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¿Son perjudiciales los dibujos animados violentos?

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña

“BUGS Bunny acusado de provocar peleas escolares.” Este titular apareció en el periódico londinense The Times al expresar el parecer de algunos profesores sobre la conducta de los jóvenes que, según se afirma, imitan las escenas violentas de los dibujos animados.

“La mayor parte de los dibujos animados son violentos —asegura el subdirector de un centro de enseñanza primaria—, y aun si al final triunfa el personaje bueno, la manera como consigue la victoria deja mucho que desear.” ¿Comparte usted esta opinión?

Muchos padres están preocupados ante la creciente popularidad de los dibujos animados, ahora disponibles generalmente en vídeo. A algunos les aflige la “mentalidad de dibujos animados” de sus hijos e incluso los acusan de promover la violencia, el engaño y la desobediencia.

¿Puede haber de verdad algún peligro en ver dibujos animados, aunque sea cierto que contienen algunas escenas violentas?

¿Hay algún peligro?

Las normas de la BBC (Compañía Británica de Radiodifusión) son que los realizadores de programas televisivos deben analizar con rigor los efectos de cualquier tipo de violencia que presenten sus programas, incluidos los dibujos animados. La posición oficial es que “los estímulos emocionales que provoca la violencia aumentan según la capacidad del espectador de identificarse con la situación”.

Por su propia naturaleza, los dibujos animados presentan situaciones imaginarias. ¿Son por ello menos peligrosos? La mayoría de los jóvenes que ven con avidez dibujos animados evidentemente lo hacen para divertirse. Es un hecho que divierten. Ahora bien, ¿pueden tener otros efectos? Por supuesto, pues cualquier dibujo animado puede dejar una huella indeleble. El doctor en Filosofía Gregory Stores, de la Universidad de Oxford, declaró a la revista de programación televisiva TV Times que los dibujos animados que ven los niños son una de las fuentes de los “monstruos, fantasmas y bestias” tan comunes en las pesadillas infantiles.

Asimismo, el estudio del gobierno británico Screen Violence and Film Censorship (Violencia cinematográfica y censura) reconoce que la compañía con la que un niño ve una película influye en el efecto que esta tendrá en él. Por lo tanto, un peligro para los niños puede estar en que vean dibujos animados sin ningún tipo de supervisión.

El mismo informe sostiene que los niños en edad preescolar imitan enseguida las acciones violentas que observan, y que con “un cierto ‘impulso’ emocional” los niños un poco mayores, de 5 y 6 años, se portarán con la agresividad que han aprendido.

Por consiguiente, las estaciones de televisión admiten la posibilidad de que, a la larga, la contemplación de la violencia pueda hacer que los niños en particular, sea cual sea su edad, ‘se insensibilicen ante la violencia o la trivialicen’. Tal efecto puede llevarlos a ser menos reticentes a realizar actos violentos o hacerlos insensibles cuando otras personas son víctimas de dichos actos.

El aficionado a “Bugs Bunny” o a “Tom y Jerry”, a los que quizás vio por primera vez en un cine hace años, puede que ahora sea un padre de familia que, con solo apretar un botón, enciende la televisión para ver sus travesuras actuales. Pero las normas han cambiado. Pensando en sus hijos, seguro que los padres procurarán controlar el contenido de los dibujos animados que se presentan hoy día.

Pongamos por caso Las tortugas ninja. Se consideró a estos personajes de una película norteamericana demasiado violentos para ciertas audiencias europeas. Como consecuencia, antes de emitir en Gran Bretaña la serie de dibujos animados derivada de la película, la BBC eliminó algunas escenas. Incluso se cambió la palabra “ninja” por “héroe”, ya que la primera hace referencia a guerreros japoneses.

A pesar de todo, algunos padres se mostraron preocupados. Una madre escribió al periódico Scotsman: “Los niños son muy crédulos. Tengo un hijo de 5 años que es un fanático de las tortugas [ninja]. Cuando voy a recogerlo a la escuela, los niños están en el patio del colegio jugando a darse patadas unos a otros”.

Sorprendentemente, la preocupación que manifiestan los padres y los profesores la comparten algunos vendedores de juguetes. Una tienda de Gran Bretaña anunció su negativa a vender juguetes de las tortugas guerreras por miedo a que los niños ‘se aterrorizaran unos a otros con patadas de karate y pusieran en riesgo su vida por esconderse en las alcantarillas’. ¿Existen otros peligros?

Peligros ocultos

“Posiblemente la artimaña comercial más cínica y con mayor éxito de todos los tiempos.” Así calificó un periódico la conexión entre los dibujos animados de Las tortugas ninja y la campaña comercial de productos relacionados. Aunque ese tipo de conexión no es nueva, “lo que sí es nuevo en el caso de las tortugas es la magnitud” del mercado.

Los que consiguieron la concesión de los artículos de las tortugas ninja estaban ansiosos de vender a los embelesados jóvenes más de cuatrocientos diferentes productos, como por ejemplo tiras cómicas y camisetas. Si ver unos dibujos animados induce de tal manera a los niños a comprar esos productos, las escenas que ven seguramente les afectan de algún modo. Sin embargo, es posible que haya quien diga que estas nuevas modas no duran mucho tiempo.

Aunque estas modas sean pasajeras, los dibujos animados de siempre conservan su atractivo. “Puede que las tortugas ninja se vayan igual que llegaron, pero Tom y Jerry son imperecederos”, afirma The Times, de Londres. Así que tal vez debería hacerse algunas preguntas: ¿Es el que usted vea esos dibujos animados una señal para sus hijos de que aprueba todo lo que allí aparece? ¿Qué hay de las escenas que muestran crueldad con los animales? Claro que quizás razone que los dibujos animados no se pueden comparar con la vida real. Pero ¿sabe cuál es la nueva tendencia en el mundo de los dibujos animados? ¡La animatrónica! Esta palabra es una fusión de “animación” y “electrónica”. Se construyen modelos mecánicos de los personajes, que se manipulan electrónicamente para que el movimiento parezca real.

La animatrónica hace que las fantasías animadas parezcan reales, tanto que los espectadores apenas pueden apreciar la diferencia entre el dibujo y la realidad. “El mundo de la animatrónica logra unos primeros planos tan convincentes —informa la revista The Sunday Times Magazine—, que hasta los espectadores más escépticos, acostumbrados a espléndidos trucajes cinematográficos, no pueden distinguir si un poro o una arruga son verdaderos o falsos.” Las escenas violentas que se presentan con este sistema tienen un realismo asombroso.

Tenga en cuenta también las reglas de conducta que los dibujos animados modernos ofrecen a la próxima generación. Los personajes de unos nuevos dibujos de moda son “una repugnante familia de gritones, vagos y ‘fracasados’”, dice The Times, de Londres. Resultan atrayentes “en parte por su enconada oposición a los cánones establecidos”.

Es verdad, ustedes los padres tienen sobrados motivos para estar preocupados por los dibujos animados que ven sus hijos. Pues bien, ¿qué pueden hacer al respecto?

Rechace las diversiones violentas

Sopese las ventajas y desventajas del entretenimiento que se le ofrece. Pensando en el bienestar de la familia, hay padres que han decidido prescindir de la televisión. Otros razonan con sus hijos sobre los pros y los contras de los programas que les permiten ver. “Cuanto más preparado esté un niño (o incluso un adulto) para ver con sentido crítico y analítico un programa de dibujos animados, un anuncio o un noticiero —explica el periódico londinense The Independent—, más se beneficiará del mismo.” Los padres son quienes mejor pueden ayudar a sus hijos a hacer esto.

Un estudio reciente sobre la presencia de la televisión en la vida familiar se concentró en dos métodos docentes distintos: uno, razonar y explicar, así como apelar al sentido de logro del niño; el otro, valerse fundamentalmente de castigos y amenazas. ¿Cuáles fueron los resultados?

Los niños cuyos padres los amenazaban con castigarlos mostraron preferencia por “un contenido televisivo antisocial”, mientras que “los niños con madres que basaban su disciplina en el razonamiento y la explicación fueron menos afectados” por la misma clase de escenas. Se desprende, entonces, que los padres amorosos explican a sus hijos por qué es imprudente ver dibujos animados violentos. Pero recuerde: los jóvenes son imitadores natos, así que los padres tienen la gran responsabilidad de evitar las diversiones violentas. Si usted las ve, a sus hijos no les parecerá malo verlas.

Puede que se pregunte: ‘Entonces, ¿cómo puedo entretener a mis hijos?’. ¿Por qué no los lleva a ver animales de verdad para que se diviertan con sus travesuras? ¿Viven cerca de una reserva natural o de un zoológico que la familia pueda visitar? Si esto no es posible, siempre puede elegir algún vídeo apropiado sobre la fauna salvaje para verlo en casa.

Tristemente, ninguno de nosotros puede escapar de la violencia del mundo en que vivimos. Pero seamos jóvenes o mayores, todos podemos hacer la sabia elección, si así lo deseamos, de evitar ver cualquier cosa que alimente la violencia.

[Ilustración en la página 12]

¿Promueven la violencia los dibujos animados?

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