De nuestros lectores
Cirugía Mi esposo y yo agradecemos a Jehová de todo corazón el artículo “Cirugía sin escalpelo” (22 de febrero de 1998). Debido a que mi esposo padecía de una malformación arteriovenosa, se le había programado una operación cerebral abierta. El artículo fue como una respuesta a nuestras oraciones. La operación se llevó a cabo con el método mencionado, y todo salió bien.
L. J., Estados Unidos
Prensa rusa Muchas gracias por el reportaje “La prensa rusa alaba a los testigos de Jehová” (22 de febrero de 1998). Solo quería decirles que no es la primera vez que mis ojos se llenan de lágrimas al leer uno de sus bellos artículos. Es bueno saber que un día toda la Tierra será tan hermosa como las nuevas instalaciones de la sucursal de los testigos de Jehová en Solnechnoye.
I. C. S. A., Brasil
Un padre incrédulo cambia El artículo “Le llegó al corazón” (22 de febrero de 1998) me hizo pensar en mi propia familia. Mi esposo también es incrédulo. El artículo me dio esperanzas de que algún día la verdad llegue a su corazón.
S. M., Estados Unidos
Una familia que resistió a los nazis Nunca había leído una experiencia tan hermosa como la de Horst Henschel, en el artículo “Motivado por la lealtad de mi familia a Dios” (22 de febrero de 1998). Tuve que hacer varias pausas entre los párrafos para contener el llanto. El padre de Horst realmente perseveró bajo presión. Siempre recordaré su ejemplo con aprecio.
A. K., Estados Unidos
La experiencia de Horst Henschel me ha conmovido. Me siento motivada por su valor y su amor a Jehová. No puedo olvidar las palabras que lo animaron cuando estuvo en la cárcel: “No teman al que solo mata el cuerpo”.
J. V. S., Brasil
Tengo 10 años y quiero decirles que me ha animado mucho saber cómo tuvieron que vivir en aquel tiempo los testigos de Jehová, que podían perder la vida si no decían “Heil Hitler!”. Pero ellos se mantuvieron firmes y no lo dijeron.
R. B., Estados Unidos
Orgullo de raza Me puse muy contenta cuando leí el artículo “Los jóvenes preguntan. . . ¿Cómo debo considerar el orgullo de raza?” (22 de febrero de 1998). Muchas veces me han preguntado qué nacionalidad tengo. Como no conozco mi árbol genealógico, suelo contestar en broma que soy una mezcla. Un siervo itinerante me dijo: “Cuando alguien te pregunte qué eres, solo dile que eres testigo de Jehová”. Me siento orgullosa de estar en una organización que reconoce que todas las razas son iguales.
D. H., Estados Unidos
Tengo 14 años y quiero agradecerles el artículo. Mi orgullo de raza se había convertido en racismo. El artículo me hizo comprender que para Jehová todos somos iguales.
I. P., Italia
En mi juventud, muchos de mis compañeros de escuela se enorgullecían de su raza y color, pues decían tener sangre española, mientras que yo pertenecía a una minoría racial. Llegué a tener complejo de inferioridad y perdí la autoestima. Algunas veces llegué a odiar mi color. El consejo del artículo me ayudó a recuperar la autoestima y a sentirme satisfecha con lo que Jehová me ha dado.
A. G., Filipinas
La verdad es que mi punto de vista era equivocado, pues creía que las personas que habían nacido en países más ricos eran superiores. Su artículo me ha ayudado a entender que en realidad solo hay una raza: la raza humana.
L. G., Brasil