Chile: un país singular, una asamblea sobresaliente
LLEGARON miles y decenas de miles a Santiago, la capital de Chile. Incluso para una población de más de cuatro millones de habitantes, esta afluencia masiva era claramente notable, pues todos los visitantes llevaban tarjetas azules que anunciaban la asamblea “Enseñanza Divina” de los testigos de Jehová de 1993.
Más de cuatrocientos llegaron procedentes del lejano Japón, y más de setecientos, de Estados Unidos. Más de mil acudieron por tierra y aire desde la vecina Argentina. El periódico La Tercera dijo en su reportaje posterior a la asamblea: “Rostros de piel blanca, morena, ‘amarilla’ y negra ponían de manifiesto la variedad de razas y naciones representadas en el Estadio Nacional. Además, hombres y mujeres de México, Brasil, Perú, Bolivia, Venezuela, España y Japón lucían sus trajes típicos”. Llegaron representantes de Alemania, Australia, Bélgica, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Paraguay, Suiza y la mayoría de los restantes países de Sudamérica. La semana del 15 de noviembre de 1993 acudieron a Santiago más de cuatro mil quinientos visitantes extranjeros. Y además estaban los 30.000 Testigos chilenos que tuvieron que recorrer distancias enormes para llegar a Santiago. ¿Por qué?
Chile: un país singular
En sentido geográfico, Chile es un país muy especial. ¿Qué le hace singular y diferente? Dé un vistazo a un mapa y verá que Chile tiene más de 4.310 kilómetros de largo, pero solo 440 kilómetros en su parte más ancha. De hecho, su anchura media es de poco más de 180 kilómetros. La capital, Santiago, se encuentra hacia la mitad del país. Como consecuencia de estas características, muchos Testigos chilenos y sus familias tuvieron que viajar centenares de kilómetros para llegar a la asamblea internacional, y eso a pesar de que en muchos casos las economías familiares son limitadas. No obstante, acudieron millares con rostros sonrientes.
Chile es una tierra de gran diversidad, en la que concurren el árido desierto de Atacama al norte, los exuberantes viñedos en la región de Santiago, los bosques andinos meridionales que dan paso al océano Pacífico y, por último, los glaciares y fiordos que penetran en la región antártica.
A los visitantes extranjeros les fascinó Santiago. Un representante se expresó con estas palabras: “Tienes la impresión de un ajetreo constante, pese a lo cual la gente es educada y amistosa. Nunca jamás había visto tantos autobuses en una sola calle. Docenas de compañías de autobuses se disputan los viajeros. Por todas partes pasaban pequeños taxis a toda velocidad. El único factor negativo era la contaminación. Para aliviarla, la ciudad ha determinado que cada día de la semana no circulen cierta cantidad de vehículos, que se determinan por el número de la matrícula”. Añadió: “Otro detalle que llama la atención es que todos los niños sin excepción van a la escuela con uniforme. De ese modo es seguro que no habrá competencia ni presión por parte de los compañeros para llevar ropa de última moda o zapatillas deportivas de marca. Y ninguno de ellos parecía desaseado”.
Los visitantes extranjeros reciben una cálida bienvenida
El programa de la asamblea “Enseñanza Divina” comenzó el jueves 18 de noviembre. Los representantes extranjeros se llevaron una sorpresa cuando llegaron al Estadio Nacional. Tuvieron que recorrer los 270 metros que separaban el estadio de sus autobuses abriéndose paso a través de una atestada avenida formada por Testigos chilenos —hombres, mujeres y niños— deseosos de dar la bienvenida a sus hermanos visitantes y estrechar sus manos. Muchos de ellos hasta habían aprendido frases sencillas en inglés para poder decir: “Welcome to Chile!”. Durante los siguientes cuatro días, se entablaron muchas amistades a pesar de las barreras lingüísticas. Las cámaras fotográficas y de vídeo trabajaron horas extras. Miles de asistentes intercambiaron recuerdos, nombres y direcciones.
Cifras asombrosas
La asistencia máxima que se esperaba para esta asamblea era de unas 60.000 personas: alrededor de 44.000 Testigos chilenos, los 4.500 visitantes y las personas interesadas en nuestra obra. Imagínese el asombro cuando la asistencia del jueves y el viernes ya sobrepasaba con mucho los 50.000. El sábado, la muchedumbre pasó de 67.865 por la mañana a 70.418 en la sesión de la tarde. El domingo por la mañana, en el momento en que se presentaba un drama acerca de algunos de los problemas a los que se enfrentan los Testigos hoy, la asistencia alcanzó un máximo de 80.981. El estadio estaba lleno a rebosar y centenares de personas escuchaban el programa gracias a altavoces instalados en el exterior. Este fue uno de los factores que hicieron de esta asamblea una ocasión singular: tuvo la mayor asistencia de todas las asambleas “Enseñanza Divina” celebradas en el mundo. Fue una sorpresa para los Testigos chilenos y un indicio del potencial de crecimiento de sus congregaciones en el futuro cercano.
Se utilizó el marcador electrónico para anunciar los discursos en español y en inglés. Incluso indicaba el momento en que los asistentes estaban aplaudiendo. Al concluir la asamblea, aparecieron en el marcador mensajes de despedida en varios idiomas: alemán, francés, holandés y japonés, entre otros.
El bautismo atrae a los medios de comunicación
Un acontecimiento tan espectacular no podía pasar inadvertido para los medios de comunicación chilenos. La cobertura diaria que realizaron la prensa, la radio y la televisión fue excelente, en especial la del masivo bautismo que se celebró el sábado. Se montaron doce pequeñas piscinas en un extremo del campo. Durante el discurso de bautismo, centenares de candidatos se pusieron de pie para hacer saber su decisión de seguir el ejemplo de Cristo mediante su servicio a Jehová Dios. Tras el discurso, la oración y el cántico, veinticuatro ministros con camiseta y pantalón corto blancos ocuparon sus posiciones, dos en cada piscina. También algunas mujeres del auditorio fueron a ayudar. Luego, los primeros aspirantes al bautismo salieron de los vestuarios y caminaron hacia el campo, los hombres a un lado y las mujeres al otro. Parecían dos líneas interminables que llegaban hasta las piscinas. Todo se mantuvo en orden mientras los reporteros gráficos también se apostaban para tomar sus fotografías. En una hora se completó el bautismo: 1.282 nuevos Testigos, ministros cristianos, habían sido sumergidos en agua, siguiendo así el ejemplo de Jesús.
Una animada despedida
El clima fue magnífico durante toda la semana. Después de todo, era primavera en Chile, una estación en la que no se esperan lluvias. El domingo la temperatura subió a más de 20 °C. Casi toda familia llevó paraguas y sombrillas para protegerse del sol ardiente. Las miles de sombrillas de colores parecían enjambres de mariposas posadas sobre un jardín de flores. El discurso de conclusión terminó hacia las cinco de la tarde. Después del cántico y la oración, el auditorio apenas se movió. Nadie quería que la asamblea terminara. Varios grupos comenzaron a entonar cánticos del Reino de forma espontánea; una ola de aplausos recorrió el estadio de un extremo al otro; se veían pañuelos de despedida y sombrillas que se agitaban al compás. Fue una escena conmovedora: un estadio, con la cordillera de los Andes al fondo, lleno de cristianos felices y amorosos agradecidos por la “Enseñanza Divina” que había cambiado su vida.
Durante la sesión del domingo, dos grandes aves llamadas queltehues, un tipo de avefría común en Chile, cruzaban el campo de vez en cuando alimentándose de insectos y semillas. En ocasiones sus cantos estridentes interrumpían el programa. Durante el discurso final, como si presintieran la conclusión del programa, se elevaron, volaron en círculos para ganar altura y desaparecieron. Sin duda volverán, al igual que a los testigos de Jehová les alegrará volver otro año a este mismo estadio para compartir su gozo y fe en Chile, un país singular.
[Fotografía en la página 17]
Más de ochenta mil personas asistieron a la asamblea de Santiago de Chile
[Ilustración de la página 18 (completa)]