Jehová, Dios de producción
“Mi padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando”—Juan 5:17, NM.
1. ¿A causa de qué sabemos que Jehová es el Productor supremo del universo?
JEHOVÁ es el Productor supremo del universo. “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.” (Sal. 33:6) ¿Podemos dudar de esto? Como Abrahán de la antigüedad, usted también examine los cielos ahora; cuente las estrellas si puede. Jehová hizo todos los miles de millones de ellas. (Sal. 147:2-4) Sí, cuando uno considera el esplendor de los cielos le parece que el Creador hubiera extendido a través del inconmensurable espacio una gigantesca cortina engalanada con joyas rutilantes. No podemos menos que quedar impresionados con la majestad, la destreza creativa, la habilidad productora de Aquel que es nuestro Hacedor. El salmista también estuvo impresionado, pues escribió: “Oh Jehová, Dios mío, tú eres muy grande; tú estás revestido de honor y de majestad: . . . que extiendes los cielos como una cortina; . . . que pusiste los cimientos de la tierra, para que jamás sea removida.”—Sal. 104:1, 2, 5, AN.
2, 3. (a) ¿Qué datos acerca del universo y nuestra gran galaxia realzan nuestro aprecio de la habilidad creativa de Jehová? (b) ¿A quién podemos asemejarlo?
2 Tan vasta es la creación de Jehová que ni con la imaginación alcanza uno a comprenderla. Por la noche innumerables objetos celestiales que a simple vista parecen joyas son estrellas semejantes a nuestro sol, algunas más grandes, otras más pequeñas. Cada una puede ser el centro de un sistema planetario semejante a aquel del cual nuestra tierra forma parte. En un tiempo se creía que todas las estrellas se hallaban a la misma distancia de la tierra, pero ahora los astrónomos muestran que el espacio se extiende sin cesar; y con telescopios poderosos pueden traer a la vista regiones distantes del universo—huestes enteras de estrellas anteriormente desconocidas. Lo que a simple vista del hombre puede parecer una sola estrella, por medio del telescopio se ve que es una aglomeración de estrellas o galaxia. En realidad, tan vasto es el universo que los astrónomos han llegado a referirse a estas galaxias como “universos islas.” El más poderoso telescopio del hombre ha puesto al alcance de su vista literalmente miles de millones de galaxias.
3 Puede que algunos datos locales profundicen más su aprecio de esto. Nosotros vivimos en un enorme “universo isla” de miles de millones de estrellas. No podemos ver la mayor parte de éste a causa de grandes nubes de polvo en el espacio, pero ahora se sabe que es de forma semejante a rueda, con rayos o espirales que giran desde un centro que es semejante a cubo de rueda. A todo lo que podemos ver de él los hombres lo llaman la Vía Láctea—una de las espirales, constituída por millones de estrellas, entre las cuales está nuestro sol. Aunque son muchas las estrellas, hay mucho lugar; pues se dice que nuestra estrella vecina más cercana está a veinticinco billones de millas de distancia. Tan grandes son las distancias en el espacio que se miden en años luz. La distancia que la luz viaja en un año (o seis billones de millas) es la unidad. Usando esta medida obtenemos alguna idea del tamaño de nuestra propia galaxia, pues a la luz de una estrella situada en la orilla exterior le toma cien mil años el llegar a la orilla exterior al otro lado; lo cual no es una distancia pequeña. No obstante, tal tremendo trabajo creativo queda como algo pequeño por el hecho de que, a otras galaxias, a miles de millones de años luz de distancia, todo parece ser una sola estrella. Con razón Jehová inspiró a su profeta Isaías a escribir: “¿A quién, pues, me vais a asemejar, de suerte que me cuadre, dice el Santo?”—Isa. 40:25, BC.
4. ¿Cómo refleja la creación inanimada la gloria de su Creador?
4 En los cielos vemos una obra de perfección con orden y armonía. Reflejando la imponente majestad de su Creador, “los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento manifiesta la obra de sus manos.” (Sal. 19:1) Los hombres no ven allí ningún conflicto, ningún trabajo creativo saliéndose de su lugar, pues todo se mueve sin cesar de acuerdo con el curso establecido por Jehová. Los científicos creen que el universo se está ensanchando. Las Escrituras dicen que Dios continúa trabajando, haciendo bien. (Juan 5:17, NM) ¿Nos atrevemos a fijar límites al alcance de la actividad de Jehová, a su poder, a su habilidad productiva? “He aquí que Dios es grande, y nosotros no podemos comprenderle; el número de sus años es inescrutable.” (Job 36:26) Si nos parece imponente y nos infunde pavor su creación, más imponente nos debe parecer y más pavor infundir en nosotros Dios mismo, porque el Creador es mayor que cualquiera de sus creaciones o todas ellas. “Alzad a la altura vuestros ojos y mirad: ¿Quién ha creado aquéllos? El que saca por cuenta sus ejércitos, les llama a todos por su nombre; ante la magnitud de fuerza y vigorosa potencia, ninguno falta.” (Isa. 40:26, BC) Sí, la llamada creación inanimada está en movimiento, es una sinfonía en los cielos, es un producto del gran Jehová.
5. (a) ¿Cuál fué la primera creación de Dios? (b) ¿Cuál fué la relación que tuvo éste con Jehová después?
5 Tenga esa creación miles de millones de años, como algunos afirman, o no, no antecedió a la creación de personas inteligentes. La obra magistral de Jehová fué su primera creación, una persona espiritual como él mismo con sus atributos de justicia, amor, poder y sabiduría. De él está escrito: “Jehová me engendró en el principio de su carrera, antes de sus obras de tiempo antiquísimo. . . . antes que existiera la tierra. . . . Cuando Jehová estableció los cielos, allí estaba yo.” (Pro. 8:22-27) Jehová hizo vocero suyo a ese espíritu poderoso; él llegó a ser la Palabra (Logos) de Dios. (Juan 1:1, 2, NM) También, él llegó a ser el colaborador de Jehová en la producción de todo el trabajo creativo que siguió. “Por medio de él todas las otras cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles.” (Col. 1:16, NM) Con el tiempo él creó una hueste de personas espirituales, ángeles; también una vasta formación de estrellas para adornar hermosamente los cielos—todo creado de acuerdo con el programa divino de producción. Estos dos, Jehová y su Hijo, siempre han visto y ahora están viendo las cosas en armonía. Su relación siempre fué y ahora es de gozo y productividad. “Entonces estaba yo a su lado, como el arquitecto de todo; y era su delicia de día en día, regocijándome siempre delante de él.”—Pro. 8:30.
6. En la obra creativa de Jehová, ¿qué se destaca aun más que la cantidad?
6 En su programa de producción no sólo ha provisto cantidad Jehová; siempre ha tenido calidad también. En realidad, siempre la perfección señala todo lo que nuestro Creador hace. En lo que toca a él nada tiene que hacerse de nuevo. No hay productos defectuosos o que tengan que ser descartados. Cuando él crea, el resultado es un producto pulido que no puede ser mejorado. “En cuanto al Dios [verdadero], perfecto es su camino.” (2 Sam. 22:31, NM) Moisés fué inspirado a escribir tocante a Jehová: “La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Un Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él.” (Deu. 32:4, NM) Verdaderamente, no hay nadie semejante a Jehová nuestro Dios.
LA TIERRA
7. ¿Con qué propósito produjo Jehová la tierra, y dónde se nos revela esto especialmente?
7 Algunos científicos dicen que nuestra tierra fué formada hace seis mil quinientos millones de años. Aunque es posible, de todos modos eso sólo es suposición de ellos; porque tocante a esto las Escrituras simplemente declaran: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra.” (Gén. 1:1, NM) En lo que ahora nos concierne la fecha no tiene importancia. Lo que debe interesarnos hoy es el papel que desempeña la tierra en el gran programa de producción de Jehová, porque él jamás desperdicia esfuerzo ni crea en vano. Tanto este hecho como su propósito al hacer nuestra tierra se resumen en Isaías 45:18: “Porque así dice Jehová, Creador de los cielos (él solo es Dios), el que formó la tierra y la hizo, el cual la estableció; (no en vano la creó, sino que para ser habitada la formó): ¡Yo soy Jehová, y no hay otro Dios!” Entonces, por ser hecha para ser habitada por creaciones materiales, creaciones vivas, la tierra podía ser usada para adelantar sus propósitos productivos. El capítulo uno de Génesis expone esto ante nuestra vista.
8. Del tercer día al sexto día creativo, ¿qué criaturas produjo Dios en la tierra, y qué habilidad tenían en común éstas?
8 En este capítulo Jehová nos relata la preparación de la tierra, un proceso que duró miles de años, tiempo que fué dividido en ‘días,’ períodos que la Biblia muestra que duraron siete mil años cada uno. Los primeros dos de estos días tratan de cuando se permitió que la luz del sol brillara sobre la tierra y se produjera una atmósfera debajo de su dosel de agua. El agua cubría la faz de la tierra, pero al tercer día el agua se dividió a medida que el terreno se abrió paso hacia arriba. Además, en este tercer día algo nuevo sucedió: “Y Dios prosiguió y dijo: ‘Haga brotar la tierra hierba, vegetación que produzca semilla, árboles frutales que produzcan fruto según sus géneros, la semilla del cual esté en él, sobre la tierra.’” (Gén. 1:11, NM) Note aquí el poder de la reproducción, la primera evidencia conocida de productividad, aparte de la que resultaba por medio de la creación directa. De dentro de sí misma la vegetación comenzó a reproducir su propia especie y a hacerse mucha. En los subsiguientes períodos días otras creaciones aparecieron, almas vivientes: primero, las que habían de vivir en las aguas, luego, las criaturas volátiles para el aire, y después animales para ocupar las áreas terrestres. Estas criaturas podían respirar, ver, comer, moverse y, de dentro de sí mismas, reproducir su género. A medida que se acercaba a su fin el sexto día aproximadamente cuarenta y dos mil años de trabajo creativo habían dado por resultado una tierra vestida lozanamente de vegetación, rebosando de vida animal. Jehová estuvo bien complacido con todo ello. Él dijo que era “bueno.”
9. (a) ¿Por qué no fueron desilusionados los observadores angelicales de los sucesos terrestres cuando Jehová alcanzó la cumbre de la creación terrestre? (b) ¿Cómo fueron dotados y grandemente privilegiados los dos que fueron creados finalmente?
9 Completo como pudiera parecer esto, Dios no había terminado de producir en la tierra. Hasta entonces las criaturas terrestres eran de inteligencia grandemente limitada. Jehová tenía en reserva una verdadera sorpresa para sus huestes angelicales en el cielo, que sin duda estaban observando con interés los desenvolvimientos que se producían en la tierra. Dios habló a su Palabra o vocero, diciendo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, de acuerdo con nuestra semejanza.” (Gén. 1:26, NM) Esto significó producir criaturas inteligentes, dotadas de los atributos de Dios—para pensar, razonar, hacer decisiones y expresar amor al Creador sirviéndole, honrándolo y alabándolo. Por ser creados varón y hembra, podían reproducir su propio género. Esta vino a ser su responsabilidad al dárseles un mandato de procreación: “Sean fecundos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción a los peces del mar y a las criaturas volátiles de los cielos y a toda criatura viviente que se arrastra sobre la tierra.” (Gén. 1:28, NM) Note que además de multiplicar su propio género, el hombre recibió instrucciones de hermosear su hogar terrestre y mantenerlo hermoso, y había de superentender correctamente a todas las criaturas inferiores a él mismo—peces, pájaros, animales. De esta manera el hombre desempeñaría un papel de tres partes en el propósito que Dios tenía para la tierra.
10. En este período, ¿cómo pudiera haber uno conocido el propósito que la tierra había de desempeñar en el programa de producción universal?
10 El papel que la tierra desempeñaría en el programa productivo de Jehová podía verse ahora. Con el tiempo debía sostener a una abundancia de criaturas del mar, del aire y de la tierra y estar poblada de humanos perfectos, que la mantendrían para siempre en un estado de belleza que la hiciera semejante a un parque. Dios reservó el séptimo día creativo para que se hiciera esto cabalmente, ya que él mismo descansó o desistió de su trabajo con respecto a la tierra. Al fin de ese día, siete mil años después, la tierra quedará pulida, cual joya perfecta en los cielos, reflejando la destreza creativa de Jehová.
PREDÍCESE EL FIN DEL DESORGANIZADOR
11. ¿Qué sucedió al principio que saboteó el esfuerzo productivo, y con qué resultado?
11 Para este día, unos seis mil años desde la creación del hombre, el programa productivo de Jehová se hubiera estado acercando a su consumación salvo por el hecho de que sobrevinieron dificultades de labor en el mismísimo comienzo. Un ángel de Jehová, el primer rebelde, cometió sabotaje en el trabajo, puso en marcha un programa falsificado e indujo a la primera pareja humana, Adán y Eva, a dejar a Jehová y seguirlo a él en cambio. Mejor salario fué la promesa que les hizo. (Gén. 3:1-7, NM) En realidad éste fué un salario bajo, no alto, y pagó con la muerte a Adán y a Eva. La muerte ha sido el resultado para toda su prole hasta este día, y ahora muchos humanos, por no entender el asunto, dicen que Dios ha fracasado.—Rom. 5:12, NM.
12, 13. (a) ¿Por qué estamos seguros de que Jehová no es un fracaso? (b) ¿En ese tiempo qué contramedida se propuso Jehová?
12 Pero Jehová no es un fracaso. Nunca, en ningún caso, ha estado él al punto del desastre. (Isa. 55:11) Por ejemplo, aquí en la tierra, cuando ciertas dificultades en la labor interrumpen la línea de producción de una moderna planta de automóviles eso no significa que la producción será cercenada indefinidamente y que el nuevo modelo de automóvil no aparecerá a tiempo. Se vencen las dificultades; se exhibirá el nuevo automóvil en la fecha originalmente anunciada aunque durante el tiempo que quede se tenga que acelerar la actividad. Lo mismo sucede con Jehová, salvo que en proporciones muchísimo más grandes. Las dificultades ocasionadas por el más grande desorganizador angelical de todo tiempo, Satanás, han afligido al género humano durante seis séptimas partes del tiempo que Jehová les asignó a los humanos para que llevaran a cabo su mandato de procreación y transformaran toda la tierra en un jardín. Pero no vaya a pensar por falta de perspicacia que dicha interrupción continuará sin fin. Las medidas correctivas que Jehová tiene en reserva significarán, para los mil años que quedan (y que ahora están precisamente frente a nosotros), actividad aumentada. Su propósito será hecho una realidad; nada puede hacer que fracase. Él ha fijado la fecha; la producción será terminada a tiempo.—Isa. 14:27; 60:22; Dan. 2:21.
13 La interrupción temporal que Satanás causó cuando indujo a Adán y a Eva a dejar a Dios resultó en que Jehová se propusiera aplicar y aplicara contramedidas. Empezó por medio de dar la profecía registrada en Génesis 3:15 (NM). En dicha profecía prometió una “simiente” que magullaría a Satanás con la muerte. Por medio de la mujer de Dios, o sea su organización que le es como mujer casada con él (Isa. 54:5; Gál. 4:26-31; Apo. 12:1, 2, NM), se produciría esta simiente, la cual aplastaría a Satanás con la muerte, extirparía los efectos de la rebelión edénica, luego volvería a poner en acción el programa productivo de Jehová y lo dirigiría a una consumación próspera.—Rom. 16:20, NM.
14. Más tarde, por medio de un drama profético, ¿cómo mostró Jehová que no había cambiado su propósito original?
14 Prefigurando esto, Jehová hizo que se desempeñara un drama vivo en que implicó a Noé y su familia. Esas ocho almas fueron las únicas que sobrevivieron al diluvio global cuando todos los impíos sufrieron destrucción por agua. Esos ocho, al descender del arca a una tierra purificada, ofrecieron sacrificios de gracias a Jehová. Él, a su vez, dijo que ellos y los animales que habían sobrevivido con ellos deberían multiplicarse y llenar la tierra. “Y Dios pasó a bendecir a Noé y a sus hijos y a decirles: ‘Sean fecundos y háganse muchos y llenen la tierra.’” (Gén. 8:15; 9:1, NM) Puesto que este mandato de procreación que Dios dió a la familia de Noé fué pictórico, el hombre tiene que aguardar el reinado de mil años de la “simiente” prometida para su cumplimiento en realidad.—Gál. 3:29; Apo. 1:5, 6; 14:1-5, NM.
15. (a) ¿De qué manera se usó a Abrahán y su familia para representar la producción de la “simiente”? (b) ¿Qué es la “simiente,” y qué papel desempeñará en el programa de producción de Jehová?
15 Jehová hizo promesas respecto a esta “simiente” al fiel Abrahán. Imagínese el gozo que tuvo Abrahán cuando oyó a Jehová decir por medio de su ángel fiel: “Yo seguramente te bendeciré y seguramente multiplicaré tu simiente como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que están en la orilla del mar, y tu simiente tomará posesión de la puerta de sus enemigos. Y por medio de tu simiente todas las naciones de la tierra ciertamente se bendecirán debido a que has escuchado mi voz.” (Gén. 22:17, 18, NM) En este drama profético Abrahán representó a Jehová, y su esposa Sara representó a la organización de Jehová, por medio de la cual él produce. Aunque se hallaba sin hijos, a Sara, que se estaba envejeciendo, el ángel de Jehová le aseguró que tendría un hijo. Con el tiempo esto vino a ser realidad. Sara dió a luz a Isaac, quien representó a la “simiente” de promesa. La organización de Jehová había estado estéril en cuanto a prole terrestre desde el Edén hasta el tiempo de Abrahán, sí, y aun después—en total, unos cuatro milenios. Mil cien años después que Abrahán recibió la promesa de Jehová, Isaías escribió proféticamente acerca del tiempo en que terminaría esta condición estéril y en su lugar habría gran productividad en medio de regocijo y agradecimiento. Más tarde, el apóstol de Cristo, Pablo, identificó el cumplimiento de las promesas y profecías hechas con siglos de anticipación al señalar que la “simiente” era Jesús, junto con otros escogidos por Jehová de todas las naciones de la tierra. (Isa. 54:1-13; Gál. 3:26-29; 4:1-31, NM) Cristo Jesús en su propia Revelación identifica el número de los que estarán asociados con él, a saber 144,000. (Apo. 7:4; 14:1, NM) Esta simiente escogida es el reino del nuevo mundo de Jehová, bajo el cual los pueblos sobrevivientes de ‘todas las naciones se bendecirán’; porque es esta “simiente” del reino la que dirigirá todo esfuerzo productivo en la nueva tierra. El producir esta simiente del reino ha llegado a ser la parte más gloriosa de toda la producción de Jehová, una “nueva creación.”—2 Cor. 5:17, NM.
EL TESTIGO PRODUCTIVO
16. (a) Compare la vida productiva de Jesús de antes de venir a la tierra con la de después de venir a la tierra. (b) ¿Cómo se manifestó el aprecio profundo que Jesús le tenía a la calidad?
16 Jamás ha habido un hombre sobre la tierra semejante a Jesús, el Principal de la “simiente” prometida. Juan, otro apóstol de Cristo, identifica a Jesús como la Palabra de Dios, la primerísima creación de Jehová, su Hijo unigénito. A petición de Jehová, Jesús había accedido a ser un hombre sobre la tierra. “Así que la Palabra vino a ser carne y residió entre nosotros, y tuvimos una vista de su gloria, gloria como la que pertenece a un hijo unigénito por parte de un padre, y él estaba lleno de bondad inmerecida y verdad.” (Juan 1:14, NM) Por edades desconocidas la Palabra (Logos) había estado trabajando en plena armonía con su Padre, Jehová; y ahora, después de llegar a ser el hombre Jesús, él continuó trabajando así. Su vida fué una vida productiva, productiva del fruto del Reino, porque todo su ministerio terrestre estuvo dedicado a dar testimonio acerca de su Padre y del reino de su Padre. (Juan 17:4, 6-10; Luc. 4:43, NM) Era la voluntad de Dios que él procediera así, y él se deleitó en hacer la voluntad de Jehová. (Sal. 40:8; Luc. 22:42, NM) También, Jesús tuvo un aguzado sentido de calidad. Lo que hizo lo hizo perfectamente, porque él fué un hombre perfecto. En la tierra su ejemplo fué el ejemplo más sobresaliente de amor, compasión y paciencia. Al mismo tiempo él fué un denodado e impávido proclamador de la verdad de Jehová. Él habló con sinceridad y convicción como ninguno antes que él. Acerca de él se dijo: “Jamás ha hablado otro hombre como éste.” (Juan 7:46; 10:31-39, NM) Él entendía a la gente perfectamente; podía leer su corazón y mente. Por lo tanto, aquellos a quienes él escogió para que fueran sus compañeros íntimos y colaboradores fueron los de corazón recto, hombres a quienes él podía entrenar y a quienes entrenó para que fueran testigos productivos como él. Por causa de la calidad él no escogió a muchos, sino sólo a los mejores. Jesús fué humilde. Siempre dió el crédito a Jehová por todas las cosas buenas. (Mar. 10:18, NM) Concerniente a los buenos seguidores que él tuvo él dijo en oración a su Padre: “He hecho tu nombre manifiesto a los hombres que del mundo me diste . . . y los he guardado.”—Juan 17:6-19, NM.
17. ¿Qué otro proceder le fué presentado a Jesús, quién se lo presentó, pero cómo actuó él?
17 Si Jesús hubiera querido cantidad sin dar consideración a la calidad, el recoger a sus discípulos hubiera sido sencillo. Si hasta pudiera haber tenido a toda la nación de judíos a sus pies; sí, más que eso—a todo el mundo, con personas de todas las naciones reconociéndolo como soberano suyo. Lo único que tenía que hacer era someterse a otro gerente de producción. Ese otro gerente, Satanás, trató de persuadir a Jesús a hacer eso, poco después que Jesús se dedicó a hacer la voluntad de su Padre, precisamente antes de comenzar su ministerio. A continuación está el informe de lo que sucedió: “De nuevo el Diablo lo llevó consigo a una montaña extraordinariamente elevada, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo a él: ‘Todas estas cosas se las daré si postrándose me hace un acto de adoración.’” (Mateo 4:8, 9, NM) Esta no fué tentación alguna para el Hijo de Dios. ¿No había escuchado Eva primero, luego Adán, semejantes propuestas por el mismo bribón invisible? ¿Qué ganaron ellos? Jesús lo sabía demasiado bien. No, su deleite había sido trabajar con su Creador, y ahora su determinación era continuar produciendo en ese proceder.
PRODUCTOR FIEL
18. (a) ¿En qué respecto fué productiva la testificación de Jesús? (b) Por las palabras de despedida de él, ¿qué se llamó a la atención de sus discípulos?
18 El corto ministerio de Jesús, sólo de tres años y medio, fué sumamente productivo. Lo primero en importancia fué que mantuvo su integridad, probando así que era digno de ser el que vindicará el nombre de su Padre al aplastar a Satanás, matándolo. También, él dió su vida como precio de compra para los humanos obedientes. Note: “Así como el Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino para servir y para dar su alma como rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28, NM) En resumen, él hizo todo lo que Jehová le había asignado. En la oración que dirigió a su Padre él incluyó: “Te he glorificado sobre la tierra, habiendo acabado el trabajo que me has dado para hacer.” (Juan 17:4, NM) En su ministerio Jesús puso un buen ejemplo para los seguidores que había escogido cuidadosamente. Además, él empleó mucho tiempo enseñándoles concerniente a Jehová, también concerniente a sí mismo, al Reino y al trabajo que tendrían que hacer después que él volviera a su Padre. Prestaron atención esmerada a cada palabra suya, pero no entendieron claramente. Jesús previó esto. Por eso les dijo que después de su partida su Padre les enviaría un consolador, el espíritu santo, para enseñarles cosas adicionales y también para hacerles recordar las cosas que él les había dicho. (Juan 14:26, NM) Cuando por fin partió, les dijo que el ministerio de ellos tenía que ser productivo. “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles que observen todas las cosas que yo les he mandado.”—Mat. 28:18-20, NM.
19. ¿Cómo se reflejó la productividad de Jesús en la actividad de sus discípulos?
19 Como prueba de que el testimonio de Jesús fué productivo sólo tenemos que considerar lo que sus seguidores hicieron temprano en la era cristiana. Ellos necesitarían el espíritu de Dios y, fiel a su palabra, Jesús les envió el espíritu santo mientras estaban reunidos diez días después de ascender él al cielo. Al caer el espíritu de Jehová sobre ellos éstos comenzaron a glorificar y alabar a Dios en los muchos idiomas que el espíritu santo los capacitó a hablar en esa ocasión. En ese entonces también se hallaba presente en Jerusalén gente de muchas nacionalidades, y esta gente oyó a los discípulos bautizados por el espíritu glorificar a Dios en la lengua natal de ella. Las muchedumbres que estaban de visita se maravillaron grandemente. Entonces el apóstol de Cristo, Pedro, testificó enérgicamente, en público, concerniente a Jesús y el hecho de que era Mesías, después de lo cual muchos creyeron y fueron bautizados. El informe de esa ocasión dice: “En ese día cerca de tres mil almas fueron añadidas [a la congregación cristiana].” (Hech. 2:41, NM) Luego éstos comenzaron a estudiar y a entrenarse con los apóstoles para un ministerio productivo, que su dedicación requería. “Y continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles y a asociarse, a comer juntos y a oraciones. . . . Al mismo tiempo Jehová diariamente continuó uniendo a ellos los que estaban siendo salvados.” (Hech. 2:42-47, NM) Pronto después cinco mil hombres estaban en el ministerio. ¡Qué grupo de ministros para comenzar a producir tan sólo en la tierra de Palestina!—Hech. 4:4, NM.
20. ¿Qué resultado doble se obtuvo de estos días tempranos de testificación por los apóstoles y discípulos de Jesús?
20 Tal prosperidad como resultado de la testificación productiva pronto tenía que hacerse el blanco del fuego de Satanás, y así fué. Sobrevino persecución. La mira de Satanás era parar la obra. En rápida sucesión vinieron amenazas, encarcelación, palizas, y luego la dramática muerte de un discípulo fiel, Esteban. Dicha persecución causó una dispersión de los ministros cristianos, pero no causó ninguna diminución de su predicación. “Sin embargo, los que habían sido esparcidos fueron por toda la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra.” (Hech. 8:4, NM) Los apóstoles, golpeados y encarcelados, se regocijaban “porque habían sido tenidos por dignos de ser afrentados por causa de su nombre. Y todos los días en el templo y de casa en casa continuaban sin parar enseñando y, declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.” (Hech. 5:17, 40-42, NM) El crecimiento continuó a pesar de la persecución. Después de tres años y medio de esta predicación entre los judíos en Palestina, Jehová extendió a personas de otras naciones la oportunidad de llegar a ser ministros cristianos y participar en el testimonio productivo. (Hech. 10:44-48, NM) El núcleo que Jesús había formado con los doce apóstoles rápidamente creció en el primer siglo, esparciéndose hasta remotos rincones del Imperio Romano y fuera de él. Jesús había puesto un buen ejemplo de testificación productiva. Sus apóstoles y discípulos siguieron ese ejemplo para gloria de Dios y para la propia salvación eterna de ellos.—1 Tim. 4:11-16; 2 Tim. 4:1-5, NM.
21. De acuerdo con la profecía bíblica, ¿cuándo lograría alcance global la testificación productiva, y con qué resultado?
21 Después de la muerte de los apóstoles de Cristo esa testificación productiva disminuyó gradualmente y casi cesó por completo. (Hech. 20:29-35; 2 Ped. 2:1-3, NM) Pero, ¿significó eso su fin total? No; al contrario, las palabras de Jesús, los escritos de sus apóstoles y discípulos, así como las profecías dadas por Dios y escritas por hombres fieles que vivieron antes de ellos, todo da testimonio de un período de testificación productiva de extensión global, pero futuro, considerando el tiempo en que ellos vivieron. (Apo. 14:6, 7, NM; Isa. 52:7, 8; Eze. 9:3, 4, 11; Dan. 12:3) Jesús había dicho que al fin del sistema de cosas gobernado por Satanás, las buenas nuevas del reino establecido de Jehová tenían que predicarse en todo el mundo; y que el punto en cuestión del Reino serviría para dividir a las personas de todas las naciones, separándolas como “ovejas y cabras.” (Mat. 24:14; 25:31-46; Mar. 13:9-13, NM) Además, estas “ovejas,” recogidas “de entre todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas,” tienen que llegar a ser una “grande muchedumbre,” que ningún hombre pueda contar; sí, ‘el pequeño llegará a ser mil,’ todo en medio de prosperidad espiritual ilimitada. (Apo. 7:9, NM; Isa. 60:22; 66:14; Miq. 5:2-9) Ese tiempo que en aquel entonces era futuro ha llegado ahora, en nuestro día. Estas cosas, así como otras, realmente están aconteciendo para nosotros ahora. Nosotros tenemos el privilegio indescriptible de ocuparnos en la testificación productiva para alabanza del gran Dios Jehová, el principal Productor de todos.—Salmo 149; Isaías 12.