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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1962
w62 1/5 págs. 286-288

Preguntas de los lectores

● ¿Hay circunstancias algunas que hagan permisible la esterilización del hombre o la mujer, como, por ejemplo, para proteger la vida de la mujer o en casos de extremo apuro económico?

¿Qué significa la esterilización de criaturas humanas? Significa efectuar una operación con el propósito de privar al hombre o a la mujer del poder de reproducirse. The Encyclopedia Americana nos dice que muchos métodos de esterilización más bien pudieran llamarse asexualización, puesto que tienen ciertos “efectos dañinos, tanto físicos como mentales.” En el caso de los hombres los métodos generales que se emplean actualmente son el remover una porción del tubo seminal del hombre por medio del cual la semilla de reproducción se transmite a la mujer. En el caso de las mujeres, generalmente se remueve una porción de las trompas de Falopio de la mujer por medio de las cuales su huevo o célula reproductiva se transporta a la matriz. De modo que la esterilización es la destrucción de la capacidad de la persona para reproducir su género por medio de impedir las funciones de los órganos sexuales que Jehová Dios implantó o aun por medio de remover los órganos.—Vea la Americana, edición de 1929.

¿Con quién tuvo su origen la esterilización? Hoy día en los Estados Unidos de la América del Norte realmente se manda esterilizar a ciertas personas por un estatuto legal positivo por motivos de eugenesia o efectos terapéuticos o castigo. En 1907 el estado de Indiana promulgó la primera ley de esterilización, y desde entonces otros estados de esa nación norteamericana han promulgado leyes parecidas, ¿Cuál es el objeto principal de tal legislación? Es el evitar la procreación por personas que son criminales o delincuentes habituales o imbéciles o locos. Así se ve que el argumento a favor de ella es que protege a la sociedad del engendramiento de hijos que estén inclinados al crimen o mentalmente desequilibrados o incapacitados. Por esta razón los estados que promulgaron tales leyes de esterilización se creyeron justificados al destruir o estorbar las funciones dadas por Dios a las cuales la criatura tiene un derecho natural.

No con la mira de censurar a los estados que gobiernan mediante esas leyes de esterilización, sino para nuestra propia información preguntamos: ¿Se basa esa legislación en la ley que Dios dio a su organización teocrática? ¿Tuvo su origen la esterilización con la organización de su pueblo? ¿O tiene su origen en este mundo del cual son parte los estados ya mencionados?

¿Por qué debiera Dios querer destruir una función natural que él puso en el hombre y la mujer con un propósito válido? ¿Cómo pudiera Dios consistentemente ser el autor de una ley que ordenara o permitiera la esterilización cuando el caso era que excluía a los eunucos de su congregación y prohibía el que su nación escogida de Israel hiciera eunucos para tener israelitas varones castrados quienes serían servidores seguros de las mujeres israelitas en los dormitorios o que serían fidedignos en otros puestos de responsabilidad? Dios no aprobó ese método de conseguir guardas para la morada de las mujeres. “Ningún hombre a quien se haya castrado aplastándole los testículos o que tenga cortado su miembro viril puede entrar en la congregación de Jehová,” dice Deuteronomio 23:1. Esos órganos tienen que ver con la semilla de reproducción. En armonía con esto ningún miembro de la familia del sumo sacerdote Aarón podía servir en el templo de Dios como sacerdote si de esta manera estaba dañado. (Lev. 21:16-21) Dios quería sacerdotes que pudieran ser padres de otros sacerdotes; quería israelitas que pudieran producir otros israelitas.

Dios es el Dador de poderes reproductivos a las criaturas humanas; puso el ejemplo por medio de hacer leyes para la protección de estos poderes. Su ley declaraba: “Alma será por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.” (Deu. 19:21) Pero supongámonos que el esposo de una mujer se pusiera a pelear con otro hombre. Para proteger a su esposo y no dejar que el otro lo venza, ¡ella extiende la mano y se agarra de las partes naturales o de generación del otro hombre para ponerlo fuera de combate! Al hacer esto, la mujer sin duda arruinó los poderes reproductivos del hombre; violó la ley de Dios que estaba contra el aplastar los testículos del hombre e incapacitó a este hombre para la congregación de Dios. Esta mujer no podía alegar que estaba empleando jiu-jitsu y obrando en defensa de su esposo y por eso para su propia protección. ¡Se le tenía que castigar! ¿Cómo?

Había destruido los poderes reproductivos de un semejante israelita. Pues, entonces, ¿mandó Dios que le cortaran a ella sus trompas de Falopio o que le arruinaran sus órganos sexuales para que ella no pudiera tener hijos? O, a base de igual por igual, ¿dijo Dios que, dado que ella había arruinado al esposo de otra mujer, entonces a su propio esposo le debiera aplastar sus partes naturales la esposa del hombre cuyas partes naturales ella aplastó? ¿Dijo Dios que la esterilizaran a ella o a su esposo para evitar la reproducción de criminales? La ley de Dios respetaba los poderes reproductivos de ella y de su esposo, porque decía: “Debes entonces amputarle la mano. Tu ojo no debe sentir pena.” (Deu. 25:11, 12) La ley de Dios dijo esto justamente después que aprobó el casamiento de cuñado dentro de la familia. Esta ley especificaba que al hombre que rehusara ejecutar el casamiento de cuñado para con la viuda de su hermano muerto se le deshonrara públicamente, por rehusar dar a la viuda de su hermano un hijo en el nombre de su hermano muerto.—Deu. 25:5-10.

Todo esto nos da alguna idea de cómo Dios ve el asunto cuando una persona o nación dedicada a él se entremete en lo relacionado con los órganos reproductivos, impidiendo su función normal. Es cierto que la ley mosaica que contenía las estipulaciones citadas fue quitada en Cristo, pero Dios no ha mudado de actitud en cuanto a la esterilización. El sentido, la fuerza, la idea básica e inherente y la sustancia de las leyes citadas quedan en vigor en lo que concierne a los cristianos, quienes están bajo una ley aun más alta que la que se dio mediante Moisés. El cristiano dedicado está bajo la ley de amar a Jehová Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas. El poder y efecto de la esterilización está en contra de esto, ya que la esterilización le causa daño físico y mental a la persona asexualizada. El cristiano no es un criminal habitual ni un imbécil a quien se le deba esterilizar.

En caso de que un doctor sostenga que si una esposa tuviera otro hijo eso resultaría en que ella muriera, ¿entonces qué? Entonces hay manera de evitar que conciba, concebir que pudiera poner en peligro su vida, que no sea por medio de violar la ley de Dios, que en toda su sustancia se opone a la deliberada asexualización del hombre o mujer. Si los padres están viviendo en pobreza y por eso no tienen los recursos económicos que les permitan tener otro hijo, entonces hay manera de cuidar de esta situación económica que no sea por medio de arruinar aquellos órganos con los cuales fueron dotados el hombre perfecto y la mujer perfecta y que desempeñan un papel tan importante en los propósitos nobles de la vida casada. Se hace necesario ejercer el espíritu del Señor Dios, y uno de sus frutos es el dominio de sí mismo.—Gál. 5:22, 23.

Cuando el cristiano entiende con qué buen propósito hay que ejercer dominio de sí mismo, entonces le parece razonable y es fortalecido para ejercerlo, con ayuda del espíritu de Dios.

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