El libro de mayor venta ¿el menos leído?
LA Biblia, ahora en su edición de tres mil millones tiene la más grande circulación que cualquier otro libro en el mundo. Toda o en parte ha sido traducida en más de 1,090 idiomas y dialectos. Con una distribución continua de 1,500,000 ejemplares mensuales, todavía se halla muy adelante de todos los demás libros como el de mayor venta en el mundo. Pero a pesar de todo esto la ignorancia general en cuanto a su contenido, aun en las cosas sencillas de este libro importante, es verdaderamente aterradora.
Una investigación reciente conducida por el Empadronamiento Gallup, y publicada en la primera plana del News Chrónicle británico, mostró que sólo 3 personas de cada 5, eso es únicamente el 60 por ciento, pudieron dar los nombres de los cuatro Evangelios que son los primeros libros del comúnmente llamado Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Una persona de cada cuatro, o el 25 por ciento, ¡no pudo nombrar ni siquiera uno de estos libros del Evangelio!
Pero esta investigación no fué conducida detrás de la Cortina de Hierro en la Rusia atea, o en las selvas paganas del África, o entre los no cristianos mahometanos, budistas e indostanos del Asia mayor ni fué hecha en un país famoso quemador de Biblias. En vez de eso esta muestra sorprendente de ignorancia fué obtenida de un país religioso que ruidosamente se jacta de ser amante de la Biblia, a saber, las Islas Británicas.
Catalogadas, las cifras muestran que entre las cuatro sectas principales—la Iglesia de Inglaterra, los Disidentes, la Iglesia de Escocia, y la Católica Romana—se mostró la mayor ignorancia entre los católicos. Sólo el 51 por ciento de los católicos investigados que van a la iglesia pudieron nombrar todos los Evangelios, y más de la tercera parte, el 36 por ciento, para ser exactos, fracasaron completamente, no pudiendo nombrar ni siquiera uno de los Evangelios.
“¿Por qué?” preguntó el News Chrónicle. ¿Por qué semejante ignorancia acerca de un libro que se halla en la mayoría de los hogares británicos? Entre las diferentes contestaciones que se enviaron y se publicaron estaba ésta: “Esta condición pésima de asuntos,” escribió el Sr. H. Mills, “se le imputa a la falsa ciencia, al modernismo y a la falsa doctrina apoyada y enseñada persistentemente por las iglesias protestantes y la Católica Romana. Esta última llama a la Biblia un libro muerto y las primeras están dispuestas más y más a aceptar la idea falsa de que es un libro de leyendas y folklore que no debe tomarse seriamente.” El obispo de Róchester, el Dr. C. M. Chavasse, escribió, “La causa principal de que la Biblia sea un libro desconocido es, por supuesto, los hogares no cristianos.”
El Rdo. Dr. H: Townsend, presidente emérito del Colegio Bautista de Manchester, fué lo suficiente honrado para admitir que hasta el clero es vergonzosamente ignorante cuando se trata de la Biblia. Apoyando su confesión citó a la Comisión Anglicana que dijo: “La ignorancia de la Biblia entre muchos de los clérigos jóvenes hoy en día es verdaderamente espantosa.” Otros opinaron que el clero debe ser culpado sólo en parte. Escribió la Sra. H. M. Fenn, “El clero no es el único responsable por la interpretación de las escrituras. Aun cuando habían sido enseñados por los propios apóstoles de Cristo, a los cristianos primitivos se les mandó que ‘examinaran las escrituras diariamente, para ver si las cosas eran así.’ (Hechos 17:11)”
La verdad del asunto es que todos éstos son factores contribuyentes—la evolución, el ateísmo moderno, las doctrinas paganas enseñadas por los católicos y los protestantes, el ocultar la Biblia bajo los credos y tradiciones de los hombres, el rechazar la Biblia como la Palabra de Verdad inspirada por Dios, la ceguera vergonzosa del clero, y la indiferencia vituperable de la gente misma hacia el leer y estudiar la Biblia—¡todos estos elementos combinados han producido una generación descabellada de hipócritas! Se acercan a Dios con los labios en oración, pero su corazón está lejos de Él y su mente está tan alejada que no saben ni las cosas más sencillas acerca de la Biblia. En vano adoran, enseñando y creyendo los mandamientos de los hombres y las filosofías de los paganos.—Mat. 15:1-9.
Pero usted, estimado lector, no sea como los que tienen el libro de mayor venta en sus hogares y sin embargo lo abren tan pocas veces que no pueden decir ni siquiera los libros del Evangelio conteniendo la vida de Cristo. No sea un cristiano falso. En vez de seguir al clero ciego de la cristiandad y caer en su foso cenagoso de confusión, será mejor que estudie usted la Biblia por sí mismo, como Cristo y los apóstoles lo hicieron. También puede ser una lámpara a sus pies. Puede conducirlo a usted fuera de las tinieblas y muerte de este presente mundo dominado por el diablo para entrar en el glorioso resplandor y vida del nuevo mundo de justicia. Consiga este conocimiento y sabiduría dadores de vida y no los cambiará por plata u oro o preciosos rubíes.—Sal. 119:105; Pro. 8:8-12.