BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g95 22/12 págs. 7-11
  • Factores que contribuyen a la buena educación

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Factores que contribuyen a la buena educación
  • ¡Despertad! 1995
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • El apoyo de los padres es un factor importante
  • Cooperación con los maestros
  • Cuando su hijo llega a casa
  • Fomente el estudio y la responsabilidad
  • El interés del estudiante es un factor esencial
  • Padres, actúen en favor de sus hijos
    ¡Despertad! 1994
  • Cooperación con el sistema escolar
    La escuela y los testigos de Jehová
  • ¿Qué pasa en las escuelas?
    ¡Despertad! 1982
  • Consejos para los padres
    ¡Despertad! 2012
Ver más
¡Despertad! 1995
g95 22/12 págs. 7-11

Factores que contribuyen a la buena educación

HACE poco el periódico The New York Times presentó un artículo de portada sobre una estudiante de escuela secundaria de 16 años llamada Latoya. Cuando tenía 11 años, su padre empezó a golpearla y a abusar sexualmente de ella. Su madre, que era drogadicta, había abandonado a la familia. El periódico decía que “su hogar era un apartamento abandonado sin cuarto de baño, o una habitación en la que el miedo le impedía dormir”. No obstante, Latoya fue excepcional: a pesar de esta situación, la nombraron presidenta de la Sociedad Nacional de Honor de su escuela y mantuvo un promedio de notable en las clases de estudiantes avanzados.

¿Qué puede ayudar a un joven que incluso se ha criado en un mal ambiente a progresar en la escuela? Por lo general, uno de los factores para obtener una buena educación es contar con un adulto —preferiblemente uno de sus padres, o ambos— que se preocupe por él, lo ayude y se interese profundamente en su educación. A una estudiante de enseñanza media le pareció tan importante este factor que se vio impulsada a decir: “Solo se puede sobrevivir en la escuela si se cuenta con el apoyo de los padres”.

La mayoría de los maestros concuerda con ella. Un profesor de Nueva York afirmó: “Por cada estudiante que progresa y triunfa en el sistema educativo, y son muchos, hay un padre que lo ayudó en toda su trayectoria”.

El apoyo de los padres es un factor importante

El año pasado la revista Selecciones del Reader’s Digest examinó la cuestión: “¿Por qué algunos jóvenes son mejores estudiantes que otros?”. Una de las conclusiones a las que llegó fue que “los jóvenes de familias sólidas rinden más en la escuela”. Los padres de tales familias atienden a sus hijos con cariño y les enseñan valores y metas correctas. Pero, como dijo un padre, “no puede darse la orientación correcta si no se sabe lo que ocurre en la escuela”.

Una buena forma de enterarse es visitándola. Una madre que lo hace escribió: “Cuando camino por los pasillos de la escuela de mi hija, oigo lenguaje soez y obsceno; veo por todas partes a jóvenes besuqueándose. Si se tratara de una película, sería solo para mayores de 18 años”. Esas visitas pueden ayudarle a darse cuenta de lo difícil que es para los jóvenes obtener una buena educación hoy día, así como mantener una buena moralidad.

La publicación The American Teacher 1994 hizo la siguiente observación: “Los estudiantes que han sido víctimas de violencia suelen decir que sus padres rara vez se presentan en la escuela, como en las reuniones con maestros o con otros padres, o para hacer alguna visita”.

Una madre preocupada expresó lo que necesitan hacer los padres: “Vayan a la escuela. Que la administración sepa que a usted le interesa lo que aprende su hijo. Yo visito la escuela con frecuencia y escucho las clases”. Otra madre hizo hincapié en la importancia de abogar por el hijo. Explicó: “Mis hijos fueron a la oficina para hablar con algún consejero y no se les hizo ningún caso. Pero al día siguiente, cuando acompañé a uno de mis hijos a la oficina, se desvivieron por ayudarme a mí y a él”.

Esta madre de cuatro muchachos también recalcó la importancia de interesarse en las actividades escolares que afectan directamente la educación de los hijos. “Aproveche las oportunidades de conocer a los padres de otros alumnos, asista a las exposiciones de proyectos científicos estudiantiles y a todo lo que le inviten que se relacione con lo que hace su hijo, así tendrá la oportunidad de conocer a sus maestros. Ellos necesitan saber que usted cree que la educación desempeña un papel muy importante en la vida de su hijo. De este modo se sentirán más inclinados a dedicarle tiempo y esfuerzos adicionales.”

Cooperación con los maestros

Cuando las escuelas programan reuniones especiales por las tardes para que los padres se relacionen con los maestros, es posible que a algunos padres les parezca que tienen cosas más importantes que hacer. Pero, en realidad, ¿qué es más importante que apoyar a los que quieren ayudar a su hijo a obtener una buena educación? La colaboración entre padres y maestros es fundamental.

En Rusia hay una buena provisión para fomentar la cooperación entre padres y maestros. Todas las tareas escolares se anotan en un Dnievnik, que es un calendario donde se registran las actividades diarias. El estudiante debe llevar su Dnievnik a todas las clases y mostrárselo al profesor cuando se lo pide. También tiene que mostrar el Dnievnik a sus padres, quienes deben firmarlo todas las semanas. Como dijo Victor Lobachov, un padre moscovita con hijos en edad escolar, “esta información ayuda a los padres a enterarse de las tareas y calificaciones de sus hijos”.

Pero hoy día los maestros se quejan de que los padres no se interesan en la educación de sus hijos. Un maestro de secundaria de Estados Unidos dijo que en cierta ocasión escribió a 63 padres poniéndolos al corriente del deficiente desempeño académico de sus hijos. Solo tres se pusieron en comunicación con él.

No hay duda de que eso es muy triste. Los padres deberían estar muy interesados en la educación de sus hijos, que es principalmente su responsabilidad. Un educador expresó muy bien la cuestión al decir: “El objetivo primordial de la educación formal es ayudar a los padres a criar adultos responsables”.

Por lo tanto, los padres deben tomar la iniciativa en conocer a los maestros de sus hijos. Como dijo una madre: “Los maestros necesitan sentirse libres para llamarnos en cualquier momento”. Y los padres deberían escucharlos de buena gana cuando les hablan con franqueza de sus hijos, e incluso animarlos a que lo hagan. Deben hacerles preguntas específicas como: ¿Tiene problemas con mi hijo? ¿Es respetuoso? ¿Asiste a todas las clases y llega a tiempo?

En caso de que el maestro hiciera algún comentario desfavorable de su hijo, no llegue a la conclusión de que es falso. Desgraciadamente, muchos jóvenes que al parecer llevan vidas honradas en casa o en su lugar de culto, en realidad llevan una doble vida. De modo que escuche respetuosamente al maestro y compruebe lo que le diga.

Cuando su hijo llega a casa

¿Cómo se siente usted, si es padre, cuando llega a casa del trabajo? ¿Tenso? ¿Frustrado? Puede ser que su hijo se sienta incluso peor cuando llega de la escuela. Por esa razón un padre recomendó: “Haga que su llegada a casa le resulte agradable. Es probable que haya tenido un día muy duro”.

De ser posible, conviene que uno de los padres esté presente cuando llega el hijo. Como dijo una madre, “los niños no pueden contarle lo que les pasa si usted no está allí para hablar con ellos; por eso me propongo estar en casa cuando llegan los muchachos”. El padre no solo tiene que saber lo que hace su hijo, sino también lo que piensa y siente. Averiguarlo requiere mucho tiempo, esfuerzo y sondeos discretos. (Proverbios 20:5.) La comunicación diaria es importante.

Un maestro de primaria de Nueva York dijo: “Su hijo se puede contagiar en cualquier momento de los valores de este sistema escolar en crisis. Esté al tanto de lo que se desarrolla en su corazón. Prescindiendo de lo cansado que usted se encuentre, tómese el tiempo suficiente para hacer que exprese sus sentimientos y para procurar que sustituya los valores malos por los buenos”. (Proverbios 1:5.)

Así mismo, un experimentado maestro de secundaria aconsejó: “En vez de simplemente preguntar cómo le fue en la escuela, sería provechoso hacer preguntas concretas y específicas respecto a lo que hizo durante el día. No es necesario hacerlas con formalidad o indiscreción, sino en la conversación casual”.

Richard W. Riley, el secretario de Educación de Estados Unidos, recomienda: “Hable francamente con sus hijos, especialmente con los adolescentes, acerca de los peligros de las drogas y el alcohol y de los valores que usted quiere que tengan. Aunque usted se sienta incómodo con esas charlas, a ellos pueden salvarles la vida”.

El padre, especialmente el que tiene responsabilidades en la congregación cristiana, jamás debería dar la impresión de que está demasiado ocupado como para escuchar a sus hijos. Aunque escucharlos pudiera ser motivo de preocupación, hágales saber, con sus expresiones faciales y su modo de tratarlos, que agradece que le hablen con libertad. Una estudiante aconsejó: “No se escandalice cuando su hijo le hable del consumo de drogas o de la inmoralidad sexual de su escuela”.

Debido a la desintegración de la vida familiar, hoy día hay muchos jóvenes a quienes puede calificarse de “huérfanos de padre”. (Job 24:3; 29:12; Salmo 146:9.) En la congregación cristiana existen personas que pueden ofrecer su ayuda a los jóvenes que la necesitan. ¿Es usted una de ellas?

Fomente el estudio y la responsabilidad

Pocos jóvenes se dedican tanto a las tareas escolares como Latoya, la muchacha que se mencionó en la introducción. La mayoría necesita mucho estímulo para estudiar. El anterior coordinador de las escuelas de la ciudad de Nueva York, Joseph Fernandez, dijo con respecto a sus propios hijos: “En casa teníamos períodos obligatorios de estudio. Les suministrábamos libros, los animábamos a ir a la biblioteca y a dar prioridad a la asistencia a la escuela y la participación en ella”.

Otro administrador escolar dijo: “Necesitamos rodear a nuestros hijos de libros y relatos de la misma manera que ahora los rodeamos de televisión, películas, vídeos y tiendas”. Mientras los niños hacen sus deberes escolares, los padres pudieran tratar de estar cerca de ellos estudiando o leyendo. De este modo sus hijos verán que usted valora la educación.

En muchos hogares la televisión es el mayor impedimento para el estudio. Un educador dice que “a la edad de 18 años, los jóvenes han pasado once mil horas en clase y veintidós mil frente al televisor”. Quizá los padres tengan que limitar la cantidad de tiempo que sus hijos ven televisión, e incluso viéndola ellos mismos solo en ocasiones. Además, propónganse aprender algo junto con sus hijos. Lean juntos; programen tiempo para revisar diariamente las tareas escolares.

A sus hijos se les asignarán en la escuela muchas tareas que tienen que efectuar en casa. ¿Las harán? Seguramente, si usted les ha enseñado a atender sus responsabilidades en casa. Un modo importante de hacer esto consiste en fijarles una rutina diaria de quehaceres y pedirles que la realicen en un horario específico. Es cierto que esta preparación exigirá mucho esfuerzo de su parte, pero enseñará a sus hijos el sentido de responsabilidad que necesitan para triunfar en la escuela y, después, en la vida.

El interés del estudiante es un factor esencial

El orientador Arthur Kirson mencionó otro factor que contribuye a la buena educación cuando dijo lo siguiente respecto a Latoya, mencionada al comienzo: “La conocí después de uno de los graves incidentes que sufrió en su casa. La vi sentada con la cara rasguñada [debido al presunto maltrato de su padre], pero lo único que parecía importarle era su tarea escolar”.

En efecto, un factor esencial para recibir una buena educación es el interés por aprender. Un joven neoyorquino comentó: “Hoy en día el progreso del estudiante en la escuela depende de cuánto se motive y discipline a sí mismo”.

Por ejemplo, cierto maestro le dijo a una madre preocupada por la educación de su hijo: “No se preocupe, señora Smith, Justin es tan listo que no tendrá que saber ortografía. Le encargará la tarea a una secretaria”. Pero prescindiendo de lo inteligente que sea un niño, es importante que domine la lectura y la escritura, lo que incluye tener redacción clara, letra legible y buena ortografía.

Sorprendentemente, algunos educadores se quedaron callados cuando el renombrado psicólogo Carl Rogers afirmó: “Nadie debería tratar de aprender algo que no le parece importante”. ¿Por qué es un equívoco esta afirmación? Como es obvio, normalmente el niño no puede prever la utilidad que tendrá lo que se le pide que aprenda. En muchos casos esa utilidad no se percibe sino hasta la edad adulta. Está claro que hoy en día el niño debe preocuparse por obtener una buena educación.

Cindy, una joven de 14 años que cursa noveno grado, es un buen ejemplo de alguien que manifiesta ese interés. Ella explicó: “Me quedo después de clases para hablar con los maestros y conocerlos. Trato de determinar qué esperan de sus estudiantes”. También presta atención en clase y considera importantes sus tareas. Los buenos estudiantes tienen el hábito de tener a mano lápiz y papel para tomar apuntes cuando escuchan al profesor o leen.

Para obtener una buena educación, también es importante resolverse a evitar las malas compañías. Cindy relató: “Siempre busco a alguien de buena moralidad. Por ejemplo, pregunto a las compañeras qué piensan de que cierta estudiante use drogas o se acueste con cualquiera. Si dicen algo como, ‘¿y qué hay de malo?’, me doy cuenta de que no son buena compañía. Pero si alguna desaprueba ese comportamiento y dice que quiere ser distinta, me siento con ella a la hora del almuerzo”.

Está claro que en la actualidad hay muchos obstáculos para obtener una buena educación, pero es posible adquirirla si los estudiantes y los padres toman en cuenta estos factores. A continuación examinaremos otra provisión que puede ayudar muchísimo a obtener una buena educación.

[Fotografía en la página 8]

Escuche respetuosamente al maestro si tiene quejas de su hijo

[Fotografía en la página 9]

Pregunte diariamente a su hijo cómo le ha ido en la escuela

[Recuadro en la página 7]

¿Consentir, o disciplinar con amor?

La Biblia advierte que mimar a los jóvenes trae malos resultados. (Proverbios 29:21.) De acuerdo con esta idea Albert Shanker, presidente de la Federación Americana de Maestros, dijo: “Algunos padres piensan que están actuando bien con sus hijos si hacen todo como estos desean. Pero sabemos que no es así”.

Incluso muchos jóvenes saben que no está bien que se les consienta tanto. A principios de este año un periódico de Massachusetts informó: “Una encuesta realizada a 1.572 estudiantes de West Springfield de entre sexto y doceavo grado reveló que la ‘permisividad de los padres’ influye más en que los hijos consuman drogas y alcohol que la presión de otros jóvenes”.

Malcriar a los jóvenes también ha contribuido a propagar la promiscuidad sexual. No hay duda de que, como dice la Biblia, la falta de disciplina avergüenza a la familia. (Proverbios 29:15.)

[Recuadro/Ilustración en la página 10]

Qué pueden hacer los padres

✔ Conozca la escuela a la que va su hijo: sus objetivos y actitud para con los valores y creencias que usted tiene.

✔ Familiarícese con los maestros de su hijo y trate de crear una buena relación de trabajo con ellos.

✔ Interésese profundamente en las tareas de su hijo. Lean juntos con frecuencia.

✔ Controle lo que ve su hijo por la televisión y el tiempo que pasa frente a ella.

✔ Vigile la nutrición de su hijo. La comida basura puede incidir negativamente en su concentración.

✔ Asegúrese de que su hijo duerma lo suficiente. Los niños cansados no aprenden bien.

✔ Trate de ayudar a su hijo a escoger amistades sanas.

✔ Sea el mejor amigo de sus hijos. Necesitan el mayor número posible de amigos maduros.

Qué pueden hacer los jóvenes

✔ Con la ayuda de tus padres, ponte metas relacionadas con la educación y trata de alcanzarlas. Comenta estos objetivos con tus maestros.

✔ Elige cuidadosamente las asignaturas con la ayuda de tus maestros y tus padres. Por lo general, los cursos opcionales fáciles no son los mejores.

✔ Trata de llevarte bien con los maestros. Averigua lo que esperan de ti. Comenta con ellos tu progreso y tus problemas.

✔ Pon buena atención en clase. No imites el comportamiento indisciplinado.

✔ Selecciona bien tus amistades. Estas pueden fomentar u obstaculizar tu progreso en la escuela.

✔ Haz tus deberes y asignaciones lo mejor que puedas. Dedícales tiempo. De ser necesario, pide ayuda a tus padres o a otro adulto maduro.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir