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  • ¡Despertad! 1998
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¡Despertad! 1998
g98 8/1 págs. 10-12

Cómo afrontar la era de la información

HEMOS de reconocer que hay muchos aspectos de la era de la información de los años noventa que seguirán provocándonos ansiedad. Y sobre algunos de ellos tenemos poco o ningún control. No obstante, podemos tomar ciertas medidas para eliminar mucha de tal ansiedad, por no decir toda. Pudiéramos afirmar que la supervivencia en la era de la información es una labor difícil, pero gratificante.

Receptores y emisores de información

Sea que nos hayamos catalogado así o no, a lo largo de la vida todos somos, a mayor o menor grado, receptores y emisores de información. Ahora bien, el cerebro capta y procesa la información de distintas maneras. Una de ellas tiene que ver con su asombrosa capacidad de procesar información subconscientemente.

El cerebro también procesa información de modo consciente, como sucede durante una conversación. Sobre este tipo de procesamiento de información tenemos bastante control, tanto si ejercemos la función de emisores como de receptores. En lo que respecta a las conversaciones triviales, la Biblia nos advierte de aquellas personas que “no solo [están] desocupadas, sino también [son] chismosas y entremetidas en asuntos ajenos, hablando de cosas que no debieran” (1 Timoteo 5:13). En otras palabras, tenga cuidado de no pasar cantidades exorbitantes de tiempo hablando de trivialidades o hasta de temas nocivos. No sea la clase de persona que se pasa la vida chismeando. Se desperdicia energía y un tiempo valioso, y puede provocar ansiedad en uno mismo y en otros. También se pierden oportunidades de asimilar y comunicar información que verdaderamente es edificante y crucial para sobrevivir en este mundo turbulento.

La información obtenida a través de la lectura se procesa conscientemente, y por eso es la que toma más tiempo. Cuántas veces oímos esta lamentación cargada de ansiedad: “No puedo mantenerme al día con la lectura”. ¿Le parece a usted que tiene demasiado para leer y muy poco tiempo para hacerlo? Debido a que la lectura, por su naturaleza, consume bastante tiempo, en esta era de la información instantánea, se está perdiendo el arte y el placer de leer. Demasiadas personas dejan que la televisión monopolice su tiempo. Sin embargo, la palabra escrita todavía es el medio más eficaz de estimular la imaginación y transmitir información, ideas y conceptos.

¿Cómo podemos dar abasto cuando hay tanto material de lectura que requiere nuestra atención y compite con la televisión, los videojuegos y otras formas de recreación? La clave está en seleccionar. Filtrar, seleccionar lo que vamos a escuchar, ver, decir o leer y fijar prioridades al respecto, son medidas que pueden eliminar mucha ansiedad de información. La labor de seleccionar debe hacerse siguiendo dos criterios.

¿Necesitamos tantas trivialidades?

Lo que nosotros consideramos necesidades suele estar tergiversado por lo que otros piensan que necesitamos, o lo que las técnicas publicitarias de los medios de comunicación nos hacen creer que necesitamos. Para abrirse camino por este confuso laberinto de información, aplique esta regla básica: ¡No se complique! Richard S. Wurman lo explica de la siguiente manera: “El secreto del procesamiento de información radica en limitar su campo de información a lo que sea relevante para su vida [...]. Opino que es un mito lo de que cuantas más opciones se tengan, mejores decisiones se toman y más libertad se posee. Al contrario, parece que el disponer de más opciones produce más ansiedad”.

Por consiguiente, es bueno que examine sus hábitos de lectura y de ver la televisión. Pregúntese: “¿Es esto necesario para mi trabajo o mi vida? ¿Realmente necesito saber todas las trivialidades y los chismes que se cuentan sobre los ricos y famosos del mundo? ¿Qué cambios experimentaría mi vida si no mirase este programa de televisión, leyera este libro o esta revista o dedicara tanto tiempo al periódico?”. Hay quienes han logrado hacer inventario de lo que leen y de los programas que ven en la televisión, y han eliminado todo aquello que atestaba su mente y también su casa. Por ejemplo, han decidido suscribirse a un solo diario. Al fin y al cabo, casi todos los periódicos publican las mismas noticias básicas. Algunas personas han solicitado específicamente que no se les envíe propaganda por correo.

El hombre más grande de todos los tiempos, Jesucristo, aconsejó mantener la vida sencilla y ordenada (Mateo 6:25-34). La sencillez se recomienda y exalta en muchas culturas asiáticas e incluso muchas culturas occidentales la reconocen como una forma de vida superior. El escritor Duane Elgin dijo: “Vivir una vida más sencilla es vivir con más determinación y con un mínimo de distracciones innecesarias”.

Una vez establecidas las prioridades en cuanto a la información que adquirirá tomando en cuenta sus necesidades, haga lo mismo tomando en cuenta sus intereses, pues el interés es la fuerza que impulsa a aprender. Ahora bien, no es fácil distinguir entre lo que realmente le interesa y lo que tal vez crea que debería interesarle para complacer a otras personas, como pudieran ser sus compañeros de trabajo. No obstante, si planea la información que quiere obtener a través de la lectura, la televisión o la computadora tal como planea cualquier otra actividad, descubrirá que, si escoge lo que verdaderamente le interesa, sentirá menos ansiedad y su vida será más agradable.

Así que ¿cómo superar la ansiedad de información? Tal vez no pueda eliminarla por completo, pero las pautas sencillas aquí esbozadas le serán de gran ayuda. No se complique, clasifique la información de acuerdo con sus necesidades e intereses personales. Se acerca el tiempo en que todas las complicaciones de la vida, como la ansiedad de información, serán cosa del pasado, pero mientras tanto, mantenga las maravillas de la tecnología moderna en su debido lugar. Véalas como un medio para alcanzar un fin. No se convierta en su esclavo ni se sienta intimidado por ellas. Con estas pautas comprobará que la información útil le resultará edificante, animadora y provechosa, y no le causará ansiedad.

[Recuadro de la página 11]

Haga un trueque

“Cancele su abono al servicio de televisión por cable, [...] y dedique la misma [cantidad de dinero] mensual a un buen libro o más. Los libros son lo contrario de la televisión. Su lectura es una actividad pausada, interesante, inspiradora, que despierta el intelecto y fomenta la creatividad.” “También podría pensar en no dedicar más que un número fijo de horas semanales a Internet, o al menos dedique la misma cantidad de tiempo que está conectado a la Red a leer libros.” (Data Smog—Surviving the Information Glut.)

[Recuadros de la página 12]

Sea el amo, no el esclavo

“Apague el televisor. No hay otra manera más rápida de recuperar el ritmo de la vida, la paz del hogar y el control de los pensamientos que apagar el aparato en torno al cual gira la vida de tantos de nosotros. Millones de estadounidenses han descubierto la serenidad y el poder que se siente al pulsar el botón de apagar, por no mencionar las horas y horas de tiempo libre recién adquirido con el que pueden empezar a hacer algunas de las cosas para las que antes nunca tenían tiempo.” (Data Smog—Surviving the Information Glut.)

Cuidado con Internet

Hay personas inmorales que utilizan Internet para dar rienda suelta a sus perversiones sexuales y tratar de comunicarse con personas dispuestas a ser su pareja o con víctimas inocentes. Otros se valen de Internet para promover sus propias actividades. Los apóstatas también crean sitios en la Web para atrapar a los ingenuos.

Hay que tener mucho cuidado cuando se accede a Internet, y desde luego los padres deben vigilar de cerca a sus hijos si estos la utilizan. Es cierto que en ella pueden encontrarse muchas fuentes de información útiles, como bibliotecas de investigación, librerías y canales de noticias. Precisamente la Sociedad Watchtower anunció hace poco su propio sitio en la Web (http://www.watchtower.org), que cumple el propósito de dar información objetiva sobre los testigos de Jehová. Pero uno debe reconocer que también existe información sumamente perjudicial en Internet, como por ejemplo, de carácter pornográfico o apóstata.

El cristiano debe tener presente el consejo de Pablo: “Esto, por lo tanto, digo, y de ello doy testimonio en el Señor: que ya no sigan ustedes andando tal como las naciones también andan en la inutilidad de su mente [...]. Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez. Pero ustedes no aprendieron que el Cristo sea así” (Efesios 4:17-20). También aconsejó: “Que la fornicación y la inmundicia de toda clase, o la avidez, ni siquiera se mencionen entre ustedes, tal como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino, más bien, el dar gracias” (Efesios 5:3, 4). Debemos reconocer que muchos sitios en la Web los han creado personas con motivos inmorales o deshonestos. Y muchos otros, que tal vez no sean inmorales o deshonestos, como los grupos de charla, constituyen una total pérdida de tiempo. Evite todos estos sitios.

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