Alivio para los pies
“¡ESTOS PIES me están matando!” Por exagerada que sea la exclamación, lo cierto es que en Estados Unidos el problema de los pies doloridos es lo bastante serio como para ocupar a miles de podólogos (podiatras).
Cuando revisó las más de dos mil intervenciones en los pies que había practicado en un plazo de catorce años, el doctor Michael Coughlin, cirujano ortopédico, realizó un hallazgo sorprendente. “Parecía increíble —señaló—, pero casi todas eran operaciones a pacientes femeninos.” ¿Por qué es la mujer particularmente propensa a las afecciones de los pies?
La horma, la moda y el pie
Un estudio que abarcó a 356 mujeres reveló que casi 9 de cada 10 llevaban zapatos cuya anchura era, por regla general, inferior a la necesaria en más de una talla completa. Parte del problema radica en la confección del calzado femenino. “Los fabricantes ya no emplean las hormas regulables con que se elaboraba el calzado de talón estrecho y puntera amplia”, explica Francesca Thompson, cirujana ortopédica.a
Por esta razón, al probarse el calzado, muchas mujeres descubren que si les queda bien de puntera, está demasiado holgado de talón; pero si les queda cómodo de talón, les aprieta la puntera. Así pues, otras prefieren esta última opción, pues si no se les saldría el talón a cada paso.
Comprimir la parte delantera del pie en una puntera estrecha ya es nocivo, pero para colmo los diseñadores elevan el tacón varios centímetros. Parecerá elegante, pero el zapato de tacón alto coloca toda la presión en la parte anterior de la planta del pie, al que empuja hacia adelante, encajándolo en una puntera quizás ya demasiado angosta. “No existen zapatos de tacón que sean sanos”, afirma el doctor David Garrett, podólogo. Se ha dicho que los tacones altos pueden acabar perjudicando los pies, los tobillos, las pantorrillas, las rodillas y la espalda, así como acortando los músculos y tendones de las piernas, lo que expone, especialmente a las corredoras, a lesiones graves.
El pie femenino no se adapta bien al abuso al que se le somete. De hecho, con los años la parte delantera del pie tiende invariablemente a ensancharse, aun después de la edad adulta. Pero no ocurre lo mismo con el talón. “El talón comprende un solo hueso —señala el doctor Thompson—, y permanece tan estrecho a los 84 años como a los 14.” Esto dificulta aún más la adquisición de calzado de mujer que sea cómodo de la punta al talón.
Recomendaciones para la adquisición de calzado
Con la horma y la moda del calzado en contra de la mujer, ¿qué puede hacer esta para no tener los pies doloridos? La respuesta comienza por la zapatería. Algunos expertos dan las siguientes recomendaciones:
● Comprar el calzado hacia el final del día, pues los pies están algo dilatados.
● Probarse ambos zapatos, y no uno solo.
● Cerciorarse de que el talón quede ceñido, y de que el largo, ancho y alto de la puntera sean adecuados.
● Tener presente que la tienda tal vez tenga una alfombra muy mullida, por lo que pudiera dar la impresión momentánea de que los zapatos son cómodos aunque no le ajusten bien.
● Evitar el charol y los materiales sintéticos, pues, a diferencia del cuero flexible y el ante, no ceden con el uso.
● Si se adquieren zapatos de tacón alto, almohadillarlos más con plantillas de cuero. Si es posible, usar tacones altos solo parte del día y cambiar de vez en cuando a zapatos de poco tacón.
A todo esto hay que añadir que los zapatos deben ser cómodos al momento de comprarlos. A diferencia de lo que muchos creen, no hay que domarlos. “No permita nunca que el vendedor le convenza de que el zapato molesto será más cómodo una vez que ceda —advierte el doctor Coughlin—, pues martirizará el pie.”
¿Qué se puede hacer si no hay más remedio que usar puntera apretada y talón cómodo, o puntera cómoda y talón holgado? La doctora Annu Goel, podóloga, explica que uno debe determinar qué incomodidad es más fácil de corregir. Comenta: “Se dispone de dos tácticas. La primera, comprar calzado con la puntera suficientemente ancha y ajustar el talón con almohadillas. [...] La segunda, comprar un zapato de talón cómodo y ahormar la puntera, pero esta solución suele funcionar tan solo con el calzado de cuero”.
Dado que muchas mujeres caminan unos quince kilómetros diarios, conviene que examinen bien su calzado. Como dice la revista American Health, “si trata los pies con más respeto, sobre todo utilizando la horma adecuada, evitará que surjan la mayoría de los problemas”.
[Nota]
a Las hormas son moldes que se emplean para dar forma a los zapatos.
[Reconocimiento de la página 26]
The Complete Encyclopedia of Illustration/J. G. Heck
[Recuadro de la página 26]
Cuatro afecciones habituales de los pies
Juanetes. Recibe el nombre de juanete la protuberancia que se forma en la base del dedo gordo. Si no es de tipo hereditario, puede deberse al uso de zapatos apretados o de tacón alto. La aplicación de calor o de hielo alivia temporalmente el dolor, pero la eliminación permanente de los juanetes exige una operación.
Dedos en martillo. Dedos doblados hacia abajo, en ocasiones por el uso de calzado que oprime demasiado la punta del pie. A veces es precisa la cirugía para corregir la deformidad.
Callos (clavos). Abultamientos cónicos en los dedos, ocasionados por la fricción y la presión, a veces como resultado de usar calzado muy estrecho. Los remedios caseros quizás den un alivio temporal, pero si el roce se debe a deformaciones en los dedos, suele ser necesario corregirlas mediante una intervención quirúrgica.
Durezas (callosidades). Gruesas capas de piel muerta que protegen el pie del roce reiterado. Pueden ablandarse en agua caliente con sulfato de magnesio, pero uno no debe tratar de cortarlas por su cuenta, pues pudiera provocarse una infección.