“Dios suplirá plenamente toda necesidad de ustedes”
SEGÚN LO RELATÓ HAROLD P. WOODWORTH
CUANDO niño yo tenía lo siguiente como lema en mi dormitorio: “Dios suplirá todo lo que necesitéis.” (Fili. 4:19) Ese texto bíblico de la King James Version dejó una impresión duradera en mi mente y en mi vida. Tuve una madre amorosa que me ayudó a apreciar la Biblia. Esa fue una de las primeras necesidades que Jehová suplió. Mi madre le tenía amor intenso a las Santas Escrituras. Se sentaba en mi cama de noche y me leía. Siempre estaba dispuesta a contestar mis preguntas.
CÓMO APRENDÍ LA VERDAD DE DIOS
En 1911 mi hermano Eldon fue a una conferencia bíblica que se pronunció en un teatro de nuestra población natal, Marengo, Illinois. Inmediatamente reconoció la verdad que enseñaban los Estudiantes Internacionales de la Biblia, como se conocía entonces a los testigos cristianos de Jehová. El domingo siguiente nos llevó a mi madre y a mí. Desde ese comienzo asistimos sin cesar a las reuniones y asambleas de los estudiantes de la Biblia. La instrucción en la Palabra de Dios y la asociación cristiana han sido una salvaguarda necesaria a través de toda nuestra vida. Fue Dios quien suplió esa necesidad.
La verdad de Dios nos trajo consuelo y alivio de las absurdas doctrinas babilónicas de tormento eterno, la Trinidad y la destrucción de nuestra hermosa Tierra por quema. Mi madre estaba deseosa de compartir con otros la verdad, y enganchaba el caballo y la calesa y visitaba a los vecinos para decirles las buenas nuevas del reino de Dios.
Representantes viajeros de la Sociedad Watch Tower, que entonces se llamaban peregrinos, visitaban con regularidad nuestra pequeña “clase” o congregación de estudiantes de la Biblia. Suministraban la instrucción y el ánimo que se necesitaban. Y sus experiencias personales, que a veces nos relataban cuando comíamos juntos, dejaron impresiones duraderas, del mismo modo que las experiencias de los profetas y apóstoles de Jesucristo todavía nos conmueven y nos instruyen.
En 1914 la Sociedad Watch Tower exhibió el Foto-Drama de la Creación en el Teatro de la Ópera de nuestra población. Este relato fotográfico de lo que la Biblia trata incluía transparencias así como películas que habrían de sincronizarse con discos fonográficos. Las películas eran nuevas entonces, y las ocho horas de maravillosa instrucción bíblica atrajeron a las muchedumbres más grandes que habíamos tenido. Yo traté de ayudar repartiendo boletos gratis.
En 1915 fuimos a Chicago a oír a C. T. Russell, el primer presidente de la Sociedad Watch Tower. Ese mismo año, el 4 de julio, me bauticé. Ese día está tan fresco en mi mente como ayer. Yo solo tenía trece años de edad, pero quería ser siervo de Jehová y seguidor de su Hijo fiel.
ASAMBLEAS Y PRIVILEGIOS TEMPRANOS
Mi primera asamblea grande fue en 1917 en Aurora, Illinois, y jamás la olvidaré. Entonces el último domingo de ese año fuimos abriéndonos paso a través de nieve profunda para ir a los hogares con el poderoso mensaje: “La caída de Babilonia,” un número especial de The Bible Students Monthly. Este tratado enfureció al clero, y más tarde el libro The Finished Mystery fue proscrito y los oficiales de la Sociedad fueron injustamente enviados a prisión. Esos fueron tiempos dificultosos, pero cuando se levantó la proscripción corrí a ver a un vecino que ansiosamente había deseado ese libro.
El poner en libertad a nuestros hermanos cristianos y la asamblea de 1919 en Cedar Point, Ohio, satisficieron una gran necesidad, y la obra de testimonio fue revivificada. ¡Qué privilegio fue el haber estado en esa asamblea!
Con el tiempo mi Padre celestial me satisfizo una necesidad de una manera que ha ayudado a modelar mi vida. En una asamblea pequeña vi a una agradable y nítida joven, y me enamoré de ella. Nos veíamos en las asambleas, y era una amiga muy deleitable e inspiradora. Amaba la verdad con todo el corazón y tomaba en serio el compartir con otros las buenas nuevas. Su compañerismo durante los años fue una protección para mí contra las influencias mundanas. Ocho años después Mildred llegó a ser mi esposa. Nunca he oído de un mejor lugar donde hallar a una amiga y cónyuge leal que en una reunión del pueblo de Dios, especialmente cuando también se da a saber en oración la necesidad de uno.
Después que mi hermano Eldon fue a Betel, la central de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn, Nueva York, me dejó como el único miembro varón de nuestra congregación pequeña. Eso fue en 1920. Recuerdo que cuando el peregrino R. L. Robie estuvo con nuestra “clase” en una ocasión anunció que el “hermano Harold” conduciría la reunión. Jamás olvidé el ánimo que eso me dio, y me ha ayudado a tenerles consideración a los que son jóvenes y que están tratando de aprender a servir a Jehová.
“Millones que ahora viven no morirán jamás,” un asunto sorprendente, se anunció por todas partes por medio de discursos públicos, anuncios en los periódicos y un folleto abarcador. Imprimí algunas tarjetas grandes y las coloqué en las cercas de los cementerios solo para hacerle saber a la gente que con el tiempo no habría necesidad de cementerios.
PARTICIPANDO DE TIEMPO CABAL EN LA OBRA DE TESTIMONIO
Cuando estuve en la escuela secundaria empecé a aprender el oficio de impresor, y seguí en esto hasta tener mi propio negocio. Esto me mantuvo cada vez más envuelto durante diez años. Viendo que mi espiritualidad iba menguando, decidimos vender el negocio y emprender el servicio de precursor, es decir, la predicación de tiempo cabal bajo la dirección de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract. De vez en cuando ministros precursores o de tiempo cabal nos visitaban, y ésta fue una de las razones para nuestra decisión. También el meditar en la asamblea de 1922 en Cedar Point y pensar en las bendiciones que había recibido en la obra de testimonio me hicieron anhelar más privilegios benditos en el servicio de Dios.
En 1934 mi esposa Mildred y yo concordamos en mantenernos listos para ir adondequiera que nos enviara la Sociedad Watch Tower. Esa decisión nos trajo tranquilidad de ánimo y muchas bendiciones. En el transcurso de los años la Sociedad Watch Tower nos envió a dieciséis estados para anunciar las buenas nuevas del reino de Dios.
Nuestra primera asignación con un automóvil equipado con equipo sonoro de la Sociedad nos llevó a cinco estados meridionales, y en siete meses visitamos 213 ciudades. El uso de equipo sonoro en un automóvil era un nuevo método de predicar, y atraía a grandes auditorios.
Después de esto fuimos a territorio aislado en Nuevo México. Esta asignación era de aproximadamente trescientos veinte kilómetros de longitud. Entonces el que asistiéramos a la asamblea de Los Ángeles en febrero de 1936 y el que oyéramos al presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford, hablar en una red de radio nacional sobre “Separando a las naciones” fue un maravilloso estímulo para nosotros en nuestra predicación a medida que viajábamos. Cada día viajábamos por caminos nuevos y a veces solitarios, pero interesantes. Encontramos interés en el mensaje de la Biblia entre vaqueros, mexicanos, indios, rancheros y mineros. Era una vida emocionante. Íbamos hasta donde podíamos llegar cada día y a menudo dormíamos en nuestro automóvil por la noche. A veces encontrábamos a personas interesadas que cordialmente nos invitaban a pasar la noche con ellas. Entonces pasábamos horas hablándoles acerca de la esperanza del Reino.
MÁS BENDICIONES A PESAR DE PERSECUCIÓN
Vino oposición de parte del clero. Un sacerdote ebrio de manto negro amenazó con echarnos de Silver City, Nuevo México, y después hizo que nos arrestaran. Pero nos resultó veraz la promesa de Jehová: “‘Cualquiera que sea el arma que se forme contra ti no tendrá éxito, y cualquiera que sea la lengua que se levante contra ti en el juicio la condenarás. Esta es la posesión hereditaria de los siervos de Jehová, y su justicia proviene de mí,’ es la expresión de Jehová.” (Isa. 54:17) Varios años después, en vez de haber solo dos hermanas cristianas con nosotros para el Memorial, había más de cuarenta personas presentes. En el otoño de 1969 había dos congregaciones... una de habla hispana y otra de habla inglesa en ese mismo territorio, y en una visita tuve el privilegio de hablar a cien Testigos.
En 1937, cuando fuimos a la asamblea de Columbus, Ohio, el presidente de la Sociedad Watch Tower, J. F. Rutherford, pidió doscientos precursores especiales. Mi esposa y yo estuvimos entre ellos, y así recibimos otra bendición en nuestra vida... una asignación especial en El Paso, Texas. Al año siguiente se inició la obra de zona, un arreglo en el cual un representante de la central de la Sociedad pasaba una semana con cada congregación para animarla y fortalecerla (ahora se llama obra de circuito). Tuve el precioso privilegio de empezar a participar en la obra de zona en Nuevo México y el oeste de Texas. Nuestra primera asamblea de zona fue en Álamogordo, Nuevo México, con noventa y nueve personas presentes.
Llegó persecución en 1940. El odio y la sospecha estallaron en toda la nación. Había amenazas, arrestos, calumnias y oposición intensa en casi todo nuestro territorio. Se dictaban sentencias de encarcelación a ministros inocentes de tiempo cabal; a menudo los funcionarios públicos cooperaban con el clero, que instigaba la persecución. En varias ocasiones mi vida estuvo amenazada. Los demonios, empleando a humanos extraviados, se las arreglaron para lanzar un diluvio de intensa persecución contra los testigos cristianos de Jehová y su ministerio.
Bajo intensa presión cometí un error de juicio y escribí a la Sociedad que ‘yo no había nacido con valor.’ La respuesta fue una que jamás olvidaré: “El valor proviene de saber que Jehová lo respalda a uno.”
PRIVILEGIOS ADICIONALES
En mayo de 1941 la Sociedad nos envió una carta a Albuquerque, Nuevo México, donde servíamos de proclamadores de tiempo cabal del reino de Dios. Esa carta nos mandaba ir a Cleveland, Ohio, para efectuar cierto trabajo de imprenta para la Sociedad, y trabajamos duro allí hasta el cierre de la histórica Asamblea Teocrática de Naciones Alegres de los Testigos de Jehová en 1946.
Entonces recibí la asignación de ministro presidente de una congregación cristiana en Tiffin, Ohio, donde servimos durante dos años. Entonces cerca del fin de 1949 llegó una carta totalmente inesperada... una invitación para emprender el servicio en trabajo de circuito. Jehová suplió la fuerza que va más allá de lo que es normal, y durante los siguientes dieciocho años tuve el privilegio de servir en circuitos de Testigos en Indiana, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania, Maryland, una porción de Virginia Occidental, entonces Nueva York y Carolina del Sur.
El privilegio que tuve de recomendar la formación de treinta congregaciones nuevas, y especialmente de ver crecer esas congregaciones, me ha llenado de satisfacción profunda.
Las asambleas de circuito siempre han sido un rasgo descollante de nuestra vida. En una asamblea de circuito en Detroit tuve el privilegio de pronunciar el discurso de bautismo, y en la conclusión pareció que la mitad del auditorio se puso de pie... 167 personas.
Me gusta trabajar con los niños, ¡y qué gozo ha sido ver en la central de la Sociedad a algunos trabajadores maduros que habíamos conocido cuando eran pequeños! Algunos de los niños con los cuales trabajé en asambleas grandes han crecido y ahora están en asignaciones en el extranjero, fielmente sirviendo en el interés del reino de Dios.
El asistir a las asambleas europeas en 1955 ensanchó nuestro aprecio de la organización de Dios. El ver en Nuremberg, Alemania, en los antiguos terrenos para desfiles de Hitler a más de 107.000 personas reunidas para adorar al Dios que él había desafiado, me hizo recordar el cablegrama de advertencia que nuestra pequeña congregación le había enviado a Hitler el 7 de octubre de 1934.
Una llamada a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower en 1956 fue otra provisión amorosa de Jehová para suplir nuestra necesidad, y tuvimos el privilegio de estar en la Clase 28, que se graduó en febrero de 1957. Varios cursos especiales de repaso han suministrado fuerzas necesarias.
Por supuesto, ha habido problemas, pero cartas amorosas y comprensivas de la Sociedad nos han mantenido cerca de la organización y han servido para satisfacer una gran necesidad. El conocimiento de que el espíritu de Jehová guía al “esclavo fiel y discreto” ha sido un gran incentivo para perseverar.—Mat. 24:45-47.
En el otoño de 1967 cuando mi esposa enfermó y no podía viajar conmigo en la obra de circuito, la Sociedad bondadosamente nos asignó a Charleston, Carolina del Sur, como precursores especiales. A pesar del asma y repetidas enfermedades, ella persistió fielmente en la obra hasta el fin de su vida terrestre. Habíamos visitado más de doscientas congregaciones, algunas de ellas muchas veces, ¡y qué tesoro es ése! Jamás rehusé una asignación de la Sociedad, y Mildred siempre estuvo dispuesta a ir conmigo adondequiera que se nos enviara.
Allá en 1924 escribió: “Cada momento es precioso en estos días y estoy tratando de consagrar cada momento al servicio de mi Amo. Me siento muy débil e incapaz de esta gran responsabilidad de ser embajadora de mi Señor. Su gracia basta, lo sé, y estoy dispuesta a usar toda pizca de mi energía y mi ser en Su servicio.” Eso fue lo que hizo hasta su muerte el 18 de junio de 1968.
Ahora disfruto con aprecio del privilegio de servicio de tiempo cabal como lo he hecho durante los pasados treinta y seis años, y también he sido bendecido con la responsabilidad de ser ministro presidente de una nueva congregación que abarca cuatro islas grandes contiguas a Charleston, Carolina del Sur.
El meditar en los años que han transcurrido desde mi niñez y ver el aumento milagroso del pueblo de Jehová me ha ayudado a apreciar a mayor grado el texto que dice: “Mi Dios suplirá plenamente toda necesidad de ustedes al alcance de sus riquezas en gloria por medio de Cristo Jesús.”—Fili. 4:19.