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  • Aumento de la Teocracia en Asia sudoriental
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
w51 15/10 págs. 628-634

Aumento de la Teocracia en Asia sudoriental

Un informe por el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr

A BORDO del Constelación de la KLM, Milton Hénschel y yo dedicamos unos minutos a pensar en lo que habíamos visto en Singapur y en los días gozosos que pasamos allí, pero se distrajo nuestra atención al pensar en Thailand (Siam) y lo que pudiéramos esperar allí. Nuestro avión estaba atrasado y confiábamos en que nuestros hermanos en Thailand esperarían nuestra llegada. El vuelo era suave y abajo no había nada más que las aguas del Golfo de Siam. Nos sobrevino la noche y eran las 21 horas cuando el “Holanda” se detuvo en el aeropuerto Don Muang, a unos 21 kilómetros de Bangkok, capital de Thailand. Al principio no pudimos ver el rostro de la gente que permanecía de pie detrás de la cerca en la estación terminal, pero cuando nos acercamos reconocimos a los graduados de Galaad y a muchos de los publicadores siameses que habíamos conocido hacía cuatro años. En total había unos treinta para recibirnos. Tomó algún tiempo para pasar por la aduana por el hecho de que algunos pasajeros chinos tenían en su posesión artículos sujetos a impuestos y se hallaban delante de nosotros. Pero pacientemente nuestros hermanos nos esperaron y cuando pasamos los saludamos y subimos a los automóviles que nos esperaban.

En el camino a la ciudad varios grupos de policías nos detuvieron. Aunque es verdad que no hay guerra en Thailand, todavía por razones de seguridad los pasajeros son registrados por la noche. En camino el siervo de sucursal, el hermano Babinski, nos dijo que, desde que oyeron por primera vez de la propuesta visita del presidente de la Sociedad al Lejano Oriente, la habían esperado con vehemente anticipación y empezaron preparaciones inmediatamente. Quedamos de llegar el 4 de abril y ahora esa fecha había llegado. Los hermanos estaban felices porque el tiempo para abrir su asamblea había llegado.

La asamblea estuvo bien organizada. Se preparó un foro en miniatura con una cerca de estacas pintada de blanco en el terreno de la Sociedad, siguiendo el modelo de aquélla usada en la Asamblea del Aumento de la Teocracia en Nueva York en 1950. Todas nuestras reuniones vespertinas las celebramos al aire libre, siendo mucho más agradable así que adentro ya que abril es el mes más caluroso de Thailand. Después de la puesta del sol siempre tuvimos una brisa. Se proporcionaron lámparas de gas para el alumbrado, porque la energía de la compañía de luz es un poco débil y todas las luces son tenues. Algunas sesiones se celebraron en el Salón del Reino, que está situado en la propiedad de la Sociedad y fué repintado para la ocasión.

Los publicadores efectuaron la campaña de publicidad más grande que se ha lanzado por la Teocracia en Thailand. Con semanas de anticipación empezaron a publicarse artículos en los principales diarios en inglés, siamés y chino concernientes a la obra de la Sociedad y la visita venidera del presidente de la Sociedad, Treinta mil atractivos volantes de dos colores se imprimieron para el discurso público, “Proclamad libertad por toda la tierra,” que sería pronunciado el 8 de abril, y diez mil de éstos se dieron a los diarios para insertarlos entre las páginas de los periódicos unos cuantos días antes del discurso. Se hizo esto. Los demás volantes se distribuyeron en las casas y en las calles. Además, se prepararon tres cartelones grandes y se colgaron en las partes concurridas de la ciudad.

Un aspecto enteramente nuevo de publicidad se introdujo en Thailand, a saber, publicidad por publicadores usando carteles en las calles de las secciones más concurridas de la ciudad. El tráfico de automóviles, “jeeps”, autobuses y triciclos, así como también de transeúntes, es tan intenso en Bangkok que lógicamente las calles son el mejor lugar para anunciar. Casi todos los publicadores estaban recelosos en cuanto al resultado de esta fase de la obra, pero todos cooperaron de muy buena gana y descubrieron que dió un testimonio tremendo y excepcional. Además, grandes anuncios para automóviles se prepararon y los que tenían choches se aprovecharon de ellos. Un lado de los anuncios anunciaba el discurso en siamés, y el otro lado en inglés, y esto también dio un testimonio notable.

Otra parte de la obra preliminar fué el enviar por correo más de mil cartas de invitación a suscritores de las revistas, y muchas cartas también fueron entregadas a personas interesadas por los publicadores. Varios diarios siameses publicaron artículos clasificando a nuestra obra como comunismo. Al hacerlo así sólo mostraron su ignorancia y revelaron la mala norma de información que tienen. Prefieren escándalo y mentiras a fin de vender periódicos. Pero la verdad no puede ser dañada por tales declaraciones públicas, y por eso es mejor pasarlas por alto. También publicaron fotografías de nuestros hermanos en las calles llevando carteles, como “prueba” de sus declaraciones. La predicación de las buenas nuevas es nuestra obra, y por eso no cejamos, no importa lo que digan los periódicos y los religiosos. No podemos ser desviados preocupándonos por lo que digan los mal informados u odiadores de la verdad. Los diarios de confianza, los mejores en Bangkok, dieron informes verdaderos de nuestra obra y apreciamos eso. Todos los publicadores se unieron en la obra. Los del lejano Siam septentrional participaron grandemente en la obra publicitaria.

Las necesidades físicas de los hermanos tampoco se olvidaron, y se instaló un restaurante individual en la sucursal. De esta manera los publicadores pudieron obtener sus alimentos en la misma convención. Hallaron muy cómoda la sombra de los árboles en el patio mientras usaban petates como mesas, sentándose sobre la hierba.

Como la convención empezó el viernes, 6 de abril, la acostumbrada reunión de servicio del viernes se adelantó al jueves por la noche, y eso marcó el comienzo del gran bam1uete que todos iban a disfrutar durante los días siguientes. Esta reunión fué muy gozosa en la que se dieron dos demostraciones enteramente en el idioma siamés por algunos de los misioneros, graduados de la escuela de Galaad, aunque sólo habían estado en el país un corto tiempo. Debe notarse que el siamés es un idioma muy difícil para extranjeros, ya que contiene 32 vocales y 44 consonantes y tiene 5 inflexiones. El hermano Búrkhart demostró cómo empezar un estudio en La Atalaya en siamés y los hermanos Ross y Stállard dieron una demostración de testimonio en las calles. Los hermanos Búrkhart y Stállard han estado en el país sólo catorce meses, pero debido a su buena pronunciación muchos a quienes les dan el testimonio en Chiengmai les preguntan si nacieron en Thailand. Fué una sorpresa para mí oír a estos hermanos hablar tan bien.

LA CONVENCIÓN DE BANGKOK

El viernes por la mañana a las 9 horas la convención se abrió oficialmente y un grupo grande se congregó para el servicio en el campo. Durante la tarde los publicadores salieron a la obra de caminar con carteles y distribuir volantes. El viernes por la noche el siervo de sucursal dió un breve discurso de bienvenida en siamés. El hermano Hénschel siguió con un discurso sobre mantener devoción piadosa, y luego yo hablé sobre curación divina. Prestaron buena atención a ambos discursos.

El sábado principió con una pantomima representada por dos precursores siameses y dos misioneros, los hermanos Búrkhart y Láakso. La demostración tuvo siete escenas, comenzando con un publicador ofreciendo una revista en la esquina de la calle y terminando con dos publicadores en la misma esquina de la calle cerca de dos meses después—un aumento de 100 por ciento—siendo el nuevo publicador la persona que había aceptado la revista en la calle dos meses antes.

Después del servicio del campo matutino hubo tres discursos de 15 minutos para empezar la tarde, pronunciados por los hermanos Ross y Thomas y un publicador siamés. Después de más servicio en el campo los convencionistas se reunieron para la sesión vespertina. En esa ocasión el hermano Grúber, un graduado de Galaad, dirigió todo el programa en el idioma siamés. Comenzó con canciones en siamés, un rasgo muy bien disfrutado en todas las sesiones, seguido por las experiencias personales de dos hermanas que habían sido budistas contando cómo vinieron a la verdad. Dijeron que habían sido budistas desde su nacimiento y que el budismo se les había implantado hondamente; de hecho una de ellas había sido monja. Habían considerado al budismo como la religión superior. Primero cuando los publicadores las visitaron no creyeron el mensaje, pero después de repetidas revisitas y muchos estudios bíblicos comprendieron que el conocimiento de la Biblia era más poderoso y dador de vida que las enseñanzas y doctrinas budistas, y que la vida podría venir sólo de Jehová mediante Cristo Jesús. Las dos expresaron gran gozo al saber la verdad, la cual dijeron ellas que nunca abandonarían. Fué muy animador oír estos testimonios, porque hasta ahora ha sido una cosa rara el que los verdaderos budistas vengan a la verdad. No sólo tenemos ahora a algunos budistas en la verdad, sino que son muy entusiastas acerca de ella. Tienen sed de más conocimiento de la Biblia y por eso son buenos estudiantes. Ninguno de nosotros puede dejar de estudiar la Palabra de Dios, y ellos aprecian eso ahora. Después de eso, el hermano Hénschel dió un discurso fortalecedor sobre predicar a pesar de la oposición, seguido por mi discurso.

El domingo llegó la culminación de la asamblea de tres días, y empezó con un discurso bautismal por el hermano Búrkhart, el siervo de circuito. Fué muy complaciente ver a ocho personas sentadas en la fila del frente como candidatos para ser sumergidos, casi todos habiendo sido budistas. A la pregunta del orador “¿Están de acuerdo en servir a Jehová Dios por toda la eternidad?” ellos dieron la respuesta interesante en siamés, “rup-rong”—es decir, ellos garantizaban que sí. Después de este discurso hubo un agradable servicio bautismal en una laguna cercana. Las hermanas usaron sarongs.

El lugar de la reunión pública fué el auditorio de la Universidad de Ciencias Políticas y Morales. Esta escuela de enseñanza superior es un plantel grande con muchos edificios, y está frente al famoso río Chaupaya en el margen oriental. El estudio de derechos es uno de los principales. Para las 15 horas empezó a llegar gente, pero descubrimos que no había nadie que abriera las puertas. Esto sucedió a pesar de que la Universidad se había alquilado desde las 14 hasta las 18 horas y se había facilitado con todo listo para la reunión. Por eso durante la siguiente hora y media hubo mucha precipitación y movimiento para hallar a alguien que tuviera la autoridad de abrir el auditorio. Unos cuantos minutos antes de las 16 horas fué localizado el conserje, pero se opuso a abrir las puertas, porque dijo que no sabía nada acerca del discurso. Pero insistimos en que telefoneara al secretario general de la Universidad; y él dió permiso para que se abrieran las puertas. Cerca de un cuarto para las 16 horas le dije al hermano Babinski que si no podíamos obtener la entrada yo estaba listo para hablar al público que esperaba en los terrenos de la Universidad, bajo un gran árbol bo cercano, que se considera sagrado por los adoradores de Buda. Proporcionaría sombra maravillosa, y ahí a lo largo del río sería tan buen lugar para dar el discurso sobre libertad como dentro de la escuela. Pero no tuvimos que recurrir a eso.

Tan pronto como se abrieron las puertas se precipitó la gente. Unos cuantos de los asientos estaban acomodados y éstos se llenaron rápidamente, pero fué necesario acomodar otros asientos. Empezamos un poco tarde por arreglar los asientos, abrir las ventanas y arreglar las cosas. Pronto en el discurso mostré la diferencia entre el comunismo y la democracia. Esto le aclaró a la concurrencia que no estábamos propagando el comunismo como algunos de los diarios habían dicho. A medida que continué y empecé a mencionar el nombre de Jesús, varios grupos salieron ruidosamente, como si el nombre de Jesús les fuera desagradable. Pero aunque algunos salieron, sus asientos pronto fueron ocupados por otros que seguían entrando. La concurrencia escuchó atentamente hasta el fin del discurso que se interpretó al siamés al mismo tiempo y duró una hora y media. Era una concurrencia variada, incluyendo negociantes, doctores, oficiales gubernamentales, estudiantes, 7 sacerdotes budistas, europeos y chinos, además del cuerpo principal de la gente siamesa. La cuenta de la concurrencia fué de 367, y se obsequiaron 300 folletos al fin del discurso. Esta fué la más grande concurrencia a un discurso público de los testigos de Jehová en Bangkok hasta la fecha, y a todos los hermanos les agradó este testimonio.

Después del discurso público nos reunimos de nuevo en el terreno de la sucursal y casa misionera, y la sesión de la noche empezó con una experiencia dada por el hermano Pówell en el idioma siamés, seguida de un resumen de 20 minutos de La Atalaya. El hermano Hénschel continuó con un discurso de una hora sobre el servicio de precursor y yo concluí con un resumen de nuestro viaje a través del área del Pacífico, Australia y el Lejano Oriente, terminando con palabras de aprecio por el aumento de la obra en Thailand. Estuve muy feliz porque Thailand había logrado su 35 por ciento de aumento en número máximo de publicadores, y le dije a la asamblea que era el primer país en este viaje que había logrado esa meta y muy probablemente hará mejor antes de que termine el año.

En cuanto a la predicación del evangelio en Thailand, se ha logrado un aumento excelente desde mi última visita. En 1947 lograron un máximo de 31 publicadores, y ahora en marzo de 1951 habían subido a 119.

Hay algunos de los hermanos y hermanas siameses que han emprendido la obra de precursor. Dos hermanas están en camino al sur de Thailand para comenzar a trabajar donde no hay publicadores. Fueron puestas en la lista de precursores especiales para ayudarlas a sufragar los gastos. La idea de salir de Bangkok e ir a un nuevo territorio tenía a estas dos precursoras muy entusiasmadas, y la convención fué un gran estímulo para muchos en este respecto.

BUDISMO

Se están preparando nuevas publicaciones en el idioma siamés. Ya tienen “Sea Dios Veraz”, el cual ha sido una gran ayuda para conducir estudios en las casas de la gente, y casi la tercera parte del nuevo libro “Esto significa vida eterna” ya estaba traducida. Estas nuevas publicaciones ayudarán grandemente a la gente siamesa a asir el conocimiento de la verdad y ver la diferencia entre el budismo y el reino de Dios. Los budistas tienen la idea de que dentro de poco tiempo se efectuarán grandes cambios en la tierra y que habrá un reinado de mil años de bendiciones. Por eso se necesita mucha paciencia por parte de los publicadores para mostrarles que las cosas que ellos creen son diferentes de las explicadas en la Palabra de Dios, la Biblia. El concepto general del budista es que el cuerpo en que ellos habitan es una cosa innecesaria, y ellos no tienen ningún gran anhelo por la vida. Por lo menos ésa es la manera en que son enseñados. Pero hay algunos budistas que verdaderamente desean vivir y aman la vida, pero su religión les enseña a no amar la vida. La mayoría de la gente espera la venida de la muerte de la manera natural. Nirvana es su meta final, y los sacerdotes que andan con túnicas amarillas creen que su próximo paso en la vida cuando se deshagan de este organismo carnal será nirvana. Entonces no habrá trabajo, pensamiento, acción, ni cosas materiales. Piensan ellos que vienen a ser una especie de nada, y eso es por lo que se esfuerzan. El Diablo ha inyectado en su mente algunas creencias extrañas y las ideas budistas son difíciles de entender. El porqué alguien no quiera vivir cuando tiene la oportunidad parece extraño. Muestra que no tiene concepto del gran Creador Jehová, que es vida y le ha dado vida al hombre. Pero existe una cosa característica aun entre estos millones de personas que siguen las enseñanzas de Buda—tienen farmacias y doctores y cuando la gente se enferma trata de mejorarse. En realidad no están seguros de su futuro. Aunque no deben amar la vida tratan de conservarse vivos mientras puedan. Cuando un budista recibe la verdad y la acepta, verdaderamente se desprende de un montón de cargas y cuidados y luego comprende que vale la pena vivir y puede disfrutar la vida. Cuántos budistas mostrarán su deseo por servir a Dios nos es difícil decir, pero los testigos de Jehová tienen el mandato del Señor de ir y hacer discípulos en todas las naciones y predicar las buenas nuevas en todo el mundo para testimonio, y eso es lo que está haciendo en Thailand y en muchas otras partes del mundo, sea cual fuera la creencia de los individuos. Una vez que se predica el mensaje a la gente viene a ser su responsabilidad el aceptarlo o rechazarlo. Puede decirse que la gente de Bangkok y Chiengmai y algunas otras ciudades donde están situados los testigos de Jehová saben de la obra y saben lo que estamos enseñando, y si son de buena voluntad y están buscando la verdad y la justicia la organización está ahí para ayudarles y enseñarles el camino que deben seguir.

El lunes después de la convención tuvimos la oportunidad de ver algo del territorio que no han trabajado todavía los misioneros y los publicadores locales. Hicimos un viaje en una lancha a través de algunos de los klongs (canales) que son las carreteras para mucha gente de Thailand. Empezamos en la orilla del río Chaupaya en el mismo corazón de Bangkok cerca de nuestro hotel. Todos los graduados de Galaad estuvieron con nosotros. El río es una arteria muy transitada y se pueden ver todos los tipos de embarcaciones. Los vapores de los océanos entran en la boca del río y anclan en Bangkok. Hay remolcadores y sampanes. Las barcazas se usan extensamente para el transporte de madera, arroz, cocos y otros productos del país. Fuimos hacia el norte y pasamos los grandes almacenes de arroz y por debajo del nuevo puente Memorial y luego nos dirigimos hacia el occidente por uno de los más grandes klongs de Bangkok. A lo largo de las orillas estaban los vendedores ambulantes en sus piraguas, vendiendo bebidas, alimentos, legumbres y helado. Había aserraderos y fábricas textiles. Vimos metros de tela nativa que se acababa de teñir colgada para secarse. Las casas están edificadas al lado del klong, con peldaños que conducen al agua. La gente estaba bañándose o lavando la ropa en agua que no se veía muy invitadora. A menudo llegábamos a un wat (templo), muchos de los cuales estaban muy acabados y necesitaban reparación. Vimos a muy pocas personas adorando y preguntamos para saber si la gente estaba abandonando el budismo, pero parece que prefieren edificar templos nuevos en vez de seguir con los pequeños. Eran un símbolo adecuado de la decadencia de la adoración demoníaca.

Un punto interesante en el camino fué la vista de pequeñas casas encima de un poste en frente de las casas de la gente. Se nos dijo que éstas son casas de los diablos y que se construyen antes de que la gente edifique una casa a fin de proporcionar un lugar para los espíritus para que éstos no vengan y vivan en la casa con la gente. La gente es muy supersticiosa y a menudo ponen comida en estas casas para tener contentos a los espíritus malignos. Cuando las hormigas se comen los alimentos la gente ve que desaparecieron y piensa que se los llevaron los diablos. A veces estas casitas están muy bien pintadas y bien cuidadas, pero otras veces no es así.

En los pocos klongs que vimos viven miles de personas. Se nos dijo que casi toda la gente en Thailand puede leer y escribir su propio idioma, incluyendo los que viven como la gente que nosotros vimos; de modo que hay un gran campo para la distribución de publicaciones teocráticas en ese país. Pero más publicadores tendrán que hallarse para alcanzar a toda la gente.

Disfrutamos de nuestra visita a Bangkok. El espíritu de los publicadores es bueno y el progreso de la obra es alentador. Además, Bangkok es la clase de ciudad con qué soñaría uno si iba a soñar con el Oriente, porque allí halla usted los grandes templos de Buda asomándose por toda la ciudad y la pompa y magnificencia de la realeza. Hojas de oro decoran los techos de muchos templos, y grandes estatuas repugnantes “guardan” las entradas. Se han levantado grandes Budas y altares queman incienso dulce que es transportado por la brisa lejos de los templos. Algunos de los templos contienen joyas fabulosas. Tiene el toque de los libros de cuentos de Oriente. Evidentemente en años pasados su religión fué el mayor poder en el país sobre la gente, pero ahora muchas personas parecen darle el primer lugar al comercio y a la política, y están interesadas en las costumbres de Occidente. Es un país de abundancia, sin embargo, y mucha de la gente del campo da el crédito a Buda por darles un país tan maravilloso que nunca tienen que preocuparse acerca de morir de hambre. Comprenden, por supuesto, que naciones poderosas y fuertes están trabajando en el mundo y como en otros lugares no se sienten absolutamente seguros. La crisis presente en el Oriente ha favorecido a Thailand, porque ella tiene suficiente arroz para alimentar a millones más del número de súbditos en el país, y muchos establecimientos comerciales extranjeros han hecho de Bangkok su central. Las cosas están más normales en Thailand que en otros puntos del Lejano Oriente, pero hay cosas que hacen a la gente recordar que no hace mucho la guerra golpeó su país, porque puentes que fueron bombardeados y templos desentrañados están presentes para decir que la dificultad puede venir de nuevo. Esto puede hacer que algunas personas busquen la verdad.

HACIA BIRMANIA

El máximo calor del día viene justamente después del mediodía y fué a esa hora que debíamos presentarnos en Don Muang para nuestro vuelo a Birmania. Nuestros hermanos fueron con nosotros al aeropuerto y mostraron mucha consideración yendo a esa hora. Era la tarde del 10 de abril e íbamos a despegar a las 14 horas. Pero el avión se detuvo esperando la llegada de un avión retrasado que llevaba pasajeros que iban a hacer conexiones para ir a Birmania. Eso quiso decir que tuvimos una visita prolongada con los publicadores que nos acompañaron al aeropuerto y así nuestra espera se hizo agradable a pesar del calor.

Se anunció que nuestra salida sería a las 16 horas. El dejar a este grupo era diferente en que no los dejaríamos por muchos años, porque en unos cuantos días íbamos a regresar y pasar otras doce horas con ellos en camino a Hong Kong. Así que sólo fué una despedida de tres días.

Al volar vimos la tierra de los arrozales, de color pardo, reseca y rajada; era la temporada seca. Sólo unas cuantas cosas verdes podían verse a lo largo de las playas de los ríos y de muchos canales. En unos cuantos meses vendrían las lluvias del monzón y habría mucho lodo, y empezaría la plantación de arroz. Volamos sobre la tierra plana y luego llegamos a las montañas que separan Thailand y Birmania. Nos dirigimos directamente hacia el occidente hasta que llegamos a la costa de Birmania, y luego tomamos una dirección septentrional hacia Rangún. El vuelo trajo un breve sabor de aire fresco, pero cuando aterrizamos y la cabina cerrada absorbió los rayos del sol sentimos el calor más que nunca.

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