Preguntas de los lectores
● Debido a la información que se presentó en La Atalaya del 15 de noviembre de 1956 acerca del bautismo, muchas personas han preguntado si es correcto volver a bautizarse. Dicen que ahora entienden el asunto mucho mejor que al tiempo de su inmersión. También, hace años se les dijo a algunos que su inmersión en agua por medio de algún sistema religioso de la cristiandad era suficiente para simbolizar su dedicación si en aquel tiempo entendían que se estaban dedicando para hacer la voluntad de Jehová, pero ahora este artículo (página 692, párrafo 14) dice que los bautismos efectuados hoy en los sistemas religiosos de la cristiandad no son válidos y que estas personas deberían ser bautizadas otra vez por la organización teocrática de Jehová. Preguntan si deberían bautizarse de nuevo ahora, y si es así, ¿qué fecha debería anotarse en su tarjeta de Registro de Publicador como el tiempo de su dedicación? ¿Debería ser esta última fecha de bautismo, aunque la persona haya estado en la verdad y dando el testimonio activamente durante diez o veinte años o más?
Respecto a las personas que fueron bautizadas una vez por los testigos de Jehová y que llegan a sentir la necesidad de bautizarse de nuevo en vista del artículo al cual se hace referencia arriba, surge la pregunta: ¿Entendieron el discurso bautismal los que lo oyeron cuando fueron sumergidos? ¿Entendían que la inmersión en agua simbolizaba una dedicación que ellos habían de haber hecho ya en su corazón, un voto o decisión ya hecho delante de Dios para hacer la voluntad de él? ¿No fueron específicas las preguntas que se les hicieron al tiempo de su bautismo? ¿No señalaron los requisitos con claridad y fuerza el discurso y estas preguntas? Si el discurso bautismal declaró claramente el caso y las preguntas que se les hicieron a los candidatos fueron redactadas clara e inequívocamente, ¿por qué debiera la persona que en ese tiempo respondió Sí a las preguntas decir ahora que no sabía ni entendía lo que estaba haciendo?
Todos nosotros indudablemente hemos crecido en cuanto a apreciación de la dedicación desde que la simbolizamos por medio de la inmersión en agua. Ciertamente no la apreciamos cabalmente cuando la hicimos, o tan cabalmente como la apreciamos ahora. Pero esto no quiere decir que deberíamos volver a bautizarnos. Este artículo de La Atalaya no ha dicho nada adicional ni diferente a lo que artículos anteriores acerca del tema han dicho, excepto el punto de que el haber sido uno bautizado en las denominaciones religiosas de la cristiandad no se considera como suficiente hoy en día, desde 1918 d. de J.C., cuando Jehová Dios acompañado por su Mensajero del Pacto vino al templo y rechazó la cristiandad.
De modo que les toca a estas personas inciertas averiguar cuándo a sabiendas se dedicaron a Dios, la cual dedicación ahora pueden recordar distintamente con la conciencia satisfecha, y si ha sido desde que fueron bautizadas hace años, entonces deberían ser bautizadas otra vez en símbolo de su verdadera dedicación y esta fecha es la que debería usarse en la tarjeta del Registro de Publicador de ellas.
Una vez que uno haya sido bautizado con entendimiento en representación de su dedicación no es necesario ni conveniente que se vuelva a bautizar, aun cuando por algún tiempo se aparte o llegue a estar inactivo, así como un miembro del cuerpo de Cristo no tiene que ser ungido nuevamente. Una vez efectuado, su bautismo permanece para siempre como un testimonio de su dedicación a Jehová y como señal inmovible de sus obligaciones hacia Dios.
Referente al bautismo o inmersión total de algunas personas durante el tiempo en que eran miembros de la organización religiosa de la cristiandad y antes de que llegaran a asociarse con los testigos de Jehová: En 1918, debido a la conducta de ellas, las denominaciones religiosas de la cristiandad fueron rechazadas definitivamente por el juicio de Jehová mediante Su Mensajero en Su templo. Antes de eso muchos de los que estaban asociados con tales denominaciones estudiaban sus Biblias concienzudamente y vinieron a discernir que era menester rendirse o dedicarse o “consagrarse” a Dios por medio de Cristo para pertenecer a Dios y para hacer la voluntad de él desde entonces en adelante, confiando en Su ayuda por medio de Su espíritu santo. Vieron correctamente que el bautismo en agua por medio de la sumersión completa era la cosa correcta que debía hacerse para representar esta entrega de sí mismos a Dios por medio de Cristo. De modo que ellos pidieron que los sumergiera el clérigo o el oficial autorizado de la denominación religiosa, haciéndolo según la fórmula “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo,” y ellos confiaron en la operación del espíritu de Dios según se describía en las Escrituras, que ellos habían leído y con las cuales estaban familiarizados.
Nótese que tales personas hicieron una verdadera dedicación de sí mismas a Dios por medio de Cristo y oraron pidiendo Su espíritu santo y se sentían obligadas a cumplir esa dedicación siempre después de eso. No hicieron esta dedicación por medio del clérigo u otro oficial que los bautizó. Esto se corrobora por el hecho de que después de llegar a conocer las verdades como fueron presentadas por los testigos de Jehová vieron su obligación, no la de volver a dedicarse a Dios, sino de “salir de ella” o salir de la Babilonia antitípica, de modo que cortaron sus conexiones con las denominaciones religiosas y se hicieron testigos de Jehová y siguieron haciendo Su voluntad con mejor conocimiento y entendimiento más claro. No se volvieron a bautizar, sino que persistieron en cumplir con su dedicación anterior y Jehová manifestó su aceptación de ellas por medio de usarlas en su servicio y mediante el exhibir por medio de ellas la operación de su espíritu, mientras que al mismo tiempo producían los frutos de Su espíritu. Esto indica que la cosa esencial para validar una dedicación es, no lo que entienda o piense el bautista (fuere él un clérigo o no), sino lo que piense, entienda y haga el que es sumergido. La dedicación era correcta y el símbolo de agua era correcto y Dios indicó su aceptación, poniendo su espíritu sobre el sumergido. ¿Por qué, entonces, debería volver a bautizarse una persona después que ella haya dejado la Babilonia antitípica en cumplimiento de su dedicación y haya llegado a ser testigo de Jehová?
Nótese específicamente lo que dice el ya mencionado párrafo 14 en la página 692 de La Atalaya: “A menudo se hace la pregunta de si una persona que se bautizó antes en una ceremonia ejecutada por algún otro grupo religioso debe bautizarse otra vez cuando llega a un conocimiento acertado de la verdad y hace una dedicación a Jehová.” Fíjese en esas últimas seis palabras: “Y hace una dedicación a Jehová.” Es decir, si hace una dedicación después de recibir las verdades presentadas por los testigos de Jehová y después de salir de la Babilonia antitípica. Esto quiere decir que tal persona no había simbolizado una dedicación de sí misma a Dios cuando fué bautizada “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo” por un oficial de la denominación religiosa, sino que meramente llegó a ser miembro de aquella denominación. Por lo tanto esa persona vió la necesidad de hacer una dedicación y simbolizarla después de llegar a asociarse con los testigos de Jehová. Tal persona apropiadamente vuelve a ser bautizada. De acuerdo con esto, los doce hombres mencionados en Hechos 19:1-7 que volvieron a bautizarse habían sido bautizados en el nombre del Padre pero no en el nombre de Jesús ni en el nombre del espíritu santo, acerca del cual ni siquiera habían oído, de modo que su inmersión total anterior no se efectuó en el nombre de todos los factores implicados, lo cual explica por qué no pudieron recibir el espíritu santo antes que Pablo hiciera que se volvieran a bautizar.
Así que ahora cuando la llamada a salir de Babilonia se está proclamando claramente, si alguien ha oído acerca de esta llamada y sin embargo permanece en una parte religiosa de la Babilonia antitípica y llega a ser bautizado por inmersión en tal parte religiosa, su inmersión no sería válida. Su decisión no podría haber sido una dedicación para hacer la voluntad de Dios, porque, citando el párrafo 14, “el individuo se habría separado de tales sistemas babilónicos que deshonran a Dios aun antes de dejar que lo bautizaran.” Tal individuo podría hacer una dedicación aceptable sólo después de ‘salir de Babilonia’ y tendría que simbolizar esta dedicación por medio de bautizarse de nuevo en agua, siendo totalmente sumergido. La fecha del nuevo bautismo de tal persona es la fecha que debería anotarse en su tarjeta de Registro de Publicador en la congregación con la cual se asocia. La fecha de la dedicación nunca se anota, pero se entiende que ha precedido al momento del bautismo.
Si alguien asiste a la reunión que se celebra para el bautismo pero no se sienta entre los candidatos para el bautismo y no contesta vocalmente las preguntas, pero después decide bautizarse en símbolo de la dedicación y se une a la procesión de candidatos y efectivamente se deja bautizar sobre la misma base que ellos, aquella persona se obliga a Jehová Dios por medio de Cristo. Su dedicación simbolizada tiene que permanecer como un compromiso eterno de su parte y tiene que considerarse obligada por ella a la vista de Dios. Dios leyó su corazón y vió lo que hizo y por consiguiente la considera responsable por su profesión pública de dedicación. Sin embargo, en el futuro, sería mejor que una persona en dichas circunstancias hiciera lo siguiente antes de someterse al bautismo: ir al orador del bautismo cuyo discurso esta persona ha oído y entonces pedir que le haga las dos preguntas privadamente para contestarlas afirmativamente.