie de página]

a Consulta el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Corro algún riesgo de contagiarme del sida?”, en el número del 22 de agosto de 1993 de ¡Despertad!

b El ex ministro de Sanidad de Estados Unidos, el Dr. C. Everett Koop, dijo en respuesta a los escépticos: “En 1981 se informaron los primeros casos de sida en este país. Si esta enfermedad se contagiara por tener un contacto normal, no sexual, con personas infectadas, ya lo sabríamos”.

c Incluye tanto el coito anal como el oral.

d El Centro para el Control de la Enfermedad incluso va más allá: “Si tiene la intención de perforarse las orejas [...], asegúrese de acudir a una persona cualificada que emplee instrumental nuevo o esterilizado. No se avergüence de preguntar”.

e La revista FDA Consumer explica: “El preservativo es una funda que cubre el pene por completo. Al actuar como barrera, previene el paso del semen, la sangre o los fluidos vaginales de una persona a otra, y así sirve de protección contra las enfermedades de transmisión sexual”.

f Examina, por ejemplo, los artículos de la sección “Los jóvenes preguntan...” de los números del 22 de abril de 1986, 22 de abril de 1989 y 22 de abril de 1992 de ¡Despertad!

[Fotografía en la página 15]

Ceder a la presión sexual puede llevar a contraer el sida

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