La asunción de María—¿un dogma bíblico?
“LA INMACULADA madre de Dios, Marra siempre Virgen, cuando terminó el curso de su vida sobre la tierra, fué llevada en cuerpo y alma al cielo.” Así habló el papa Pío XII el día 1° de noviembre de 1950, cuando proclamó la asunción de María ser dogma católico romano infalible.
Los cristianos basan sus creencias en la Biblia. Es la Palabra de verdad de Dios. (Juan 17:17) Hombres honrados, sin hacer caso de sus afiliaciones religiosas, quieren saber la verdad. Prefieren cambiar su creencia para estar de acuerdo con Dios, más bien que mostrar orgullo testarudo apegándose al error para no perder dignidad. En el día de Cristo la mayoría de los judíos fueron demasiado testarudos y orgullosos para cambiar del viejo pacto de la ley mediado por Moisés al nuevo pacto puesto en vigor por Jesús el Mesías. Pero una minoría de los judíos sí cambiaron y vinieron a ser los primeros cristianos, uno de los cuales fué el apóstol Pablo, que escribió: “Sea Dios hallado veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso.” (Rom. 3:4, NM) Por esto los hombres honrados que busquen servir a Dios aceptarán sus palabras como verdaderas, aunque haga a todo hombre, incluyendo al papa, mentiroso.
Al examinar el valor de la declaración papal citada anteriormente, la consideramos en partes. Primero, “la inmaculada madre de Dios.” Dos errores aparecen aquí. “Concepción inmaculada” significa para los católicos que María desde el primer momento de su concepción estuvo libre de toda mancha de pecado original. No es así, porque “por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró al mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado”. La única excepción bíblica a esto es Jesús. (Sal. 14:1; 51:5; Rom. 3:9,10; 5:12; Heb. 7:26, NM) Ni es ella madre de Dios. Dios no tuvo madre, ni principio. Él hizo a Adán y Eva, de quienes descendió María miles de años después. María vino a ser la madre humana del Hijo de Dios, Jesús.—Sal. 90:2.
“María siempre Virgen.” Esto no es verdad. De José y María está escrito: Él “no se unió con ella hasta que dió a luz un hijo; y lo llamó ‘Jesús’.” El significado es claro que tuvieron contacto sexual después del milagroso nacimiento virgen de Jesús. Las Escrituras también testifican abundantemente que María tuvo hijos e hijas, hermanos y hermanas de Jesús, después del nacimiento de Jesús. De Jesús sus amistades de su pueblo natal preguntaron: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre ‘María’, y sus hermanos ‘Santiago y José y Simón y Judas’? Y sus hermanas, no están todas con nosotros?” Mat. 1:25; 12:46-50; 13:53-56; Juan 7:3, 5, 10; Hech. 1:14; Gál. 1:19, NM.
“Cuando terminó el curso de su vida sobre la tierra, fué llevada en cuerpo y alma al cielo.” Este es el dogma de la asunción en sí mismo. No sólo carece del apoyo de la Biblia, sino que ésta lo refuta. Pablo arguye en el capítulo quince de 1 Corintios que ninguno, ni María ni aun Jesús mismo, puede llevar su cuerpo humano físico consigo al cielo. Cuerpos de carne y sangre no pueden sobrevivir en los cielos más allá de la atmósfera de la tierra; el cielo es la morada de las criaturas espirituales. Pablo declara concerniente a la muerte y resurrección: “Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual.” “Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios.”—1 Cor. 15:44, 50, NM.
La Iglesia Católica Romana no puede señalar ningún texto bíblico para apoyar el dogma de la asunción—sólo tradiciones fabricadas siglos después de la muerte de María. En realidad, la doctrina es sólo una leyenda de origen pagano. Concluimos este breve artículo con la siguiente cita de The Two Babylons por Híslop, páginas 125, 126, que muestra una de estas creencias paganas legendarias.
“Les es imposible a los sacerdotes de Roma hallar una pizca de apoyo para tal doctrina en las Escrituras. Pero, en el sistema babilónico, la fábula estaba ya lista para cogerla. Allí se enseñaba que Baco bajó al infierno, rescató a su madre de los poderes infernales, y se la llevó consigo en triunfo al cielo. Esta fábula se enseñó dondequiera que se extendió el sistema babilónico; y, en conformidad, hasta este día, los chinos celebran, como lo han hecho desde tiempos inmemoriales, una fiesta en honor de una madre, quien fué rescatada por su hijo del poder de la muerte y del sepulcro. La fiesta de la asunción en la Iglesia Romana se celebra el 15 de agosto. La fiesta china . . . se celebra igualmente en el mes de agosto.”