De nuestros lectores
Aborto Los artículos que publicaron bajo el tema “Aborto: Concepción y destrucción de una vida” (22 de mayo de 1993) me hicieron llorar y me apenaron mucho. Si los hubiera leído hace ocho años, no habría abortado. Tardé casi siete años en confesarle este pecado a mi esposo, que hubiera sido el padre. Espero que quien esté pensando en abortar los lea y reconozca que la vida es preciosa y es una dádiva de Dios.
G.D., Estados Unidos
Tengo 16 años. Aunque en la escuela se nos habló acerca del aborto, no había comprendido el dolor que siente el niño. Mientras leía la revista, me invadió la ira y no pude evitar el llanto. ¿Cómo puede la gente tratar con tanta ligereza la preciosa vida que amorosamente nos da Jehová?
N.K., Japón
Llevé la revista a la escuela, y, para mi sorpresa, a los estudiantes les gustó. Conmovió tanto a mis compañeras, que una de ellas no pudo contener el llanto. Unos pocos días antes se había sometido a un aborto.
L.S., Estados Unidos
Helicópteros El artículo titulado “Un caballo de tiro volador” (8 de marzo de 1993) me interesó de manera especial. Como inspector de seguridad aérea de la Administración Federal de Aviación y piloto e instructor de vuelo, puedo apreciar el notable esfuerzo que realizaron para lograr la precisión y el rigor de su contenido. Me gustó en especial la sencillez con que se presentó.
J.R., Estados Unidos
Perder peso Leí el artículo “Si yo he perdido peso, ¡cualquiera puede conseguirlo!” (22 de enero de 1993), y aunque me alegra que el escritor esté venciendo su batalla contra el peso, me temo que el artículo hará pensar a mucha gente que las personas con sobrepeso solo necesitan autodominio y ponerse a dieta. Mi problema requiere algo más que una dieta de “entre 1.200 y 1.500 calorías diarias”. En mi caso comer es una adicción, una droga. No hace mucho llegué a comprender que, como hijo adulto de un alcohólico, he estado intentando satisfacer mi necesidad de amor y autoestima. Por lo tanto, una dieta estricta no es la solución para este complejo problema.
R.S., Estados Unidos
Agradecemos su sincero comentario. Sin embargo, el artículo iba dirigido principalmente a las personas con malos hábitos de alimentación, no a las que luchan con trastornos serios del apetito. Estas últimas puede que necesiten ayuda profesional para solucionar su problema. Se publicó información útil acerca de los trastornos del apetito en nuestro número del 22 de febrero de 1992.—La dirección.
El artículo pareció un repaso de mi propia historia de malos hábitos alimenticios. Las sugerencias fueron muy útiles y estoy poniéndolas en práctica. Muchas gracias.
S.P., Brasil
El artículo me enseñó cómo equilibrar mis hábitos alimenticios de forma sana. Era justo lo que necesitaba. Gracias.
E.G., Estados Unidos
Caballos El artículo “Los caballos eran mi vida” (22 de mayo de 1993) me emocionó. Antes de ser cristiano, pasaba casi todo mi tiempo libre cabalgando y cuidando caballos. No obstante, tras estudiar la Biblia, dejé mi costosa afición para dedicarme a la obra de la predicación de tiempo completo. Pese a todo, aún me gustan los caballos. La experiencia me ayudó a darme cuenta de que otros han hecho frente a sentimientos parecidos.
G.V., Alemania