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  • Un pueblo con un propósito
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1954
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1954
w54 15/12 págs. 741-747

Un pueblo con un propósito

“Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó fuera de la oscuridad a su luz maravillosa.”—1 Ped. 2:9, NM.

1. ¿Qué característica sobresaliente distingue a Jehová de todos los otros llamados dioses?

JEHOVÁ, desemejante a todos los otros llamados dioses, manifiesta ser el gran Dios de propósito. Como todopoderoso Creador no sólo se propone que algo sea, también hace que sea. Pues, el mismísimo nombre de este Ser, de esta preeminente Primera Causa, se deriva de una palabra hebrea que significa ‘el que causa que sea.’ A Moisés él dijo: “Resultaré ser lo que resultaré ser.” Sus majestuosas obras creativas así como sus tratos íntimos con criaturas dan amplia evidencia de esta verdad eterna. Tal como el constructor de una casa desde el principio tiene una mira o propósito definido, un plan particular pensado, una meta u objetivo final que se esfuerza por lograr, aun más es esto cierto del supremo Constructor Magistral del universo. No sólo determina de antemano qué hacer, cuándo hacerlo, y cómo hacerlo, sino que también continúa y lo logra con buen éxito. “Llegue a haber la luz” fué su voluntad y mandato, y “llegó a haber luz.” Adquiera la tierra forma, y adquirió forma. Sean establecidas las aguas con límites, y lo fueron. Sean formadas criaturas vivientes—peces para el mar, aves para el aire, ganado, reptiles y bestias de toda clase para vivir sobre la tierra—todo esto Jehová se propuso que fuera y vino a ser. “Yo soy Dios, y no hay ningún otro alguno; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo; que declaro el fin desde el principio, y desde la antigüedad cosas que aun no se han hecho, diciendo: Mi consejo permanecerá, y haré todo mi placer; . . . He hablado, también haré que suceda; me he propuesto, también lo haré.”—Éxo. 3:14; Gén. 1:3, NM; Isa. 46:9-11, AN.

2. ¿Por qué pueden las criaturas cifrar toda su confianza en la Palabra de Jehová Dios?

2 Jehová también es un Dios inmutable, el mismo ayer, hoy y mañana, inflexible en su santa voluntad y propósito. “Yo, Jehová, no cambio” es una declaración eterna de hecho, una verdad inalterable. (Mal. 3:6) Aquel Alto y Excelso no es un simple hombre que tenga que mudar de opinión acerca de un asunto. Él no es como las criaturas caprichosas que son instables e inconstantes en su decisión, que mudan de opinión y cuyos propósitos no se pueden prever. “Porque así dice Jehová: . . . yo lo he dicho, yo lo tengo resuelto, y no cambio de propósito, ni me apartaré de ello.” (Jer. 4:27, 28) No, Jehová jamás comete un error, y por eso jamás tiene que anular la manera de proceder que él se ha predeterminado. Jamás tiene que cambiar su propósito declarado para acomodar una situación imprevista o hacer lugar para una emergencia inesperada. El gran Jehová por lo tanto es uno en quien las criaturas pueden cifrar su confianza completa e implícita, porque se puede contar con lo que él va a hacer, es confiable y cumple con su palabra. Él dice una cosa y la hace. Jehová de los Ejércitos “ha jurado, diciendo: Sí, lo que yo he decidido llegará, lo que yo he resuelto se cumplirá.”—Isa. 14:24, NC.

3. ¿Cuál fué el propósito original de Jehová en cuanto a esta tierra, y cómo trató Satanás de impedirlo?

3 Entre las muchas cosas originalmente propuestas por Jehová estuvo el tener la tierra llena de criaturas inteligentes que serían perfectas de cuerpo, justas de mente y pensamiento, y plenamente obedientes a su Creador en su actividad. Con ese fin Jehová creó una pareja humana perfecta, varón y hembra, y les mandó que ‘fueran fecundos y llegaran a ser muchos y llenaran la tierra y la sojuzgaran.’ (Gén. 1:28, NM) En el arreglo teocrático de cosas a un glorioso querubín celestial se le dió el cuidado de los asuntos humanos en el jardín del Edén para ver que la voluntad y propósitos del Creador se efectuaran. Pero ¡ay!, ¿qué sucedió? Temprano en la historia del hombre estalló la sedición. Impresionado con su gloria deslumbrante y belleza excepcional el querubín cubriente codició un puesto en el universo semejante al del Altísimo. (Eze. 28:13-15) Por consiguiente se rebeló contra el Gobernante Soberano del universo, persuadió a Eva y luego a Adán a quebrantar su integridad a Jehová y en el transcurso del tiempo hizo que una gran hueste de criaturas angelicales se uniera a la rebelión. Como resultado el cabecilla de esta banda traidora fué expulsado de su puesto de honra en la organización de Jehová y sentenciado a muerte como un criminal despreciable. Desde entonces ha sido identificado por el rótulo aborrecible y despreciable de “Satanás el Diablo.” Desde ese tiempo hasta el presente, bajo el satánico gobierno de iniquidad la tierra se ha llenado de crimen y violencia, ya que generación tras generación de criaturas imperfectas, nacidas en pecado y formadas en iniquidad, han continuado en su oposición manifiesta a Dios.

4, 5. (a) ¿Qué conclusión errónea tenemos que evitar? (b) ¿Qué propósito doble tiene Jehová al permitir que Satanás permanezca hasta ahora?

4 ¿No es, por lo tanto, razonable concluir, ante estos acontecimientos desastrosos, que el propósito original de Jehová de tener la tierra llena de justicia ha sido frustrado y malogrado por completo? ¡Absolutamente no! No salte precipitadamente a dicha conclusión falsa. El hacerlo revela o ignorancia crasa de otros hechos importantes o indiferencia voluntariosa a dichos hechos, hechos que dan prueba abrumadora de que dicha rebelión de ningún modo alteró o cambió y que ni siquiera demoró en lo más mínimo el propósito principal de Jehová de tener un paraíso global lleno de criaturas obedientes. Desde el mismo comienzo de la desobediencia en el jardín del Edén Jehová declaró que a su debido tiempo todos los rebeldes inicuos serían exterminados y el género humano obediente sería bendecido con vida eterna. En substancia Jehová dijo a Satanás, como más tarde se registró por los escritores inspirados de la Biblia: “Por esta causa te he mantenido en existencia, a fin de mostrarte mi poder y para que mi nombre sea declarado en toda la tierra,” “para que mi nombre sea publicado por toda la tierra.”—Éxo. 9:16; Rom. 9:17, NM.

5 Como aquí se manifiesta, esta declaración de Jehová revela un propósito doble. En primer lugar, la declaración afirma que el poder irresistible y omnipotente de Jehová se pondrá de manifiesto en toda su terrible majestuosidad cuando el Diablo y su entera compañía de rebeldes sean destruídos por completo. Además, se afirma con certeza que el nombre, palabra y propósitos de Jehová serán proclamados, declarados y publicados y que se dará testimonio de ellos por toda la tierra para que las personas que aman a Dios tengan la oportunidad de escaparse de la destrucción y lleguen a ser parte de una sociedad del Nuevo Mundo que llenará la tierra de justicia. Por lo tanto se hace bastante claro que desde el mismo momento en que el hombre comenzó a desviarse de la verdad, Jehová se propuso tener un pueblo en la tierra que fuera fiel a su causa, un pueblo que fuera testigo suyo, un pueblo para su nombre, un pueblo que hasta se llamara de ese nombre noble, es decir, testigos de Jehová.

UN PUEBLO PARA EL PROPÓSITO DE JEHOVÁ

6. ¿Qué evidencia hay en la Biblia que prueba que los testigos de Jehová han estado sobre la tierra por casi 6,000 años?

6 ¿Fracasó dicho propósito divino, o fué demorado mucho, demorado quizás hasta este día y época antes de que algo se hiciera acerca de ello? La historia responde ¡No! Entre los mismos hijos de Adán surgió una persona dispuesta hacia la justicia, Abel fué su nombre, quien públicamente testificó ante otros concerniente a la confianza y esperanza que tenía en la promesa de Dios registrada en Génesis 3:15. Abel demostró una confianza tan implícita en esa profecía que ofreció sacrificios animales pictóricos del gran Cordero de Dios cuya sangre derramada quita el pecado. “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que Caín, por cual fe se le dió testimonio de que era justo, Dios dando testimonio respecto a sus dádivas.” Tampoco fué Abel el único testigo de Jehová antes del Diluvio. Enoc, “el séptimo hombre en línea desde Adán,” asimismo “tuvo el testimonio de que había agradado bien a Dios,” porque “siguió andando con el Dios.”—Heb. 11:4, 5; Judas 14, 15; Gén. 5:24, NM.

7. ¿En qué trabajo extraño se ocupó Noé, y con qué buen resultado?

7 Luego tenemos a Noé y su familia. “Noé era un hombre justo. Él demostró ser sin tacha entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios.” Fué un “predicador de justicia,” uno que “halló favor en los ojos de Jehová.” (Gén. 6:9, 8; 2 Ped. 2:5; Heb. 11:7, NM) Pero el andar en obediencia y hallar favor a la vista de Jehová requirió que Noé hiciera un trabajo que pareció muy extraño a la vista de esa generación. Allí estaba el fiel anciano, edificando un enorme barco por mandato de Jehová, y al mismo tiempo predicando a sus amigos y vecinos que a menos que se arrepintieran de su iniquidad y se refugiaran en esta provisión que Jehová estaba haciendo pronto serían destruídos. “Después de eso Jehová dijo a Noé: ‘Entra, tú y tu familia, en el arca, porque tú eres el que he visto que es justo delante de mí entre esta generación.’” (Gén. 7:1, NM) Los de esa generación manifestaron ser mofadores y ridiculizadores en su mayor parte, ¡porque sólo ocho, incluyendo a Noé, entraron en el arca, pasaron a través de la aniquilación del primer mundo, y salieron a una tierra limpia como típica sociedad del Nuevo Mundo!

8. ¿Por qué se le llamó a Abrahán el “amigo de Jehová”?

8 De modo que hubo bastantes testigos fieles de Jehová (por lo menos diez en número, simbólico de lo completo con referencia a lo terrestre) que vivieron en el mundo antediluviano. Después del Diluvio, “‘Abrahán ejerció fe en Jehová, y se le contó por justicia,’ y se le llegó a llamar ‘amigo de Jehová’.” (Sant. 2:23, NM) Aquí estuvo un hombre que, junto con su esposa devota Sara, confió en el prometido Libertador de Jehová, aunque habían pasado 2,000 años desde que dicha promesa se hizo en el Edén y todavía ningún libertador había aparecido en el horizonte. No era tampoco simple alabanza de dientes afuera por parte de Abrahán, porque él dió testimonio claro a todo el mundo en cuanto a su esperanza y creencia separándose completamente de ese sistema de cosas, y eso a gran costo por la incomodidad e inconveniencia que padeció. “Por fe Abrahán, cuando fué llamado, obedeció al salir a un lugar que él había de recibir como herencia, y salió aunque no sabía adónde iba. Por fe él residió temporalmente en la tierra de la promesa como en tierra extranjera, y habitó en tiendas con Isaac y Jacob, los herederos con él de la mismísima promesa. Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos y cuyo edificador y creador es Dios . . . . Por lo tanto Dios no se avergüenza de ellos, de ser invocado como el Dios de ellos, porque él les ha preparado una ciudad.”—Heb. 11:8-10, 16, NM.

9. ¿A quiénes testificó Lot, y con qué resultados?

9 El sobrino de Abrahán, el “justo Lot,” también demostró que no era parte del sistema de cosas del Diablo. Lot “estaba sumamente angustiado por la entrega de la gente desafiadora de leyes a conducta relajada” en esa infame ciudad de Sodoma, sin embargo como siervo de Jehová él permaneció entre esa gente lo suficiente para dar el testimonio final. “Seguía diciendo: ‘¡Levántense! ¡Salgan de este lugar, porque Jehová destruye la ciudad!’” Pero así como la gente del día de Noé se mofó de ese testigo fiel de Jehová y lo ridiculizó, así también se rió de Lot, amador de la justicia. Para ella Lot “parecía como un hombre que estaba bromeando.” Sin embargo, como en el caso de Noé, así también sucedió en el caso de Lot: “Jehová sabe librar de la prueba a gente de devoción piadosa, pero preservar a gente injusta para el día de juicio para ser arrasada.”—2 Ped. 2:7-9; Gén. 19:14, NM.

10. Describa cómo Job probó que el Diablo es un mentiroso.

10 Otro ejemplo sobresaliente entre aquellos testigos antiguos de Jehová fué Job, un poderoso hombre de integridad, famoso por permanecer fiel y firme en su integridad a Jehová bajo la más severa opresión satánica. En conformidad con el significado de su nombre, Job fué odiado, acosado y perseguido por el Diablo, los demonios y sus discípulos. Y sin embargo, a pesar de toda la crueldad sádica y tormento prolongado aplicados a su cuerpo y mente, la fidelidad y devoción de Job para con Jehová permanecieron intactas. ‘Aunque se me mate, no obstante confiaré en Jehová,’ fué su actitud. Así, mediante tal fidelidad continua y sin desviarse bajo aflicción y prueba, Job regocijó el corazón de Jehová, porque proporcionó al Altísimo una respuesta que dar al adversario insultante. Jehová pudo decir a Satanás: “¿Has considerado a mi siervo Job? pues no hay ninguno como él en la tierra, varón perfecto y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal.”—Job 1:8; 2:3; 13:15; Pro. 27:11.

11. ¿Por qué fué enviado Moisés de regreso a Egipto, y cuáles fueron los resultados finales?

11 Unos cien años después Egipto alcanzó su apogeo. En fuerza militar era el primer poder mundial; en arrogancia blasfema y audacia descarada tenía en su poder como esclavos al pueblo escogido de Jehová, los descendientes de Su amigo Abrahán. Por lo tanto Jehová determinó humillar y destruir a esa nación presuntuosa y librar a su pueblo escogido, todo lo cual serviría de una ilustración de lo que Jehová ha determinado hacer en el Armagedón a todo el imperio del mayor Faraón, Satanás el Diablo. Pero primero, antes de ahogar a los orgullosos y arrogantes ejércitos de Faraón como ratas en el mar Rojo, Jehová se propuso que se diera un testimonio cabal de amonestación a todos los egipcios, a los gobernantes y los gobernados igualmente. Con ese fin Jehová escogió a su fiel siervo Moisés para ser su portavoz y dador de testimonio. “Ve a Faraón, y debes decirle: ‘Esto es lo que Jehová ha dicho.’” (Éxo. 8:1; 9:1, 13, NM) Repetidamente Moisés obedeció estas instrucciones. Pero el empedernido y obstinado sólo se hizo más empedernido y obstinado. Empero Jehová en su grandeza fué longánimo y misericordioso. Y ¿con qué resultados? Para el tiempo que la séptima plaga aconteció hubo una división aun entre los egipcios, a tal grado que todo “el que temió la palabra de Jehová entre los siervos de Faraón hizo que sus propios siervos y su ganado huyeran a las casas, pero quienquiera que no puso su corazón a tener alguna consideración por la palabra de Jehová dejó sus siervos y su ganado en el campo.” (Éxo. 9:20, 21, NM) Cuando la amonestación final se completó, Jehová con brazo fuerte y poderoso sacó a su pueblo, junto con “una vasta compañía mixta” de no israelitas, pero Jehová hizo que los ejércitos supuestamente invencibles de Egipto que siguieron en persecución ardiente fueran tragados por el mar, donde “se hundieron como plomo.”—Éxo. 12:38; 15:1, 5, 10, NM.

12. Dé los nombres de otras personas sobresalientes que se distinguieron como testigos de Jehová en tiempos antiguos.

12 Mención pasajera, también, puede hacerse de mujeres como Rahab, Débora y Jael, así como de hombres como Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, Samuel, David y una hueste de otros que se distinguieron como testigos fieles de Jehová. De hecho, hubo una ‘gran nube’ de testigos de Jehová desde el día de Abel hasta el tiempo de Cristo, incluyendo a tales personalidades sobresalientes como Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, profetas y testigos extraordinarios, que dieron a conocer el nombre y fama del gran Jehová Dios.—Heb. 11:31, 32; 12:1.

13, 14. ¿Qué clase de trato han experimentado los testigos de Jehová en el pasado, y por qué?

13 Muchos de esos antiguos testigos sufrieron cosas terribles, privaciones y persecuciones que igualaban a todo lo que los dictadores modernos han descargado contra los siervos de Jehová. Y ¿por qué? ¿Por qué se les obligó a errar en los desiertos y montañas y vivir en escondrijos y cuevas de la tierra? ¿Por qué fueron cazados, golpeados, apedreados, arrojados a los leones, asados en hornos, pasados a cuchillo y aserrados en pedazos? ¿Por qué fueron obligados a ir “de aquí para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra, mientras sufrían necesidad, en tribulación, bajo maltratamiento”? El apóstol Pablo nos dice que fué porque no eran parte de este viejo mundo inicuo que está bajo el gobierno de Satanás, sino que más bien buscaban ese prometido nuevo mundo cuyo Hacedor y Edificador es Jehová.—Heb. 11:10, 33-38, NM.

14 Como testigos fieles de Jehová ciertamente pusieron de manifiesto las mismas cualidades loables poseídas por su Dios y Padre. Se aplicaron a hacer su voluntad. El punto en cuestión de quién es el Supremo Soberano del universo estaba decidido en su corazón. Sabían que ellos tenían razón. Por eso con fortaleza y confianza continuaron. Hacia adelante anduvieron, firmes, resueltos, sin desviarse en su devoción, constantes en su integridad, inflexibles en su fe. Verdaderamente eran un pueblo con un propósito determinado, a saber, el de llevar una vida en conformidad con la voluntad y propósito perfectos de su Creador, y estaban resueltos a que por la bondad inmerecida de Jehová ellos harían esa mismísima cosa, viniera lo que viniera. Fué por estas razones sólidas que ellos aguantaron lo que aguantaron a manos del Diablo y sus bandidos proscritos, mientras al mismo tiempo dieron testimonio a otros de que su esperanza y confianza estaban puestos en el gobierno teocrático de Dios que había sido prometido, su reino celestial bajo la administración del Mesías. En primer lugar dicho proceder por parte de aquellos hombres y mujeres sirvió para la vindicación de la palabra y el nombre de Jehová, y en segundo lugar significó su propia salvación y liberación así como vida eterna para todos los que prestaron atención a su mensaje de amonestación.

CRISTIANOS PRIMITIVOS TAMBIÉN HOMBRES DE PROPÓSITO

15. ¿En qué respecto fué Jesús de Nazaret semejante a los testigos de Jehová de antes de su tiempo?

15 Mayor que Abel, mayor que Moisés, sí, mayor que cualquier testigo de Jehová antes o desde entonces fué Jesús de Nazaret. No hubo duda en cuanto a su propósito en la vida, porque él declaró: “Con este propósito he venido yo al mundo, para dar testimonio a la verdad.” (Juan 18:37, NM) Él vino, no en su propio nombre, sino en el nombre de su Padre, Jehová. Él, por lo tanto, dió testimonio veraz concerniente al nombre, palabra y propósitos de Jehová. Cristo Jesús realmente fué el que Jehová escogió para ser el Rey del gobierno de Su nuevo mundo; de modo que ese reino prometido fué el admirable tema de su ministerio. Naturalmente dicho testigo franco de la causa de Jehová en la tierra sería resistido violentamente por el Diablo y sus ministros; pero mediante el aguantar dicha persecución maligna sin quejarse Jesús ganó el título honroso de “el Testigo Fiel,” “el testigo fiel y verdadero.”—Apo. 1:5; 3:14, NM.

16, 17. (a) ¿Quiénes prestaron atención al mensaje predicado por Jesús? (b) A su vez, ¿qué llegaron a ser los seguidores de Cristo?

16 La entera nación de Israel supo de Jesús y el mensaje que estaba predicando y sin embargo no hubo muchos que prestaran atención a lo que él dijo. De hecho, sólo los ‘que están de parte de la verdad escuchan mi voz,’ dijo Jesús. (Juan 18:37, NM) “Se lo dije y no obstante ustedes no creen . . . . Pero ustedes no creen, porque ustedes no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y me siguen.” (Juan 10:25-27, NM) Ahora bien, los que escucharon a Jesús y llegaron a ser sus discípulos también llegaron a ser testigos de Jehová. A ellos Jesús dijo: “Ustedes, en cambio, han de dar testimonio, porque han estado conmigo desde que yo comencé.” (Juan 15:27, NM) Otra vez Jesús dijo a sus discípulos antes de dejarlos: “Ustedes recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos míos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.” “Comenzando desde Jerusalén, ustedes han de ser testigos de estas cosas.” “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones.”—Hech. 1:8; Luc. 24:47, 48; Mat. 28:19, NM.

17 La impresión subsiguiente que dejaron en la historia aquellos seguidores primitivos de Cristo demuestra indiscutiblemente que cumplieron con las instrucciones de su Maestro. “Con gran poder los apóstoles continuaron publicando el testimonio concerniente a la resurrección del Señor Jesús.” (Hech. 4:33, NM) Osadamente el apóstol Pedro declaró delante del Sinedrio: “Nosotros somos testigos de estos asuntos, y también lo es el espíritu santo que Dios ha dado a los que le obedecen a él como gobernante.” (Hech. 5:32, NM) Esteban fué sumamente franco en su testimonio, llegando a tal grado que sus opositores encolerizados lo sacaron y lo mataron a pedradas. (Hech. 7:1-60; 22:20) Al apóstol Pablo el Señor mismo dijo para fortificarlo: “¡Ten buen ánimo! Porque como has estado dando un testimonio cabal de las cosas acerca de mí en Jerusalén, así también tienes que dar testimonio en Roma.”—Hech. 23:11, NM.

18. ¿En qué respectos fueron diferentes los seguidores de Cristo a otras personas de su día?

18 Ahora bien ¿qué fuerza impulsora capacitó a aquellos seguidores de Cristo del primer siglo a dar dicho testimonio cabal? ¿Qué tenían como mira y propósito en la vida; cuáles eran sus motivos para hacer una obra tan impopular? ¿Qué los hizo arriesgar la vida (muchos hasta perdieron la vida) para ser testigos de Jehová? ¿Se debió a alguna ambición egoísta, alguna ganancia personal, o fué porque estaban mentalmente desequilibrados o porque tenían alguna clase de complejo de la personalidad que los impulsaba a morir como mártires? Como instrumento del Diablo el gobernador provincial Festo falsamente hizo la acusación de que Pablo estaba loco cuando él habló tan elocuentemente delante del rey Agripa, pero no hubo una pizca de verdad en la acusación odiosa. (Hech. 26:24) Lea todo el relato de los cristianos primitivos y usted verá que ellos eran diferentes del resto del mundo corrompido, no, sin embargo, a causa de que fueran lunáticos chiflados o caprichosamente desequilibrados en su juicio. Eran diferentes en que estaban dedicados a la verdad y la justicia y el servicio del Dios Altísimo. Realmente, aquellos cristianos primitivos fueron hombres y mujeres muy inteligentes, mucho más inteligentes que sus opositores que estuvieron tan embotados de oído y percepción que no pudieron reconocer el camino que conduce a la vida.

19. (a) ¿Cuál es la fuente reconocida del celo, determinación y aguante del cristiano? (b) ¿Qué mira y propósito tuvieron en la vida los cristianos del primer siglo?

19 Los cristianos del primer siglo tuvieron celo, entusiasmo, determinación, poder y aguante en medida mucho más grande que los devotos de otras religiones. Dichas fuerzas impulsoras fueron suministradas por Jehová Dios, y aquellos cristianos primitivos reconocieron esta fuente de su fortaleza. Cuando estuvo delante del rey Agripa, el fiel Pablo declaró con toda humildad: “Porque he obtenido la ayuda que proviene de Dios continúo hasta este día dando testimonio tanto a pequeños como a grandes.” (Hech. 26:22, NM) De modo que fué la fuerza activa de Jehová, su santo espíritu sobre ellos, lo que capacitó a los fieles seguidores de Cristo a seguir adelante en medio de dicha oposición violenta y diabólica. No estaban interesados en actividades egoístas, ni se ocuparon en la obra simplemente para ganarse fama. Como parte de la “raza escogida,” el “sacerdocio real” y la “nación santa” su propósito era el de declarar en público las excelencias de aquel que los había llamado de la oscuridad a su luz maravillosa. Por consiguiente lo que principalmente les interesaba y los mantenía ocupados era el nombre, la palabra y los propósitos de Jehová. El nombre de Jehová había sido deshonrado por los que pretendían servirle. Su Palabra sagrada había sido escondida bajo el cascajo de tradición ortodoxa. Sus propósitos inmutables estaban ocultados de la gente en general. Por consiguiente, los seguidores en las pisadas de Cristo que habían sido informados de estos asuntos muy importantes consideraron un gran honor y privilegio decir a sus semejantes, fueran éstos pequeños o grandes, acerca de las maravillosas provisiones que Jehová había hecho para su salvación y liberación de la destrucción inminente. A pesar de todas las acusaciones falsas, la obra de predicación de los cristianos primitivos fué una obra buena. Fué una de amor; ante todo, amor a su Creador Jehová Dios, y, también, amor a sus prójimos y semejantes.

20. ¿Cuáles son algunas de las preguntas que todavía no se han contestado?

20 ¿Es el cristianismo verdadero diferente de manera alguna hoy a lo que fué al principio? ¿Ha alterado esta época moderna las condiciones y circunstancias y ha hecho anticuada e impráctica la predicación del evangelio? ¿Podemos decir que el propósito de los testigos de Jehová hoy es igual al de los cristianos primitivos de hace 1,900 años? Estas son algunas de las preguntas importantes que se considerarán en el artículo que principia en la página siguiente.

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