Cómo sobrevivir en este mundo codicioso
“¿CÓMO voy a sobrevivir?” James Scott se encaró a esta pregunta al hallarse totalmente extraviado en el Himalaya. Corría el grave peligro de morir congelado o de inanición. Recordó haber visto competiciones de kárate en las que los luchadores “habían ido perdiendo las energías, flaqueando con cada golpe, hasta [...] quedar totalmente indefensos. [...] Así me sentía al subir la cremallera del saco de dormir y comer extenuado un poco de nieve. Estaba abatido y sin ganas de vivir. Nunca me había sentido tan derrotado”. (Lost in the Himalayas [Perdido en el Himalaya].)
En cierto modo, muchos viven hoy así, atrapados en un mundo codicioso. Usted tal vez crea que se está debilitando y va camino de la derrota. Pocos son capaces de sustraerse por completo a las consecuencias inmediatas de la codicia. Sus problemas variarán grandemente según dónde viva, pues la codicia afecta de forma muy distinta a los países en desarrollo y a las naciones ricas. Pero prescindiendo de qué dificultades tenga, quizás logre aprender a sobrevivir y salir relativamente indemne, física, emocional y espiritualmente, hasta que llegue el rescate. ¿Cómo? Siguiendo los consejos básicos de los expertos en supervivencia.
Nos ofrecen dos sugerencias destacadas. La primera, no agravar las dificultades. “Esta debe ser su estrategia —dice The Urban Survival Handbook (Manual de supervivencia urbana)—: si los riesgos son innecesarios, no los corra; [...] si son inevitables, aminore el daño que ocasionen.” La segunda, y quizás más importante, tiene que ver con la actitud. “La supervivencia —señala el Manual de supervivencia de John Wiseman— es tanto una actitud mental como una cuestión de conocimiento y resistencia física.”
Haga lo que permitan las circunstancias
“En Estados Unidos ocurre 1 homicidio cada 22 minutos; 1 hurto, cada 47 segundos, y 1 agresión grave, cada 28 segundos”, señala la obra Staying Alive—Your Crime Prevention Guide (Sobrevivir: Guía de prevención del delito). ¿Qué puede hacer en tales condiciones? Como mínimo, trate de no ser un blanco claro ni una víctima fácil. Manténgase alerta y sea prudente. Haga lo que esté a su alcance para minimizar el peligro.a
Por ejemplo, le irá peor si es crédulo. Según el diario The New York Times, el 18% de los estadounidenses admiten que perdieron miles de dólares al ser estafados por gente sin escrúpulos que abusa de los ingenuos. A menudo las víctimas son personas mayores, como una viuda de 68 años a quien sustrajeron 40.000 dólares. Su caso suscitó el siguiente titular: “Los timadores ven las canas de color verde billete”.
Pero usted no tiene que ser un inocente más, listo para que lo despojen. La obra Staying Alive alerta: “¡Cuidado con los lobos en ropa de oveja!”. Una septuagenaria siguió este consejo cuando le ofrecieron un seguro que, con primas mensuales de solo 10 dólares, cubría todos los gastos médicos. “La anciana —indica el informe— nada más tenía que pagar por adelantado 2.500 dólares al vendedor.” Pero no lo hizo; telefoneó a la aseguradora y descubrió que era un impostor. “Mientras servía al vendedor su segunda taza de té, la policía acudió a su hogar y se lo llevó.”
Hacer cuanto nos sea posible por protegernos va implícito en este consejo bíblico: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos”. (Proverbios 14:15; 27:12.) Muchos rechazan la Biblia, pues les parece desfasada y poco práctica. Pero su consejo bien fundado nos ayuda a sobrevivir. El sabio rey Salomón escribió: “La sabiduría [del tipo expuesto en la Biblia] es para una protección lo mismo que el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños”. (Eclesiastés 7:12.)
Muchos lectores de ¡Despertad! han visto por sí mismos que es así. Por ejemplo, en conformidad con Deuteronomio 22:23, 24, algunos se han protegido gritando a voz en cuello cuando los amenazan con agresiones sexuales o de otra índole. Otros han seguido el consejo de apartarse de “todo cuanto contamine el cuerpo o el espíritu”. (2 Corintios 7:1, Traducción interconfesional.) Así se han resguardado de los vendedores de tabaco y otras drogas, que se enriquecen a costa de la salud ajena. Y muchos lectores han eludido el lazo de los telepredicadores ávidos de dinero y los políticos ansiosos de poder. (Véase el recuadro de la página 7.) Lea la Biblia: quizás le asombre cuántos consejos prácticos contiene.
Cómo evitar hacerse codicioso
Naturalmente, la codicia encierra otro peligro: dejarse dominar por ella, perdiendo las mejores cualidades morales, que nos distinguen de las bestias. Un observador describió así la pasión con que varios comerciantes lucharon por acaparar las mejores ofertas: “Los cerdos engordaban a simple vista. El nivel de la ambición [...] se nos escapó de las manos”. Probablemente se denigre a los cerdos comparándolos con aquellos oportunistas de los negocios. No parece que hicieran mucho caso del siguiente buen consejo de Jesucristo: “Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia”. (Lucas 12:15.)
Jesucristo dio aquella advertencia porque sabía cuánto se perjudica quien vive dominado por la avaricia. La avidez de posesiones y, por supuesto, de poder o sexo, puede convertirse en una pasión que acapare todo minuto, sin dejar tiempo ni ganas de ocuparse del prójimo o de los valores espirituales. “El dinero —señala Anthony Sampson en su libro El toque de Midas— se ha adueñado de muchos atributos de la religión.” ¿En qué sentido? El dinero se vuelve un dios. Lo demás se sacrifica en aras de la avaricia y el interés. Lo que cuenta son las ganancias. Cuantas más, mejor. Pero, prescindiendo del tiempo que se dedique, la avidez de riqueza es insaciable. Eclesiastés 5:10 dice: “Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza con los ingresos”. Igualmente, “un simple amador” del poder, las posesiones o el sexo no quedará nunca satisfecho, independientemente de cuánto perciba.
No pierda la esperanza de ser rescatado
Para sobrevivir es esencial mantener la esperanza y el optimismo. A veces no es fácil evitar que nos perjudiquen los codiciosos. Por ejemplo, los hambrientos normalmente pueden hacer poco para remediar su situación. Pero no se rinda, ni tire la toalla. “Es muy fácil rendirse y dejarse consumir por la autocompasión” frente a un medio hostil o peligroso, señala el Manual de supervivencia. No sucumba a los sentimientos e ideas de carácter negativo. Quizás le sorprenda su aguante. “Hombres y mujeres han demostrado que pueden sobrevivir en las condiciones más duras y adversas”, agrega el citado manual. ¿Cómo lo lograron? “Por su enorme determinación.” Decídase a no permitir que este sistema codicioso lo venza.
James Scott, mencionado antes, fue rescatado finalmente del Himalaya, que pudo haber sido su tumba. Él dijo que la lucha por sobrevivir le había enseñado al menos una importante lección. ¿Cuál? Que “en la vida no hay desafío imposible de afrontar”. Tim Macartney-Snape, avezado montañero que se asombró de que James Scott aguantara hasta el rescate, también obtuvo una lección. Dijo: “Mientras haya un atisbo de esperanza, no hay que rendirse”. Por lo tanto, no importa lo sombrío que sea el panorama, siempre será peor si uno se desespera. Nunca pierda la esperanza de ser rescatado.
Pero ¿hay algún “atisbo de esperanza”, alguna oportunidad realista de ser rescatados de este mundo lleno de codicia? ¿Nos libraremos algún día de los codiciosos que destruyen el planeta y amargan la vida a miles de millones de seres? En efecto, existe la perspectiva segura de obtener rescate. Examinemos la respuesta que da la Biblia en el siguiente artículo.
[Nota]
a Véase el artículo “La violencia. Podemos protegernos”, de ¡Despertad! del 22 de abril de 1989, páginas 7-10.
[Recuadro de la página 7]
Avisos oportunos de la Biblia
Proverbios 20:23 “Dos suertes de pesas son cosa detestable a Jehová, y una balanza defraudadora no es buena.”
Jeremías 5:26, 28 “Entre mi pueblo se ha hallado a hombres inicuos. Siguen atisbando, como cuando se agachan los pajareros. Han colocado una trampa ruinosa. Es a hombres a quienes atrapan. Se han puesto gordos; se han hecho brillantes. También han rebosado de cosas malas. No han defendido ninguna causa judicial, ni la causa judicial del huérfano de padre, para lograr éxito; y no han tomado a su cargo el juicio de los pobres.”
Efesios 4:17-19 “Esto, por lo tanto, digo, y de ello doy testimonio en el Señor: que ya no sigan ustedes andando tal como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, mientras mentalmente se hallan en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, a causa de la insensibilidad de su corazón. Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez.”
Colosenses 3:5 “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría.”
2 Timoteo 3:1-5 “Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate.”
2 Pedro 2:3 “Con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas. Pero en cuanto a ellos, el juicio desde lo antiguo no se mueve lentamente, y la destrucción de ellos no dormita.”