Hipocresía comunista
● “¿Por qué no declaramos en nuestro programa que somos ateos?,” preguntó Nikolai Lenin en 1905. Naturalmente los comunistas pensaban que conseguirían más adherentes si no anunciaban su ateísmo. Pero cuando les conviene y presta vigor a su propaganda, los comunistas no vacilan en cuanto a clamar a Dios. Hace poco el caudillo soviético Nikita S. Khrushchev dijo que aunque es cierto que Stalin cometió errores, no habían sido cosa de importancia, y pidió que “concediera Dios que todo comunista pudiese luchar como lo hizo Stalin.” El que Khrushchev se haya dirigido a Dios pidiendo que hiciera a todos los comunistas semejantes a Stalin recuerda la citación del siguiente pasaje del libro Roosevelt and Hopkins, por Robert E. Sherwood: “De repente Stalin exclamó: ‘¡Ayude Dios a esta empresa ·para que tenga éxito!’ (La traducción de esta declaración, según se la dió Churchill a Roosevelt, era: ‘¡Prospere Dios esta empresa!’) Se me ha dicho que en nada era raro el que Stalin, que por un tiempo recibió instrucción en un seminario religioso, invocara la ayuda de la Deidad.” La hipocresía no conoce límite alguno en la región del comunismo.