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  • La visita del presidente a Singapur y Tailandia

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  • La visita del presidente a Singapur y Tailandia
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
w56 1/12 págs. 731-735

La visita del presidente a Singapur y Tailandia

GRANDES cosas han sucedido en la colonia británica de Singapur. Las lesiones causadas por la guerra han sido sanadas. Todas las calles están llenas de comercio. Se han construido excelentes carreteras anchas, partiendo desde el moderno aeropuerto; y en sólo diez minutos los dos visitantes de la oficina central de la Sociedad Watch Tówer se hallaron en la oficina de sucursal y casa misional en 33 Poole Road. Durante su estada fué necesario estudiar muchas cosas en conexión con la sucursal y modos de ensanchar la obra de la predicación. Uno de los principales problemas que se consideraron fué el resolver cómo mantener el interés de las personas que habían estudiado con los misioneros y se habían asociado con la sociedad del Nuevo Mundo. En los últimos años muchas personas habían dedicado su vida a Jehová pero después se habían dejado arrastrar de nuevo al viejo mundo. Puede ser que a algunas personas de buena voluntad, después de haber llegado al punto de hacer su dedicación, se les haya dejado demasiado pronto a valerse a sí mismas. Tal vez los testigos maduros hayan creído que, habiendo las personas recién interesadas llegado a conocer los fundamentos de la enseñanza bíblica, ahora seguirían progresando sin ninguna ayuda. A menudo los publicadores dejaban de estudiar con los que ya se habían dedicado, a fin de atender a otras personas interesadas. Sin embargo, éstos que todavía no habían logrado la madurez no tenían suficiente firmeza como para resistir la presión y las tentaciones del viejo mundo. De modo que el presidente de la Sociedad les dió buenos consejos a los misioneros y otros, instándoles a que siguieran estudiando con los inmaturos hasta que hubieran terminado los libros “Sea Dios veraz” y “Esto significa vida eterna”, aun en el caso de que la persona se hubiera dedicado a Jehová y a hacer su voluntad. Tales estudios benéficos capacitarán a los que son nuevos en la verdad a crecer a la plenitud de la madurez y a mantenerse firmes.

Ninguna persona que se ha dedicado a Jehová Dios puede flaquear en el estudio. Nunca llega el momento en que lo sepa todo. Tiene que seguir preparándose con la ayuda de los hermanos más firmes, para llevar su propia carga de responsabilidad al debido tiempo. Muchos de los que se habían asociado con la Sociedad en tiempos anteriores, a quienes el presidente había conocido allí hace cinco años, se habían dejado arrastrar al modo de vivir del viejo mundo. A los misioneros esto les había causado desilusión y estaban en desasosiego. Sin embargo, la organización se ha mantenido firme porque han venido muchas personas nuevas. Pero ahora es la responsabilidad de los que llevan la delantera fortalecer a los que están en la organización a fin de que permanezcan firmes y perseveren aun hasta el fin de este sistema de cosas.

Se habían hecho arreglos para transmitir una entrevista por la Radio Malaya, y esto se llevó a efecto en la noche del miércoles 28 de marzo.

AL NORTE HASTA MALAYA

Incluído en el horario repleto estaba un viaje por el hermano Knorr y el hermano Yaremchuk, el siervo de sucursal, a Kuala Lumpur. Esta es la capital de la Federación Malaya, una dependencia del Commonwealth Británico de Naciones. Desde 1951 las revistas La Atalaya y ¡Despertad! han estado proscritas en este país. Se habían hecho arreglos anticipados para que el presidente consultara con el ministro de asuntos internos, Inche Bahaman bin Samsuddin, acerca de levantar las restricciones. Cuando el avión en que viajaban el siervo de sucursal y el presidente llegó al aeropuerto de Kuala Lumpur otro avión acababa de aterrizar, trayendo al primer ministro de la Federación. Como consecuencia el aeropuerto estaba lleno de funcionarios, fotógrafos cinematográficos y mucho público, habiendo venido todos para saludar al primer ministro. Se le dió una regia bienvenida con motivo de su regreso de Bangkok. Y fué en este sitio bullicioso que los dos hermanos se encontraron con el funcionario del gobierno a quien habían venido a consultar—el ministro de asuntos internos, y también con el Sr. Tan, secretario del partido en el poder, quien había hecho los arreglos para la entrevista. Entonces los cuatro hombres entraron en una limosina y se dirigieron hacia la ciudad. En ruta se hallaron en medio del séquito del primer ministro, y fué impresionante ver las filas de policías y soldados por el camino, saludando a los hombres que iban en el automóvil al ir pasando éste.

En poco tiempo llegaron a la oficina del ministro de asuntos internos e inmediatamente dirigieron su atención al punto en cuestión. Se sacó el archivo viejo con la historia de la proscripción de las publicaciones de la Sociedad (el cual había sido compilado durante muchos años por el anterior gobierno colonial británico), y el Ministro leyó en voz alta algunas de las acusaciones que contenía contra la Sociedad Watch Tówer y los testigos de Jehová. Uno de los puntos principales que se presentó fué que los testigos de Jehová no quieren obedecer todas las leyes de la nación, sino que en caso de que haya conflicto entre estas leyes y las de Dios optan por obedecer las de Dios, y así constituirían un peligro para la seguridad del país. También, se hacía la acusación de que los testigos atacan otras religiones y credos, y especialmente que La Atalaya ataca la religión islámica.

Vino después una amistosa consideración de puntos entre el hermano Knorr y los dos funcionarios del gobierno. El presidente de la Sociedad tuvo la oportunidad de explicar en detalle las creencias de los testigos de Jehová y la obra de la Sociedad. Se subrayó el hecho de que el gobierno nunca ha tenido motivo para acusar a los testigos de Jehová de violar ninguna de sus leyes, aunque es verdad que ellos consideran la ley divina superior a la del hombre. También se les manifestó que la persona que vive en armonía con los elevados principios divinos de la verdad y la justicia ciertamente nunca se hallaría inmiscuyéndose en ninguna acción gubernativa ni violando sus leyes de decencia y conducta morales. Además, se les indicó que los testigos de Jehová en ningún tiempo han sido fomentadores u originadores de desórdenes o alborotos en ningún lugar. Durante la conversación se hizo mención del caso de la muchacha que habla sido criada como musulmana pero que había sido aprehendida por unos católicos y llevada a una institución de ellos. La niña era de padres católicos. Pero el llevarla a una institución católica alteró el orden de la nación. El alboroto fué resultado de la divergencia de creencias religiosas, y dejó un saldo de algunos muertos y muchos heridos; no obstante, el gobierno no juzgó el incidente como motivo para proscribir la Iglesia católica.

Sin embargo, el Ministro arguyó que un desorden semejante pudiera suceder debido al hecho de que nosotros no estamos de acuerdo con otros credos religiosos. (Este es el mismo argumento que el departamento de las colonias británicas ha empleado por todo el mundo. Los testigos de Jehová nunca han causado desórdenes o alborotos, pero porque “pudieran hacerlo algún día” se les proscribe a ellos o a sus publicaciones.) Como réplica se les indicó que en los primeros tiempos del cristianismo los apóstoles fueron de un lugar a otro predicando la resurrección de Cristo Jesús y que ‘no hay salvación en ningún otro’—aunque los funcionarios del gobierno en ese entonces insistieron en que dejaran de predicar esta doctrina. “Y habiéndolos llamado, les mandaron que no hablasen absolutamente ni enseñasen en el nombre de Jesús. Pedro y Juan empero respondieron y les dijeron: ¡Juzgad vosotros si es justo delante de Dios escucharos a vosotros más bien que a Dios! Pues en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar las cosas que hemos visto y oído.” (Hech. 4:12, 18-20) ¡Cuán extraño es que, habiendo sólo unos quince testigos de Jehová en toda la Federación Malaya, se les considere un peligro a la seguridad del país y no se les permita distribuir unos cuantos ejemplares de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! a fin de traer consuelo y ayuda a las personas!

El hermano Knorr explicó que la expresión de diferentes ideas trae progreso al pueblo de cualquier nación. Al no haber ningún desacuerdo tampoco habría reforma de las ideas viejas. Si todas las religiones tuvieran que estar inmóviles y no se le permitiera a nadie discutir doctrina o dar prueba de dónde se había cometido error, nunca se lograría progreso hacia la comprensión del Dios verdadero. La Biblia es un libro que se anticipa al futuro y estimula el pensar progresivo. A eso se debe el estado actual de Europa y América, porque se separaron del estancado sistema de cosas católico romano. Querían hacer progreso y apartarse de las tradiciones de la adoración falsa en que habían estado por siglos.

El ministro estuvo de acuerdo en que esto está bien para los pueblos ilustrados, mas no para las personas de Malaya, muchas de las cuales carecen de instrucción.

El hermano Knorr insistió en que éste es el tiempo para la ilustración y que debe permitirse que la verdad circule libremente, no con el objeto de levantar disturbios, sino para ayudar a los hombres a buscar el camino de la vida verdadera.

Todo considerado, fué una consideración amena de puntos importantes, y se presentaron claramente ante el Ministro los hechos acerca de los puntos de vista de la Sociedad. Se demostró que los testigos de Jehová nunca han causado disturbios o alborotos en ningún lugar del mundo. Ellos no son instigadores del desorden, sino que les tienen amor a las personas a quienes sirven en toda nación. Es la verdad lo que hace a uno libre y cualquier pueblo que desea ser libre ama la venida de la verdad.

No se sabe cuál será el resultado final. Cuando el hermano Knorr volvió a Singapur envió una carta al Ministro, repitiendo por escrito algunas de las cosas ya consideradas y haciendo una petición formal para que se levante la proscripción de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Parece que serán necesarias muchas más cartas y conversaciones para que se levante la proscripción. Malaya es una nación musulmana y a muchos no les gusta que circulen libremente creencias cristianas.

LA ASAMBLEA DE SINGAPUR

El siervo de sucursal y el hermano Knorr volvieron a Singapur ese mismo día después del anochecer. Desde el aire, en esa noche despejada, Singapur presentaba una vista hermosa; las luces resplandecientes y de muchos colores de la ciudad se extendían como un inmenso cofre lleno de joyas preciosas.

El viernes, 30 de marzo, amaneció con un cielo despejado sobre el estadio Jalan Besar, donde los testigos de Jehová dieron comienzo a su asamblea. La temperatura era de 90 grados F., pero la brisa suave que soplaba sobre la espaciosa cancha de fútbol ayudó a hacer el tiempo relativamente cómodo para los oradores y el auditorio. A las 4 p.m. había de celebrarse la reunión pública, con la conferencia “Haciendo a todo el género humano uno bajo su Creador” pronunciada por el hermano Knorr. Hubo 491 asistentes. Era un auditorio internacional con chinos, tamiles, siks, eurasios, indonesios y otros, muchos de ellos en sus vestidos nativos. Algún día pronto todas estas personas de buena voluntad serán unidas bajo su Creador.

Después de este primer gran día la asamblea se trasladó al Salón del Reino de los testigos de Jehová. En la asamblea se contaron excelentes experiencias y también se pronunciaron discursos interesantes. Un hermano de Ceilán relató que había nacido de padres budistas y se fugó de su casa a los trece años para ingresar en un monasterio hindú en los montes Himalaya donde vivió con monjes y aprendió el arte de yoghi. Al no hallar satisfacción después de años de esta instrucción, emigró a Malaya, donde solía reunirse con varias sectas “cristianas,” pero todavía lucía su cabello largo y barba de sadhu (sacerdote hindú). Después de leer un sólo tratado se le abrieron los ojos a este hermano. Pronto se afeitó la barba, cortó su cabello largo, quitó sus mantos ondulantes y dejó de emplear sus poderes “milagrosos.” Ahora está dedicado al servicio del Dios vivo, Jehová, y predica las buenas nuevas del reino establecido de Jehová.

La asamblea del Reino Triunfante trajo una abundancia de bendiciones ricas a todos los asistentes. Once personas de buena voluntad simbolizaron su dedicación a Jehová por la inmersión en agua. Entre ellas estaban tres hermanas jóvenes de Penang, en Malaya, que aceptaron la verdad por su cuenta como resultado de leer un solo libro. Han hecho excelente progreso y han salido a testificar de casa en casa durante la única hora que tienen libre de la escuela cada día. Fué motivo de gozo tenerlas en la asamblea y ver su celo juvenil, pues la menor de ellas tiene quince años de edad y la mayor diecisiete. La asamblea de Singapur tuvo un verdadero éxito, y contó con la bendición de Jehová.

Los hermanos Knorr y Adams debían salir de Singapur con destino a Bangkok el sábado 31 de marzo a las 9:35 a.m. El presidente pronunció sus palabras finales a los asambleístas a las ocho de la mañana y luego recibió noticias de que el vuelo se había retardado. En efecto, se le postergó varias veces durante el día. Finalmente habló otra vez, y esto hizo un total de cuatro veces que había hablado en la asamblea sin contar el discurso público. Otros retrasos detuvieron a los dos hermanos allí toda la noche y no salieron hasta el domingo para la parada siguiente, Bangkok, en Tailandia o Siam.

ASAMBLEA SIAMESA

Mientras tanto, el siervo de sucursal de Bangkok estaba bastante inquieto. Los viajeros ya tenían un día de atraso. Según el programa el presidente de la Sociedad debía hablar a las cuatro de la tarde del domingo en Chiengmai, pero a causa del retraso de un día del avión parecía que le sería imposible llegar a Chiengmai a tiempo para la reunión pública. Temprano por la mañana el domingo el siervo de sucursal envió un telegrama a Chiengmai dando instrucciones de usar otro conferenciante como substituto. Cuando los hermanos Adams y Knorr llegaron a Bangkok a la 1 p.m. hallaron que el hermano Babinski había persuadido a las Líneas Aéreas Thai a detener el avión de la 1 p.m. hasta que pudieran pasar por la aduana e inmigración y completar las formalidades regulares para embarcarse. De manera que a la 1:20 el avión recorrió la pista dirigiéndose a Chiengmai. Los tres tenían mucho de qué hablar y, por supuesto, todavía había esperanza de que en caso de que el avión no hiciera escalas en ruta a Chiengmai podrían llegar allí para las cuatro. Resultó ser un vuelo directo y el grupo llegó a las 3:40 de la tarde. Un automóvil esperaba a los pasajeros en el aeropuerto, de modo que llegaron al salón de la asamblea a las cuatro menos diez.

Había 348 asistentes para escuchar el discurso “Haciendo a todo el género humano uno bajo su Creador” interpretado al idioma tai. Fué un día lleno de emoción y los testigos de Jehová y los misioneros en medio de ellos se regocijaron porque los hermanos por lo menos llegaron a tiempo para la reunión pública. La asamblea siguió el día siguiente con gran entusiasmo y dieciocho personas se bautizaron. Hubo un promedio de 173 testigos de Jehová en asistencia en esta asamblea del norte de Tailandia.

El día después de la asamblea, mientras el hermano Knorr hablaba con los misioneros esa tarde acerca de su trabajo y problemas, llegó el telegrama, avisando que los hermanos Knorr y Adams no llegarían a Chiengmai a tiempo para el discurso público. Fué mejor que el telegrama no llegara, ya que todo se había efectuado según el programa.

En este país predomina la religión budista, y no es cosa rara hallar a un sacerdote budista en las reuniones de los testigos de Jehová. Los budistas abrigan grandes esperanzas de que hay mejores cosas por venir, pues ellos creen que la profecía de 2,500 años de Buda llega a su cumplimiento en 1957. Exactamente qué clase de mejoramientos se efectuarán en el mundo en 1957 no está del todo claro, pues los diferentes sacerdotes presentan diversas ideas, pero parece que 1957 es el año importante para ellos. De modo que los misioneros hallan muy difícil convencer a las personas de que el nuevo mundo de justicia del que hablan los testigos de Jehová es diferente de aquello de que hablan los sacerdotes budistas. Pero muchas personas quieren escuchar y oyen lo que los testigos dicen.

Es un placer testificar entre estas personas. Acercándose a una casita típica de madera o bambú construida sobre zancos, uno sube la escalera y entonces se quita los zapatos antes de unirse a la familia en el piso del porche, donde ésta se queda sentada y escucha el mensaje de esperanza. El ministro tiene la oportunidad de hablar por largo tiempo en casi todas las casas y las personas escuchan con interés a medida que el testigo presenta el sermón de la Biblia tai y luego ofrece las publicaciones. Este es un país donde es posible pronunciar el sermón en casi todos los hogares, aunque en el próximo cuarto uno vea un altar budista con flores y comida colocadas sobre él. Algunos de los precursores más celosos del país han venido de un ambiente de esta clase para unirse a la sociedad del Nuevo Mundo y anunciarle a la gente una esperanza verdadera.

Durante la estancia en Chiengmai se verificó una gran fiesta en el templo budista y miles de personas vinieron a gozar de ella, con espíritu de carnaval. Vendedores de muchas diferentes comidas aplacaban el apetito de multitudes mientras juegos de destreza y danzas captaban el interés de otros. Finalmente llegó una procesión larga y lenta de un pueblo vecino, trayendo regalos para el templo. Prominente en la procesión fué el árbol de dinero con hojas de dinero—la contribución del pueblo a su templo. Después vino una carroza ilustrando un evento de la vida de Buda que el cantor que seguía atrás en una pequeña carretilla narraba en verso. La carroza era remolcada por algunas personas que ocupaban sus puestos al lado de la cuerda que se extendía delante de ella mientras una multitud de otras personas del pueblo formaban la retaguardia de esta típica procesión religiosa. Se necesitaría mucho tiempo para convertir a todas estas personas a la creencia cristiana. Sería imposible hacerlo; por cuanto sólo los que son apacibles como ovejas se separarán y evitarán la muerte en el Armagedón.

En la siguiente parada, Bangkok, se dedicó tiempo a estudiar los registros en la oficina de sucursal de Tailandia y considerar lo que podría hacerse para adelantar la obra de los testigos de Jehová por todo el país. El miércoles por la noche el hermano Knorr habló con cincuenta y siete personas de la congregación local. Se han hecho mejoramientos maravillosos en la ciudad de Bangkok desde la última visita del hermano Knorr allí. Fué grato ver el progreso que el país ha hecho en la higiene y las condiciones de vida en este corto período de tiempo. Pero más grato fué ver el nuevo máximo de publicadores de Tailandia y observar que los misioneros se dedicaban diligentemente a aprender el idioma y que podían hablar en la lengua del pueblo. Se hicieron arreglos para comenzar a trabajar en nuevo territorio, enviando misioneros para cuidar el interés y establecer congregaciones.

[Ilustración de la página 733]

BANGKOK

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