Adulterando el cristianismo
EN TIEMPOS antiguos los vinateros mezclaban agua con su vino para hacer ganancias más grandes. “Tu vino está adulterado con agua,” escribió Isaías. Las palabras del profeta aplican con plena fuerza hoy cuando los abastecedores de las religiones de la cristiandad han adulterado el cristianismo para poder agradar a más personas y sacar ganancia. El que tal cristianismo adulterado y desvigorizado existiría es evidente de las palabras de Pablo: “Acumularán maestros para sí mismos para regalarse los oídos.” “No somos adulteradores de la palabra de Dios como muchos hombres.” Hoy “muchos hombres” que profe san ser maestros religiosos adulteran la Palabra de Dios para regalar los oídos. El resultado es una cosecha de cristianos que se asemejan más a una muchedumbre de frecuentadores de teatro que a los apóstoles de Cristo, que fueron “un espectáculo teatral para el mundo.”—Isa. 1:22; 2 Tim. 4:3; 2 Cor. 2:17, nota al pie de la página; 1 Cor. 4:9, NM.
De vez en cuando hombres de nota han llamado la atención de la gente al cristianismo adulterado de hoy. En un reciente número de Saturday Review, Alberto N. Williams, un administrador de la Universidad de Dénver, habló claro contra el cristianismo de hoy que “ha sido separado de la corriente de su propia historia, y servido, destripado, deshuesado, rebanado, y hervido, con un adorno de piedad y morbidez que hubiera hecho volver al airado Jehová del Antiguo Testamento de Su propio pueblo con pesar angustiado.”
Una razón por “el grande analfabetismo” del cristianismo, indica el Sr. Williams, es la “triste condición” de los escritos religiosos actuales. Los autores de los llamados libros espirituales que se hallan a la cabeza de las listas de los que más se venden, dijo él, se interesan sólo en “consuelos espirituales” y están más interesados en explotar la fe para ganar lectores que en traer conocimiento vital de religión a la gente. “Los acontecimientos austeros y escabrosos que debieran atraer a una legión de historiadores, novelistas y dramaturgos han sido tan enervados por abastecedores donosos de fe que no sorprende el que los cristianos de nuestro tiempo carezcan hasta del interés más superficial en el desarrollo dramático de acontecimientos que hicieron posible nuestra fe.” Por eso la historia de la religión cristiana, asegura el Sr. Williams, es “un drama que carece tanto de dramaturgos como de teatros hoy día.”
Se conviene en que los clérigos han adulterado el cristianismo con tradiciones antibíblicas, doctrinas paganas y con “libros espirituales” que regalan el oído dando importancia a la filosofía y psicología. No obstante el mundo no está desprovisto “tanto de dramaturgos como de teatros [cristianos] hoy día.” Porque en 143 diferentes países y territorios los testigos de Jehová están dramatizando el cristianismo como lo hicieron los apóstoles. Han venido a ser un “espectáculo teatral para el mundo” porque se niegan a adulterar el cristianismo con filosofías que agradan a la gente y porque predican vigorosamente de las buenas nuevas del reino de Jehová. Los que se sienten desanimados debido al cristianismo “destripado, deshuesado” que el clero suministra cobrarán ánimo al saber que los testigos de Jehová continuarán dramatizando el cristianismo verdadero. Esto lo hacen, “no caminando en astucia ni adulterando la palabra de Dios, sino haciendo manifiesta la verdad.”—2 Cor. 4:2, NM.