De nuestros lectores
Niños desaparecidos Cuando terminé de leer los artículos “Niños desaparecidos: ¿cuándo acabará la tragedia?” (8 de febrero de 1995), mi rostro estaba lleno de lágrimas. Algunas de las experiencias que se relatan son muy similares a la mía. Le agradezco a Jehová la fortaleza que me dio para aguantar. Por medio de su Palabra he adquirido la esperanza de un paraíso donde no se sufrirá por esas iniquidades.
T. O., Brasil
Prisionero japonés Me animó mucho la lectura del artículo “La bomba atómica sacó a mi padre de la cárcel” (8 de octubre de 1994). Hace poco me bauticé como cristiana, y con frecuencia me he preguntado si podré mantener integridad ante las pruebas. Al leer sobre la fe firme como una roca del hermano Miura, me embargó una intensa emoción. Comprendí que necesitaba más fe, que la base de mi confianza debía ser Jehová Dios.
K. T., Japón
El genoma En la escuela tuvimos una lección sobre el código genético. Así que aproveché la oportunidad y puse en mi cuaderno de ejercicios la revista que presentó la serie de artículos “El genoma humano: ¿por qué somos lo que somos?” (22 de marzo de 1995). La profesora de ciencias analizó el artículo conmigo y me dijo que aunque es bióloga y ha estudiado el ADN durante años, le impresionó la profundidad de la información.
P. N., Italia
Los artículos demostraron que puede explicarse un tema complejo con palabras sencillas. Me ayudaron a comprender mejor la información que estudio en la clase de Biología. Sin embargo, no puedo utilizar las referencias del artículo, pues no suministran la bibliografía completa, como el autor y la editorial.
M. G., Alemania
Debido al espacio limitado de que disponemos, por lo general no incluimos listas bibliográficas, como lo hacen a menudo las revistas de carácter científico y técnico. Puesto que “¡Despertad!” se escribe para el público en general, y no únicamente para profesionales, pensamos que la información bibliográfica solo sería de interés para un número relativamente pequeño de nuestros lectores.— La dirección.
Homosexualidad Soy siervo ministerial y precursor, evangelizador de tiempo completo. Parece como si los artículos que hablaron de la homosexualidad, en la sección “Los jóvenes preguntan...”, hubiesen sido escritos para mí (8 y 22 de febrero, y 22 de marzo de 1995). En la pubertad y la adolescencia participé en esas prácticas. Aunque después las abandoné, desde entonces me ha sido difícil luchar contra esos sentimientos. Pero los artículos me ayudaron a comprender lo que siento y a continuar luchando.
Nombre reservado, Dinamarca
He tenido inclinaciones homosexuales desde la pubertad. Como crecí en un hogar cristiano, esos sentimientos me tuvieron verdaderamente confundido. La vergüenza y la confusión me impidieron confiar mi problema a otra persona, ni siquiera lo confié a mis padres. Aunque ahora estoy casado con una hermosa mujer, sigo teniendo deseos impropios algunas veces. Cuando por fin compartí este secreto con mi esposa, ella me animó a hablar con los ancianos de la congregación. Fueron muy comprensivos y me dieron su apoyo. Si pudiera hablar con las personas que están luchando con sus sentimientos, les diría: No guarden el secreto. Díganselo a su cónyuge, sus padres, un anciano o un amigo en quien puedan confiar, pero no se lo guarden.
Nombre reservado, Estados Unidos
Fui víctima de abuso sexual en la infancia. Nunca se me mostró amor ni cariño. Practiqué la homosexualidad; pero si los jóvenes supieran la vergüenza, el dolor, la tristeza y la frustración que causa el comportamiento homosexual, lo rechazarían. Mucha gente evita hablar de este problema, pero ustedes lo trataron con claridad. Gracias de todo corazón por publicar esos artículos.
Nombre reservado, Brasil