Consuelo para hombres que gimen y lloran
NUNCA, en toda la historia miserable del hombre, han traído las condiciones mundiales mayor pesar atormentador sobre la humanidad que hoy día. Todo departamento de actividad, todo campo de esfuerzo, todo ramo de la sociedad continúa hundiéndose más y más en el cenagal de corrupción y pecado. Como resultado, gente buena y recta por toda la tierra está gimiendo y llorando, y el proverbio explica por qué: “Cuando los justos están en autoridad, la gente se regocija; pero cuando un hombre inicuo gobierna, la gente gime.”—Pro. 29:2, AN, margen.
La integridad política en el gobierno se ha desmoronado en todo departamento. No sólo entre oficiales locales subordinados sino también en el más elevado nivel internacional, dentro de los círculos interiores de las supuestamente sagradas Naciones Unidas, el engaño y la iniquidad abundan. Hasta en los establecimientos militares y agencias que hacen ejecutar la ley el peculado y la corrupción florecen. A veces oficiales inicuos mediante votos son depuestos, otras veces un gobierno completo es derrocado por revolución, o, por otra parte, la gente en su desesperación acepta dictaduras militares o el comunismo ateo para alivio. Empero las cargas y penalidades sobre su cuello no son aligeradas en lo más mínimo. “Cual león rugiente y oso hambriento, es el inicuo que gobierna a un pueblo pobre.”—Pro. 28:15.
Económicamente, las condiciones van de mal en peor. La honradez y equidad son desconocidas en el mundo comercial. En su lugar la mentira, codicia y engaño son considerados como ética establecida por la vista cruel del mercantilismo. Guerras de costos, impuestos, escaseces artificiales, y numerosas inmoralidades obran juntas para causarle opresión y miseria a la gente.
Ya no se pone confianza implícita en los tribunales judiciales, porque muchas de sus decisiones importantes penden de los hilos diminutos de tecnicismos, y en algunos casos “venden justicia” al mejor postor. De igual modo la fe en los sistemas escolares ha sido quebrantada. A una edad tierna los niños aprenden los métodos de este mundo, y a medida que progresan a través de colegios y universidades muchos se preparan para una carrera de crimen “respetable”. Presencie los escándalos recientes en tráfico de drogas de escuelas secundarias y deportes colegiales. Socialmente, este mundo está más corrompido que nunca antes en la historia. Delincuentes juveniles de la generación pasada crecieron para ser los delincuentes adultos presentes, quienes a su vez engendran y producen una cosecha de prole que sobrepuja a sus padres en iniquidad desenfrenada. En muchos casos la santidad de la familia ha desaparecido del todo, y fábricas de divorcios y clínicas de abortos florecen.
Y ¿qué hay de los sistemas organizados de la religión? Durante este período en que la integridad y fidelidad moral constantemente han disminuído, los miembros de las iglesias constantemente han aumentado. Esto es prueba de que hay más iglesianismo y menos cristianismo. Es prueba también de que los guías de estos sistemas religiosos son grandemente responsables por el crimen y la iniquidad que ahora andan desenfrenados. Por paga los sacerdotes y ministros, mediante sus tradiciones y doctrinas de diablos, invalidan la Palabra sagrada de Jehová, la Biblia. Como resultado la gente se ha apartado de Dios y su sagrado Código de Ética y los ha substituído por las filosofías vanas de la tal llamada ciencia. La entera muchedumbre, la gente ciega y sus guías ciegos, ha caído de cara en una zanja lodosa.—Mat. 15:14.
GENTE DE ACTITUD DIVIDIDA
Este es un comentario tremebundo acerca del sistema de cosas presente; sin embargo es un avalúo honrado de las condiciones tal como existen. Es como el profeta Isaías lo declaró cuando habló del prototipo de la cristiandad, Israel: “¡Ah! nación pecadora, pueblo cargado de culpa; camada de malhechores, hijos que tratan corrompidamente; que han olvidado al SEÑOR, y despreciado al Santo de Israel, y ¡se han vuelto con extrañamiento de él!” (Isa. 1:4, UTA) Jeremías también los describe aptamente, diciendo: “Porque entre mi pueblo se hallan hombres inicuos: están a la mira, como asechan los cazadores de aves; ponen trampas, prenden a hombres. Como una jaula está llena de pájaros, así sus casas llenas están de engaño; por tanto se han engrandecido, se han hecho ricos. Se han puesto gordos y lustrosos; y sobresalen en hechos de maldad; no defienden la causa, la causa del huérfano, y sin embargo prosperan; y no mantienen el derecho de los menesterosos. ¿No tengo yo de visitar por estas cosas? dice Jehová; ¿en una nación como ésta no ha de vengarse mi alma? Cosa maravillosa y horrible se hace en la tierra: Los profetas profetizan mentira, y los sacerdotes gobiernan por medio de ellos, y mi pueblo quiere que sea así.”—Jer. 5:26-31.
Por supuesto, el inicuo, que ahora prospera a costa de otros, “quiere que sea así.” No desea un cambio. Por otra parte, sus víctimas desafortunadas se dividen en dos clases: los que se hacen amargos y cínicos y se vuelven a los placeres carnales egoístas en un esfuerzo por olvidar el sufrimiento del prójimo y el reproche terrible sobre el nombre de Dios causado por estas condiciones inicuas; y las personas de buena voluntad, una grande multitud de ellas de entre toda clase, credo y culto, que hondamente están preocupadas y que se lamentan y se afligen debido a las condiciones abominables presentes. El clamor de este último grupo no es porque son “mariquitas” incapaces de “sonreír y soportarlo”. Más bien, es porque ellos tienen el mismo amor para las leyes justas de Dios que impulsó al salmista a exclamar: “Mis ojos derraman ríos de aguas, porque los hombres no guardan tu ley.” (Sal. 119:136) Estos ahora son bendecidos y consolados por Dios.
No hay duda en cuanto a los que componen esta clase de personas de buena voluntad, porque reciben una marca especial de identificación. “Y le dijo Jehová: ¡Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalem [la ciudad llamada del nombre de Dios y que bien ilustra la cristiandad moderna], y pon una marca sobre las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella!” Después que esa obra de marcar se complete, la profecía dice que las fuerzas ejecutoras del Dios Todopoderoso entrarán en acción velozmente en el Armagedón y destruirán todo hombre, mujer y niño que no esté marcado correctamente, es decir, todos los que no gimen y lloran debido a la iniquidad cometida en la tierra.—Eze. 9:2-5.
CÓMO CONSOLADOS Y ACONSEJADOS
El consuelo que estos lamentadores reciben proviene del “Dios de todo consuelo”, el “que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que podamos consolar a los que están en cualquier clase de tribulación por medio del consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios”.—2 Cor. 1:3, 4; 7:6; 2 Tes. 2:16, NM.
Es “por medio del consuelo de las Escrituras” que Jehová da esperanza a los que no simpatizan con el presente sistema de cosas. (Rom. 15:4, NM) Es por medio de las Escrituras inspiradas que Jehová dice: “Buscad a Jehová, todos los mansos de la tierra, los que habéis obrado lo que es justo; buscad la justicia, buscad la mansedumbre; puede ser que os pongáis a cubierto en el día de la ira de Jehová.” “¡Buscad a Jehová, y viviréis! . . . ¡Buscad el bien, y no el mal, para que viváis! y así Jehová de los Ejércitos estará con vosotros, como decís que está. Aborreced lo malo, y amad lo bueno, y restableced la justicia en los tribunales.” “¡Los que amáis a Jehová, aborreced el mal!” (Sof. 2:3; Amós 5:6, 14, 15; Sal. 97:10) “Que su amor sea sin hipocresía. Aborrezcan lo que es inicuo, adhiéranse a lo que es bueno.” “Que todos los que mencionan el nombre de Jehová renuncien la injusticia.”—Rom. 12:9; 2 Tim. 2:19, NM.
Si uno ama la justicia y odia el mal, como lo hace esta clase de individuos que están disgustados con el arreglo actual del Diablo en el mundo, huirá de las sendas sucias de injusticia y caminará a lo largo de la hermosa carretera que conduce al glorioso nuevo mundo. La palabra pura de consejo es: “Oh hombre de Dios, huye de estas cosas. Pero sigue tras la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, el aguante, mansedumbre de disposición.” “De modo que, huye de los deseos incidentales a la juventud, mas sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, junto con los que invocan al Señor de un corazón limpio.” “Manténganse libres de toda forma de iniquidad.”—1 Tim. 6:11; 2 Tim. 2:22; 1 Tes. 5:22, NM.
ESPERANZA PUESTA EN UN NUEVO MUNDO
En medio de esta crisis mundial, un conocimiento de Jehová Dios y sus propósitos como son revelados a quienes Él consuela les da un contentamiento y confianza y tranquilidad de ánimo no disfrutadas por otros. Ellos no están indebidamente preocupados e irritables, y no se inquietan y se encolerizan por los desarrollos presentes de día en día. No tienen envidia de la prosperidad actual de los inicuos. No estando impacientes, no acusan a Dios injustamente de ser lento acerca de desarraigar la violencia de la tierra. (2 Ped. 3:9) En vez de eso prestan atención al consejo consolador de los Proverbios y Salmos: “No tengas envidia al hombre violento, y no escojas ninguno de sus caminos; porque el perverso es abominación para Jehová; mas con los rectos es su privanza.” (Pro. 3:31, 32; 23:17; 24:1, 19) “No te enojes a causa de los malhechores, ni tengas envidia a los obradores de iniquidad: porque como pasto serán presto cortados, y como la hierba verde se secarán. Confía en Jehová, y obra el bien; . . . Confía calladamente en Jehová, y espérale con paciencia; no te enojes a causa de aquel que prospera en su camino, a causa del hombre que practica inicuas intrigas. Porque todavía un poco, y el malo no será; y examinarás con diligencia su lugar, y él no estará allí; empero los mansos heredarán la tierra, y se deleitarán en la abundancia de la paz.”—Sal. 37:1-3, 7, 10, 11.
¡Qué preciosa promesa es ésa! Los que anhelan vivir bajo un gobierno justo y recto en paz y contentamiento tendrán sus oraciones contestadas, y eso muy pronto ahora. El gran Teócrata, Jehová el Todopoderoso, ya ha comenzado a gobernar como Rey sobre su glorioso trono en los cielos y, ahora rápidamente, se propone hacer desaparecer toda rebelión e iniquidad, destruir a los que ahora destruyen y arruinan la tierra, y establecer un nuevo mundo donde la justicia morará. (2 Ped. 3:13; Apo. 11:18) Por lo tanto, los que ahora retiran su aprobación y apoyo del mundo babilónico del Diablo y dan su completa alianza al nuevo mundo de Dios tendrán la oportunidad grandiosa de vivir bajo ese gobierno teocrático para siempre, para la alabanza, gloria y vindicación de Jehová Dios.