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  • Se esparce la verdad a pesar de la oposición

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  • Se esparce la verdad a pesar de la oposición
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1963
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1963
w63 15/11 pág. 694

Se esparce la verdad a pesar de la oposición

◆ Una señora que está dedicando todo su tiempo a predicar el reino de Dios en Quebec, Canadá, informa esta experiencia: “Después de una asamblea de circuito en Quebec, una pareja joven dejó su dirección conmigo para que los visitara. El hombre es un francocanadiense que había pasado cuatro años estudiando para el sacerdocio. Las cosas que vio y experimentó lo hicieron volverse contra toda religión, y se puso muy amargado. Su esposa es española, católica devota. Siendo muy sincera en su religión, ella seguía tratando de hacer que su esposo fuera a la iglesia con ella. Él rehusaba ir debido a sus experiencias anteriores. Decidió que la manera más rápida de desanimar a su esposa en cuanto a sus puntos de vista era familiarizarla con los testigos de Jehová. Por eso estuvieron en la asamblea.

“Algún tiempo después visité el hogar de estas personas y, por primera vez en su vida, ella oyó acerca de la maravillosa esperanza que suministra la Biblia. ¡Cómo brilló expresivamente su rostro cuando le conté acerca de la restauración del paraíso a la Tierra! Después de dos estudios ella trató con mayor celo y determinación que nunca de hacer que su esposo la trajera al Salón del Reino. Le testificaba a todo el mundo, hasta escribiendo a su familia en España, enviándoles un libro Paraíso. Ellos quemaron el libro, diciéndole que no les escribiera más acerca de la Biblia. No obstante, ella continuó haciendo eso y les citaba textos.

“Pronto todo el mundo en su distrito sabía que ella estudiaba con los testigos de Jehová, de modo que la gente empezó a ejercer presión en su esposo. Él, en cambio, me devolvió los libros de ella y me dijo que no volviera más a su casa. Estaba furioso. Resuelto a detenerla, tomó su pistola, le enseñó la bala, entonces cargó la pistola y la apuntó a la cabeza de ella y le dijo que escogiera. Con tacto ella le contestó sin transigir, y finalmente él apartó la pistola. Esa misma semana ella empezó a salir conmigo en el ministerio del campo.

“Cuando asistió a una asamblea de circuito en Montreal, simbolizó su dedicación a Jehová. Esto hizo que su esposo se encolerizara más que nunca. Desesperado, decidió enviarla de vuelta a su familia en España. Ya cuando todo estaba arreglado, ella recibió de su madre una carta en que le decía que toda la familia estaba estudiando con los testigos de Jehová. Esto fue un verdadero golpe para su esposo, de manera que él decidió que el único modo de detenerla era hacerla una prisionera en su misma casa. Cuando ella trataba de ir a las reuniones, él se sentaba cerca de la puerta y no la dejaba salir. Durante el día telefonea cada hora o dos para asegurarse de que está en la casa. Por eso, ella empezó una ruta de revistas con el hombre que le traía el pan, empezó un estudio bíblico con su vecina, le colocó una suscripción doble al zapatero.

“Después una señora cuyo esposo les había prohibido a los testigos de Jehová que visitaran su hogar la encontró en la calle, y le pidió que estudiara la Biblia con ella. Desde entonces ella la ha traído a algunas reuniones.

“Cierta mañana, mientras trabajábamos juntas en el servicio del campo, el esposo de la joven vino y la hizo entrar en su automóvil. La llevó adonde una amiga de él, una persona que se oponía a la verdad. Su esposa tendría que quedarse durante ese día con esta persona. Después de algún tiempo la señora de la casa empezó a mostrar curiosidad y a hacer preguntas. La joven aprovechó la oportunidad para testificarle, colocando una Biblia, dos libros y dos revistas. La señora se interesó tanto que le pidió que volviera y la ayudara a entender la Biblia.

“Esta hermana ha resultado ser la clase correcta de ministro aun en medio de las circunstancias más difíciles. Recientemente ha informado treinta horas al mes y coloca más de cincuenta revistas al mes. Su gran esperanza es que algún día tenga suficiente libertad para asistir a todas las reuniones del Salón del Reino.”

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