La anticristiana Navidad
“LOS testigos de Jehová—la Navidad no es observada por ellos. Un grupo religioso en New Ulm, los testigos de Jehová, no estarán siguiendo la acostumbrada tradición de celebrar la Navidad. La congregación local no tiene Servicios especiales planeados para las fiestas de la pascua de Navidad.” Así comenzó un artículo en el Daily Journal de New Ulm, Minnesota, el 22 de diciembre de 1951.
¿Se pregunta usted por qué, cuando casi todos los demás cristianos profesos hacen tanta alharaca por motivo de la Navidad, los testigos de Jehová deliberadamente la pasan por alto? ¿Sí? Pero, ¿se preguntaría usted eso si supiera que la Navidad no es cristiana; que a pesar de la opinión general no sólo no es cristiana sino que es anticristiana; que se basa en costumbres paganas y supersticiones y tradiciones medioevales; que en realidad es la verdadera antítesis de todo lo que verdaderamente es cristiano? Estas declaraciones sin duda le parecen radicales, pero si usted sigue leyendo aprenderá las razones del porqué los testigos de Jehová, que toman en serio la Palabra de Dios, no pueden tener nada que ver con la Navidad. Tampoco tenemos que ofrecer alguna disculpa por tomar en serio la Biblia. Después de todo, se supone que la Navidad es una fiesta cristiana, celebrada por los cristianos, y tanto Cristo Jesús como sus apóstoles aceptaron la Biblia como la verdad inspirada de Dios.—Juan 17:17; 2 Tim. 3:15-17; 2 Ped. 1:20, 21, NM.
¿CUÁNDO NACIÓ JESÚS?
Los testigos de Jehová no celebran el 25 de diciembre porque, entre otras razones, ésa no es la fecha del nacimiento de Jesús, casi todos los historiadores estando de acuerdo con ese hecho. Sin embargo, el declarar, como lo hizo un prominente clérigo de los Estados Unidos hace dos años, que “muy bien pudiera haber sido cualquiera de los 365 días del año” es revelar ignorancia de la información bíblica sobre el tema, porque la Biblia sí indica, por lo menos aproximadamente, la fecha en que Jesús nació. ¿Cómo? Mediante varias líneas de evidencia, entre las más fuertes de las cuales está la profecía concerniente a la venida del Mesías como se registró en Daniel 9:24-27. Esta profecía habla de setenta semanas y predice que desde el tiempo de dar el mandato para reedificar a Jerusalén hasta la venida del Mesías habría sesenta y nueve semanas.
Conforme a los más recientes hallazgos de la arqueología, Artajerjes III empezó a gobernar en 474 a. de J.C.; y conforme a Nehemías 2:1-10, en el año vigésimo de su reinado él expidió el decreto para la reedificación de los muros de Jerusalén. Dado que el Mesías no vino después de 483 días literales (69 semanas), tenemos que concluir que la regla bíblica de un “día por cada año” debe aplicar. (Vea Números 14:34; Ezequiel 4:6.) Contando 483 años desde 455 a. de J.C. llegamos a 29 d. de J.C. No hubo año 0 a. de J.C. ni 0 d. de J.C.; por lo tanto desde 455 a. de J.C. hasta 29 d. de J.C. hubo 483 años en vez de 484 años.
Jesús comenzó su ministerio como Mesías cuando tenía unos treinta años de edad; y puesto que ésa era la edad conforme a la ley mosaica para que un sacerdote comenzara a servir parece razonable concluir que Jesús comenzó su ministerio tan pronto cumplió esa edad, que, conforme a la profecía mencionada antes, fué en 29 d. de J.C. Esta fecha, incidentalmente, está de acuerdo con lo que la Biblia muestra que fué el tiempo cuando Juan el Bautista comenzó su ministerio.—Vea Números 4:3, 23; Lucas 1:26-45; 3:1-4, 23, NM.
La profecía de Daniel predijo además que el Mesías sería muerto después de la sexagésima nona semana y que a la mitad de la septuagésima semana (o, después de tres años y medio de ella) él haría “cesar el sacrificio y la ofrenda vegetal.” Puesto que fué mediante su muerte que Jesús dió fin a la validez de los sacrificios judíos, el código de ellos siendo clavado al árbol con él, esta profecía predice que Jesús moriría después de un ministerio de tres años y medio. (Col. 2:14, NM) Esta es la extensión de tiempo generalmente aceptada por los eruditos en materia bíblica como la duración del ministerio de Jesús y armoniza con la evidencia asequible en el Evangelio de Juan de que el ministerio de Jesús vió cuatro pascuas venir y pasar. (Juan 2:13; 5:1; 6:4; 12:1; 13:1) (Para detalles vea “Equipado para toda buena obra,” página 276) No habiendo duda acerca de que Jesús fué muerto al tiempo de la pascua, cerca del primero de abril de 33 d. de J.C., resulta de los cálculos precedentes que él nació 331⁄2 años antes de eso, o más o menos el 1 de octubre y en el año 2 a. de J.C.
Esta fecha de octubre está en armonía con toda la evidencia circunstancial disponible. Los pastores estaban cuidando sus rebaños de noche en ese tiempo y José y María habían hecho un viaje largo a Belén para registrarse en armonía con el decreto de Augusto César. Los pastores no tendrían sus rebaños afuera durante la fría estación del invierno lluvioso de Palestina, ni es razonable concluir que César exigiría que todos los judíos viajaran tanto en el peor tiempo del año para ello; un hecho aparente de las palabras de Jesús: “Sigan orando que su huída no ocurra en tiempo de invierno.”—Mat. 24:20; Luc. 2:1-20, NM.
SUS ANTECEDENTES PAGANOS
En vista de estos hechos, ¿cómo se explica la selección del 25 de diciembre para la celebración del nacimiento de Jesús? Se considera que Julio I, obispo de Roma (337-352 d. de J.C.), fué el primero en determinar la celebración de la Navidad el 25 de diciembre. Y ¿tomando qué como base? Dice la Catholic Encyclopedia (tomo 3, pág. 727): “Sin embargo, la bien conocida fiesta solar del Natalis Invicti [Nacimiento del Invencible] tiene mucho que arrogarse en cuanto a responsabilidad por nuestra fecha de diciembre.” Y conforme a la Encyclopedia Americana, la iglesia de Roma hizo arreglos para la celebración del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre “en el día de la antigua fiesta [pagana] romana del nacimiento del Sol, ya que no existía ningún conocimiento seguro del día del nacimiento de Cristo.” (tomo 6, pág. 623, edición de 1942) Otras autoridades nos dicen que la iglesia, no pudiendo apartar a la gente de esta fiesta, la adoptó y le dió un significado nuevo. Esto hizo que Tertuliano se quejara: “Por nosotros, que desconocemos los sábados, y novilunios y fiestas, en un tiempo aceptables a Dios, los saturnales [y otras fiestas paganas] ahora son frecuentados, se llevan regalos de un lado a otro, . . . y se celebran deportes y banquetes con alboroto.”
Pero quizás alguien pregunte: Concediéndose que el 25 de diciembre es de origen pagano y que Jesús nació alrededor del 1 de octubre, ¿por qué no celebrar esa fecha? ¿Por qué no? Porque la mismísima celebración de cumpleaños es pagana. En ninguna parte en las Escrituras encontramos registrada la fecha del nacimiento de alguien; ni ningún registro de celebraciones de cumpleaños por los siervos de Jehová, ya sea antes o después del tiempo de Cristo. Las únicas dos celebraciones de cumpleaños mencionadas en las Escrituras fueron observadas por emperadores paganos y cada una fué manchada por una ejecución: la primera, del Faraón, por la ejecución de su principal panadero; y la segunda, de Herodes, por la ejecución, la decapitación, de Juan el Bautista.—Gén. 40:20-22; Mat. 14:6-11.
Tampoco son su fecha, el holgorio y el dar regalos los únicos aspectos paganos de la Navidad. Su uso del árbol siempreverde, muérdago y acebo se basa en la reverencia pagana de las cosas de la naturaleza. Conforme al profesor Híslop, historiador, la celebración del árbol de Navidad realmente se remonta hasta el tiempo de Nimrod hace unos 4,000 años: “Ahora el Nochebueno es el tronco muerto de Nimrod, deificado como el dios sol, pero derribado por sus enemigos; el árbol de Navidad es Nimrod redivivus—el dios muerto vuelto a la vida.”—The Two Babylons, páginas 97, 98.
Las decoraciones de los árboles de Navidad se remontan a los teutones precristianos que decoraban sus siempreverdes en honor al dragón sagrado Nitthager. Relucientes bolas de oro se usaban para rendir homenaje a Balder, dios del siempre místico sol. (Hoy, tierras comunistas antidios tales como Rumania celebran bastante el Festival del árbol del invierno; siempreverdes decorados son hechos conspicuos, y hace dos años en Bucarest, la capital, el centro de atracción fué “un árbol de 70 pies de altura, en el cual había miles de luces, globos dorados y bolas de metal.”)
Lo mismo es cierto concerniente al muérdago. Conforme a las tradiciones paganas era una rama divina que había venido del cielo y representaba al Salvador; se alegaba que el dios Loki por envidia mató al hermoso dios Balder con un dardo hecho del muérdago; todas las demás plantas habiendo jurado no hacer daño a Balder, el muérdago, que había sido pasado por alto, fué por lo tanto usado. Conforme a esta tradición pagana el dardo del muérdago fué arrancado de la herida fatal de Balder y dado a la diosa del amor, Freya, de donde viene la costumbre de que un mozo puede besar a una moza si la ve bajo el muérdago.
En tiempos antiguos tanto el muérdago como guirnaldas de acebo se colgaban en ventanas y puertas por sus facultades curativas y protectoras, para impedir que entraran brujas y espíritus malignos. Conforme a otra superstición pagana las bayas rojas del acebo representaban gotas de sangre del dios pagano Balder.
Y ¿qué hay de los tres reyes magos que aparecen en las tarjetas de Navidad? Más paganismo. En primer lugar, note que la Biblia no declara cuántos magos hubo. En segundo lugar, lo más probable es que ellos visitaron a Jesús y su madre María cuando Jesús tenía dos años de edad, porque el relato se refiere a Jesús no como un bebé sino como un niño joven; y no como estando en un pesebre sino en una casa; note también el decreto de Herodes de matar a todos los niños varones de dos años de edad y menos. Además, es muy evidente que el que dirigió a los magos con la luz no fué el mismo que dirigió a los pastores al pesebre de Jesús por medio de los ángeles; de otra manera ¿por qué dirigirlos al más grande enemigo de Jesús, y hacer que la vida de Jesús fuera puesta en peligro y causar la muerte de tantos niños? No, de ninguna manera es razonable concluir que el Dios que amonestó a su pueblo a no tener nada que ver con las religiones paganas dirigiría a astrólogos o magos, adoradores paganos de dioses demoníacos, a su Hijo.—Isa. 47:13; compare Mateo 2:1-18 con Lucas 2:8-20, NM.
Y ¿qué hay de colgar medias, y de Santa Claus y San Nicolás? Al grado que éstos no sean de origen pagano puede demostrarse que tienen un origen medioeval muy primitivo y, por supuesto, no encuentran base en las Escrituras.
POR QUÉ NO CELEBRAR
Tal vez se pregunte: ¿Por qué no celebrar la Navidad, ya que parece traer tanto gozo a pesar de sus antecedentes paganos? Porque la Palabra de Dios repetidamente amonesta a sus siervos a no tener nada que ver con la adoración falsa. Por ejemplo, note cuán enfáticamente el apóstol Pablo presenta este asunto. Al discutir el asunto de alimentos ofrecidos a los ídolos, después de aclarar que los ídolos realmente no son nada, él sigue diciendo: “Las cosas que las naciones sacrifican las sacrifican a demonios, y no a Dios, y no quiero que ustedes lleguen a ser participantes con demonios. No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios. O ¿‘estamos incitando a Jehová a celos’? Nosotros no somos más fuertes que él, ¿verdad?”—1 Cor. 10:19-22, NM; vea también Éxodo 23:24, 32, 33; Deuteronomio 7:16; 2 Corintios 6:14-18; Santiago 1:26, 27, NM.
En vista de lo susodicho, de qué falta de entendimiento bíblico da evidencia Dónald Hárrington, pastor de la Iglesia de comunidad de Nueva York, quien, al tratar de justificar la celebración de la Navidad a pesar de sus antecedentes paganos, declara: “Es esta integración de ritos y ceremonias paganos que subsiste como ejemplo de la universalidad de Dios y hace que uno comprenda que la Navidad no es simplemente un festival cristiano sino un día de fiesta de la humanidad.”—El Times de Nueva York del 24 de diciembre de 1951.
Y eso no es todo. Note algunos de los males materiales asociados con ello. El día de Navidad de 1951 las muertes ascendieron a 789 en los Estados Unidos, muchas de las cuales fueron causadas por borrachos que conducían vehículos en la Navidad. El Times de Nueva York del 12 de diciembre de 1951 escribió artículos de fondo sobre los aspectos “totalmente trágicos” de muchos de los incendios producidos por árboles de Navidad. Y no sólo los empresarios de pompas fúnebres y bomberos sino también los doctores tienen trabajo adicional durante los días de fiesta, ya que los hospitales se llenan con las víctimas del exceso en el beber y comer.
El negocio en grande escala explota la época, cobrando más de lo justo al público, vendiéndole artículos inferiores y haciendo todo lo que está en su poder para dar a todos sin excepción la fiebre de Navidad, para ‘meter el espíritu de la fiesta en su sangre.’ Los cálculos concernientes a cuántos cientos de millones de dólares gastan los que compran en Navidad en los Estados Unidos varían, pero el hecho de que sólo en la ciudad de Nueva York el departamento de saneamiento tuvo que limpiar 25,000 toneladas de basura después de la festividad de 1951 indica a qué grado es estafada la gente.
Sintiendo que la Navidad está siendo sumamente comercializada, ciertos clérigos están alborotando para una Navidad más “cristiana,” realmente una contradicción de términos. Puede determinarse hasta qué grado ha tenido buen éxito su campaña por el anuncio de una plana completa que apareció en un diario al efecto de que “pensamos que es una idea colosal dar a alguien estiércol en la Navidad. Enviaremos una magnífica tonelada del mejor . . . a su puerta (o a la parte trasera de la puerta de su granero) por $19.”
Cierto, Jesús dijo que “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir,” pero eso es cierto sólo si al dar uno es sincero y desinteresado. Recuerde que él también dijo: “Cuando usted prepare una comida o cena, no llame a sus amigos, o a sus hermanos o a sus parientes o a vecinos ricos. Quizás alguna vez ellos también lo inviten a usted en cambio y eso sería corresponderle a usted. Pero cuando usted prepare un banquete, invite a los pobres, lisiados, cojos, ciegos; y usted será feliz, porque ellos no tienen nada con que corresponderle. Pues a usted se le corresponderá en la resurrección de los justos.”—Luc. 14:12-14, NM.
Bajo el estímulo artificial de la fiebre de Navidad algunos desafortunados tal vez consiguen alguna “caridad”. Pero eso difícilmente compensa el hecho de que la Navidad en realidad es un lazo del Diablo, para engañar a la gente a pensar que son cristianos por razón de participar en costumbres y ceremonias paganas que satisfacen los instintos carnales, hacen malgastar dinero, salud y vida y, lo peor de todo, excitan a Jehová Dios a celos.
El cristianismo verdadero no obra de esa manera. Hace bien a sus semejantes 365 días al año y no sólo un día, y no sólo de modos materiales sino en los mucho más importantes tesoros espirituales que conducen a la vida eterna. Los testigos de Jehová han dedicado su vida a hacer esta mismísima cosa.
¿Entiende usted ahora por qué ellos no celebran la Navidad?