Muestre su cariño con flores
POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN COLOMBIA
Una niñita recoge entusiasmada unas cuantas flores silvestres con su mano regordeta y corre hacia mamá para mostrarle su precioso hallazgo. En un puesto callejero, un marido cariñoso selecciona una docena de rosas para regalárselas a su esposa como muestra de su afecto. Un hijo agradecido pide por teléfono al florista del barrio pompones recién cortados a fin de alegrarle el día a su madre. Un ama de casa dedicada coloca sobre el carrito del supermercado un ramo multicolor de claveles que dará el toque final a la primorosa decoración de su hogar.
LAS flores alegran el corazón de jóvenes y mayores por igual. Son una manera excelente de transmitir un mensaje de cariño. Un refrán español dice: “Quien no agradece una rosa, no agradecerá ninguna cosa”.
La venta de flores aumenta como nunca. En esta era de transporte rápido por vía aérea, pueden cultivarse flores lejos de floristerías, supermercados y quioscos, lugares en los que captan la atención de los transeúntes. La revista Time afirmó que la industria floricultora está “creciendo deprisa y cambiando aún más rápido, pues cada vez se recibe más producción del hemisferio sur, principalmente de Colombia, país que se ha convertido en el mayor exportador después de Holanda”.
Invernaderos recubiertos de plástico, y lagos artificiales
Con más de veinticinco años en el negocio, Colombia es el principal país exportador de claveles, y el segundo en ventas de flores en general. En 1964, un estudiante de la Universidad de California (E.U.A.) realizó un estudio con computadora destinado a determinar qué lugares presentaban un ambiente óptimo para el cultivo de flores durante todo el año. Descubrió que el clima y la altitud de la cuenca en la que se asienta Bogotá, justo al norte del ecuador y a casi 2.700 metros de altura en los Andes, ofrecían las condiciones ideales.
El verdor sorprendente de la sabana de Santa Fe de Bogotá, donde se localiza el 92% de la floricultura de exportación colombiana, está salpicado de lagos artificiales e invernaderos recubiertos de plástico. En el interior de estos recintos con estructura metálica o de madera hay un ambiente primaveral rigurosamente controlado en el que crecen millones de claveles, pompones, rosas, crisantemos, alstroemerias y muchas variedades más, que pronto cortarán y empacarán para enviarlas a Norteamérica, Europa y Asia.
La temperatura ideal para el cultivo de flores oscila entre 18 y 20 °C, que es la temperatura diurna normal de la sabana de Bogotá durante todo el año. En esta zona abundan las lluvias, el suelo es rico y se encuentra mano de obra barata. Por la noche la temperatura se acerca al punto de congelación y a veces desciende hasta –2 °C. Para proteger las plantas del frío se utilizan mecheros, bombillos de alto voltaje y aspersores. Los bombillos también sirven para extender las horas de luz, lo cual mantiene a ciertas plantas “despiertas”, acelerándose así su crecimiento.
Producción programada con bastante antelación
Más de ciento veinte mil obreros colombianos trabajan en alguna fase de la industria floricultora. Entre ellos figuran muchos testigos de Jehová que viven en comunidades diseminadas por la sabana. Benito Quintana, anciano cristiano de una congregación de Facatativá, fue supervisor de producción de un vivero. Él explicó: “Tenemos que programar la producción con meses de anticipación para satisfacer la demanda de cada temporada. Las plantas madres de claveles las importamos de Holanda o Italia; las de pompones, de Florida. Las mujeres cortan los pequeños esquejes con mucho cuidado y los plantan en bancos de enraizamiento en un invernadero cálido, donde se rocían con un sistema de aspersión hasta que echan raíz. Los pompones requieren doce días a una temperatura de entre 20 y 35 °C, con dos horas suplementarias de luz durante la noche; y los claveles, veintitrés días a una temperatura de entre 15 y 25 °C, sin luz por la noche. Luego transferimos las plantitas a camas [cuadros de tierra] de otros invernaderos, en los que se les agregan nutrientes, se fumigan y se riegan hasta que florecen, seis meses más tarde los claveles y tres los pompones”.
Trabajo fuerte en la temporada alta
Llegado el momento de cortar las flores, las mujeres son quienes realizan mejor este trabajo, con las manos escrupulosamente limpias y preferiblemente sin guantes. Las máquinas no pueden juzgar el grado de apertura del botón ni la rectitud del tallo, factores que determinan la calidad de la flor.
Judith Corredor, de Facatativá, explicó: “Las mujeres tienen la paciencia y la delicadeza, así como la rapidez y la habilidad que se requieren. Cuando entramos en los invernaderos al amanecer, la sabana a menudo está cubierta de neblina; la temperatura puede ser muy fría, bajando incluso a 0 °C. Muchas jóvenes llevan bufanda. Durante el día sube la temperatura, a veces por encima de los 30 °C. El trabajo es fuerte, sobre todo en la temporada alta, cuando nos apremian y tenemos que trabajar horas extras”.
Un mensaje colorido y fragante
Una vez cortadas las flores, se llevan a un recinto especial con abundancia de luz y aire, donde las trabajadoras las seleccionan y clasifican de acuerdo con la calidad de las corolas y la rectitud, grosor y longitud de los tallos. A continuación, las envuelven con plástico transparente, en ramos de veinticinco unidades, dejándolas listas para el empaque. Solo se seleccionan las mejores para la exportación.
Los hombres empacan las flores en cajas especiales de cartón corrugado —veinticuatro ramos por caja en el caso de los claveles— que llevan el nombre de la empresa. El hermano de Benito, Alejandro Quintana, que trabajaba en la fase de empaque, dijo: “Tenemos que trabajar rápido, pues las flores son una de las cosechas más perecederas. Nuestra compañía tiene dos bombas que durante dos horas aspiran el aire caliente de las cajas —de 112 cajas a la vez— y fuerzan la entrada de aire frío, con lo cual baja la temperatura de las flores hasta unos pocos grados Celsius. Acto seguido, sellan los agujeros de las cajas, y las guardan en cámaras frías donde permanecen hasta que las cargan en camiones para transportarlas al aeropuerto”.
En el aeropuerto internacional El Dorado, de Bogotá, las flores pasan las inspecciones de exportación y a continuación se colocan en instalaciones frigoríficas durante unas cuantas horas, hasta que se embarcan en aviones grandes que las llevarán a puntos de distribución en el extranjero. En solo unos cuantos días estas flores abrirán sus pétalos en casas, oficinas, hospitales y otros lugares, transmitiendo un colorido y fragante mensaje de cariño.
Alguien que nos tiene mucho cariño
En casi cualquier lugar de la Tierra al que vayamos encontramos flores para nuestro disfrute. Hay flores en lo alto de las montañas junto a campos de nieve y glaciares, en bosques y praderas, a lo largo de arroyos y ríos, a la orilla del mar e incluso en desiertos calurosos y áridos. Las flores están en la Tierra desde mucho antes de la aparición del hombre. Los botánicos afirman que ‘las plantas que producen flores son la base de la vida animal y la humana. Sin ellas, ni el hombre ni los animales podrían existir’.
El rey Salomón declaró con perspicacia: ‘Dios lo ha hecho todo bello a su tiempo’. (Eclesiastés 3:11.) Esto incluye el regalo divino de las flores con toda su variedad y esplendor. Desde tiempos inmemoriales estas han alegrado el corazón de jóvenes y mayores por igual. Verdaderamente, Dios nos tiene mucho cariño.
[Recuadro de la página 17]
Conserve la flor más tiempo
• Antes de colocar las flores en un jarrón, corte los tallos de manera oblicua bajo el agua. Las gotas que se adhieran al extremo de los tallos evitarán que entre aire, lo cual impediría la absorción futura de agua y nutrientes.
• La revista GeoMundo menciona que, según los floricultores colombianos, para que la flor dure más tiempo se le agrega al agua una pastilla de aspirina, una cucharadita de azúcar o un poco de refresco de cola. Cambie el agua cada dos o tres días. El agua debe estar a temperatura ambiente, aunque puede utilizarse agua caliente para que las flores abran más rápido.
• Si las flores están ligeramente marchitas, se las reanima sumergiendo los tallos unos diez minutos en agua caliente y rociando los pétalos con agua fresca. Mantenga las flores lejos de los rayos del sol, fuentes de calor y corrientes de aire.