Ponderando las noticias
No hay gratitud
● “El mundo, para gran pesar nuestro, se está haciendo cada vez menos armonioso, y casi todos los días van surgiendo más conflictos nuevos,” comentó editorialmente el “Daily Yomiuri” del Japón el 5 de mayo de 1976. Añadió: “La falta de armonía y la fricción que experimentamos en nuestra vida cotidiana se pueden atribuir sin peligro de errar a nuestra mala conducta social. Nosotros como individuos hemos olvidado el ser mutuamente complacientes y agradecidos los unos para con los otros.”
El editorial, estimulando a los lectores a expresar gratitud, declaró además: “Gran parte de la desconfianza internacional hoy día surge de esta ausencia de un espíritu complaciente. La gratitud, después de todo, no es cosa vergonzosa. Nos ayuda a asegurar la armonía social.”
No está fuera de lugar el estimular a otros a ser agradecidos y complacientes. Sin embargo, hay una razón subyacente por la cual hay una falta crasa de esas cualidades en nuestro tiempo. Es que vivimos en los “últimos días,” cuando, como se predijo en las Escrituras, los individuos son “desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo.”—2 Tim. 3:1-5.
¿Eran dementes los líderes nazis?
● Se ha creído comúnmente que los líderes de la Alemania nazi tienen que haber sido dementes, locos. Por eso, muchos han pensado que con no permitir que personas dementes ocupen puestos públicos se evitaría la repetición de atrocidades del tipo nazi. Pero después de décadas de estudio, pruebas de personalidad que se administraron a los líderes nazis en los juicios de Nuremberg parecen revelar otra cosa.
Según el psicólogo M. Harrower, de la Universidad de Florida, “los nazis que fueron enjuiciados en Nuremberg fueron un grupo tan diverso de personas como el que se pudiera hallar en nuestro propio gobierno hoy día, o en cuanto a eso, en el liderazgo de la PTA [Asociación de Padres y Maestros].” De ocho encumbrados líderes nazis a los que se estudió, seis “no mostraron ninguna perturbación mental grave, y dos de ellos estaban excepcionalmente bien ajustados. Sus crímenes no pueden achacarse a desorden mental.”
¿A qué, entonces? El poder, ejercido sin restricción por las criaturas humanas, tiende a corromper. Por eso, la obediencia ciega a cualquier líder que le pide a la gente que quebrante las leyes de Dios puede resultar en toda clase de actos corrompidos. Por eso a los cristianos verdaderos se les dice: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hech. 5:29) Además, los que quebrantan las leyes de Dios se exponen a ser controlados por “las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales”... los demonios. (Efe. 6:12) Así, los líderes humanos y los que los siguen ciegamente pueden convertirse en instrumentos de Satanás el Diablo, a quien la Biblia llama “el dios de este sistema de cosas.”—2 Cor. 4:4.
Sumamente inexacto
● Entre muchos científicos ha recibido extensa aceptación que el método para fechar con radiocarbono muestra que el hombre ya existía por lo menos en el año 50.000 a. de la E.C. Eso está en pugna con lo que dice la Biblia.
Pero el físico R. Brown, de la Universidad de Andrews, afirma que este método de fechar con radiocarbono es sumamente inexacto. Después de un estudio de diez años, concluye que la atmósfera de la Tierra no contenía átomos de carbono radioactivo en cantidades significativas antes de 2000 a. de la E.C. y que por eso no se puede utilizar el sistema de carbono radioactivo para asignar fechas a objetos de antes de esa fecha. En algún tiempo alrededor de esa fecha, dice él, es probable que haya acontecido un cambio atmosférico importante que haya resultado en que el carbono radioactivo se haya acumulado en la atmósfera.
Un cambio grande de ese tipo fue el diluvio del día de Noé, que la Biblia indica que tuvo lugar en 2370 a. de la E.C. Sin lugar a dudas esa catástrofe alteró drásticamente las condiciones atmosféricas.—Gén. 7:11, 12.