Cuzco: la antigua capital de los incas
Por el corresponsal de ¡Despertad! en el Perú
AL NOTAR que el avión se ladeaba y describía una amplia curva en su descenso hacia el estrecho valle, contuvimos la respiración. Estábamos a punto de aterrizar en la histórica ciudad de Cuzco (el Perú). Aunque dicha población está situada a más de 3.400 metros sobre el nivel del mar, la dominan escarpadas montañas que hacían que nuestra aproximación a la pista de aterrizaje pareciera muy peligrosa. Pero afortunadamente aterrizamos sin contratiempos. Teníamos muchas ganas de ver aquella famosa ciudad de 275.000 habitantes, que en un tiempo fue la capital del vasto Imperio inca.
En Cuzco todavía pueden apreciarse vestigios de la cultura inca. Muchos de sus residentes hablan quechua, lengua antigua en la que aún se comunican unos ocho millones de personas en la cordillera de los Andes. Recientemente la comunidad quechua persuadió a las autoridades para que cambiaran el nombre de Cuzco a Qosqo, dado que la pronunciación fonética de Qosqo se acerca más al nombre original en quechua.
Una ciudad antigua
Según los historiadores, los comienzos de esta ciudad se remontan a unos mil quinientos años antes del nacimiento de Cristo, más o menos el tiempo en que Moisés sacó al pueblo de Israel de Egipto. Posteriormente, hace unos seiscientos años, Pachacuti, el noveno emperador inca, tomó un poco de arcilla e hizo un modelo para rediseñar la ciudad de Cuzco. Pachacuti empezó a gobernar ochenta y nueve años antes de la llegada de los conquistadores españoles alrededor del año 1527. Bajo su supervisión la ciudad se convirtió en una metrópolis bien trazada, con miles de viviendas, de la que se originó el Cuzco moderno.
Según algunos nativos, la ciudad estaba dividida en cuatro sectores que partían del centro, donde se encontraba la plaza. Dicha plaza se llamaba en quechua el Huacaypata, un lugar donde celebrar fiestas, descansar y beber. Algunos expertos en la lengua quechua dicen que Cuzco, o Qosqo, significa “el ombligo del mundo”. Por eso, el centro de la plaza de Cuzco se convirtió en el chawpi, es decir, “el centro del centro del Imperio inca”.
Desde Cuzco el emperador inca gobernaba su territorio, mayormente rico y fértil, que abarcaba partes de los actuales países de la Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y el Perú. Los incas eran agricultores eficientes: construyeron productivas terrazas de varios niveles a diferentes altitudes, en las cuales cultivaban algunas de las plantas que todavía alimentan a gran parte del mundo, como la papa y el pallar, un tipo de haba.
Viajar por el territorio inca habría sido prácticamente imposible sin la excelente red de calzadas que cruzaba todo el imperio. En el pintoresco Cuzco es fácil imaginarse a los antiguos incas llegando con sus caravanas de llamas, la bestia de carga andina. Parte de la valiosa mercancía que transportaban consistía en piedras preciosas, cobre, plata y oro.
El oro abundaba, pero los incas no lo utilizaban como dinero. Lo asociaban más bien con su dios, el Sol, en virtud del brillo amarillo metálico que presenta, por lo que solían adornar sus templos y palacios con láminas de oro. Incluso hicieron un jardín de oro, con animales y plantas esculpidos en oro sólido. Imagínese la impresionante vista que ofrecía el antiguo Cuzco cuando sus edificios chapados en oro resplandecían a la luz del sol. Es comprensible que semejante riqueza de oro atrajera a los codiciosos invasores españoles, quienes lo conquistaron y saquearon en 1533.
La singular arquitectura de Cuzco
Los incas legaron al moderno Cuzco un hermoso y singular estilo arquitectónico en piedra. Muchos de los edificios actuales están construidos sobre muros de piedra que han permanecido intactos por siglos. Algunas piedras fueron talladas con gran precisión para que encajaran perfectamente en lugares específicos de los muros. Un ejemplo es la famosa piedra de los doce ángulos, que se ha convertido en una popular atracción turística. Habiendo sido talladas con múltiples ángulos, estas piedras son como llaves que solo encajan en el ojo de una cerradura en particular.
Los canteros incas eran magníficos constructores. Sin la ayuda de la tecnología moderna, labraron piedras con tal precisión que, una vez colocadas en su lugar, encajaban tan perfectamente que no podía introducirse entre ellas ni la hoja de un cuchillo. Algunas de esas piedras pesan varias toneladas. Sigue siendo un misterio cómo adquirió semejante habilidad aquel pueblo antiguo.
Cuzco y la religión
Al haber aceptado la religión católica, a los quechuas ya no se les considera adoradores del Sol. Sin embargo, todavía conservan creencias animistas paganas que antecedieron incluso a la adoración del Sol practicada por los incas. Aún celebran la época de la cosecha con ofrendas a la Pacha-Mama, término quechua que significa “madre tierra”.
Los testigos de Jehová del Perú efectúan con mucho éxito su programa de educación bíblica. Desde hace ya algún tiempo, la Sociedad Watch Tower ha publicado literatura bíblica en quechua para que la población que lo habla reciba el mensaje del Reino en su lengua materna. Hay seis lugares en los que se celebran reuniones cristianas en quechua.
Actualmente ya no se considera a Cuzco el ombligo del mundo, pero esta singular ciudad atrae a muchos turistas. Tal vez usted también visite algún día el fascinante país del Perú.
[Ilustraciones de las páginas 18 y 19]
1. Vista aérea de Cuzco con su plaza
2. Los incas labraban las piedras con tal precisión que no pasaba entre ellas ni la hoja de un cuchillo
3. Traje típico peruano
4. La llama es la bestia de carga de los Andes