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¡Despertad! 1998
g98 22/10 págs. 26-27

La Iglesia Católica y el Holocausto

De nuestro corresponsal en Italia

YA EN 1987 se hablaba de los planes de la Iglesia Católica de redactar un documento donde reconocería su responsabilidad en el Holocausto. De ahí que en marzo de 1998 reinara la expectación cuando la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo publicó Nosotros recordamos: una reflexión sobre la Shoah.a

Aunque esta comunicación fue bien recibida en algunos sectores, muchos se mostraron disconformes con su contenido. ¿Por qué razones? ¿Qué hallaron objetable?

Antijudaísmo y antisemitismo

El documento vaticano distingue entre antijudaísmo, por el que la Iglesia admite su culpa, y antisemitismo, por el que no se considera culpable. Muchos no están satisfechos con esta diferenciación ni con la conclusión que de ella se deriva. Ignatz Bubis, rabí de Alemania, señaló: “Me parece un modo de decir: ‘No es culpa nuestra; es culpa de otros’”.

Pese a aceptar la distinción entre antijudaísmo y antisemitismo, el historiador católico italiano Giorgio Vecchio apunta que “el problema estriba también en comprender de qué forma pudo haber contribuido el catolicismo a fomentar el antisemitismo”. Es de interés que el periódico vaticano L’Osservatore Romano del 22-23 de noviembre de 1895 publicó una carta que decía: “Todo católico sincero es, en esencia, antisemita, al igual que el sacerdocio, pues así lo exigen la doctrina y el ministerio”.

Con todo, la parte del documento vaticano que suscitó más críticas fue la defensa de la actuación de Pío XII, designado pontífice poco antes de la segunda guerra mundial. Había servido de nuncio (representante del papa) en Alemania de 1917 a 1929.

El silencio de Pío XII

Francesco Margiotta Broglio, jurista italiano, no cree que el documento “aporte elementos nuevos o aclaratorios a la tan debatida cuestión del llamado ‘silencio’ del papa Pío XII, de su alegada germanofilia, y de sus acciones diplomáticas —antes de su pontificado y durante este— para con el régimen nazi”.

La mayoría de los comentaristas coincide en que, sin importar la trascendencia que se atribuya a Nosotros recordamos, “queda totalmente abierta” la cuestión de por qué guardó silencio la jerarquía católica ante el genocidio de los campos de concentración nazis. En palabras del historiador estadounidense George Mosse, al optar por el silencio, Pío XII “salvó a la Iglesia, pero sacrificó su mensaje moral. Se comportó como un jefe de estado, no como un papa”. Según observadores vaticanos bien informados, el documento se demoró por la dificultad que entrañaba afrontar el papel que desempeñó este pontífice con relación al Holocausto.

La defensa de Pío XII que realiza el documento ha generado mucha irritación. “El documento decepciona porque mantiene silencio sobre ‘el silencio del Papa’”, escribe Arrigo Levi. Elie Wiesel, premio Nobel de la Paz en 1986, declaró: “Sostener que los hebreos debemos estarle agradecidos a Pío XII me parece, cuando menos, una herejía”.

Descargo de culpas

El documento adopta la distinción tradicional de la teología católica, que sostiene que la Iglesia, en cuanto institución, es santa y que Dios la preserva del error; mientras que sus integrantes, que son pecadores, llevan la culpa por los males que se cometen. La comisión vaticana declara: “La resistencia espiritual y la acción concreta de otros cristianos no fueron las que se podía esperar de unos discípulos de Cristo. [...] [Estos] no tuvieron la fuerza suficiente para elevar su voz de protesta. [...] Deploramos profundamente los errores y las culpas de esos hijos e hijas de la Iglesia”.

No obstante, el hecho de que la Iglesia no aceptara la culpa como institución sino que la atribuyera a sus integrantes fue, a juicio de muchos, un gran paso atrás, en comparación con otras peticiones recientes de perdón. Por ejemplo, la Iglesia Católica de Francia emitió una “declaración de arrepentimiento” en la que pedía perdón a Dios y al pueblo judío por su “indiferencia” ante la persecución de judíos que tuvo lugar durante la guerra bajo el régimen de Vichy. El arzobispo Olivier de Berranger leyó una declaración en la que la Iglesia admitió haber permitido que sus propios intereses “eclipsaran la exigencia bíblica de respetar a todo ser humano creado a la imagen de Dios”.

La declaración dijo en parte: “La Iglesia de Francia debe reconocer que la indiferencia primó sobre la indignación, y que ante la persecución de los judíos, y en particular ante las múltiples medidas antisemitas decretadas por las autoridades de Vichy, el silencio fue la regla, y las palabras en favor de las víctimas, la excepción. [...] Hoy confesamos que aquel silencio fue una falta. También reconocemos que la Iglesia de Francia falló en su misión de educadora de las conciencias”.

A más de medio siglo de la atroz tragedia de la Shoah (el Holocausto), la Iglesia Católica todavía no ha logrado afrontar su pasado, una historia, por decirlo con suavidad, de ambigüedades y silencios. Pero hay quienes nunca han tenido que dar este paso. Los testigos de Jehová, minoría religiosa perseguida con saña por los nazis, nunca cometieron la bajeza de transigir.

En los últimos años ha quedado aún más claro que, a diferencia de los miembros de las iglesias, los Testigos denunciaron la brutalidad nazi. Y no solo lo hicieron algunos individuos, sino también sus portavoces oficiales y sus publicaciones. Christine King, historiadora y rectora de la Universidad de Staffordshire (Inglaterra), explicó: “Los testigos de Jehová sí dejaron oír su voz. La dejaron oír desde el principio, al unísono. Y hablaron con tal valentía, que nos han dado una lección”.

[Nota]

a Con el término hebreo Shoah se designa al asesinato de judíos, gitanos, polacos, eslavos y otras colectividades, que perpetraron los nazis durante la segunda guerra mundial.

[Ilustración de la página 26]

El papa Pío XII guardó silencio durante el Holocausto

[Reconocimiento]

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