Preguntas de los lectores
● Cuando una hermana estuviera interpretando para los sordos, ¿tendría que cubrirse la cabeza debido al consejo de Pablo en 1 Corintios 11:3-16?
Puesto que la hermana que sirve de intérprete no estaría dando origen a los pensamientos que se expresan, no estaría enseñando en la congregación de modo que se exigiera que se cubriera la cabeza. Simplemente estaría transmitiendo información en otro lenguaje, en este caso la dactilología. Lo mismo aplicaría a cuando interpretara una oración. Pero quizás se sienta mejor si se cubre la cabeza. Estaría en una posición de alguna prominencia ante el auditorio y se esperaría que pusiera sentimiento y urgencia en el discurso, como se requiriera, para transmitir fielmente los sentimientos del orador. También pudiera ser que la hermana pensara que el cubrirse la cabeza ayudaría a impedir toda impresión falsa de que estuviera enseñando u orando en la congregación sin cubrirse la cabeza. Las hermanas que sirven de intérpretes pueden decidir discretamente según las circunstancias en cada situación y su propia conciencia.
A veces en una reunión de congregación el único hermano dedicado es sordo. Si puede hablar audiblemente con claridad y entendimiento a todos los presentes, sería apropiado que él presidiera y ofreciera oración, si en otros respectos califica para ello. Si solo habla por dactilología, podría presidir y también hacer oración, si está presente una hermana que pueda interpretar bien para los demás del auditorio. No sería obligatorio que la hermana se cubriera la cabeza, pero, como se consideró antes, las circunstancias y la conciencia de ella pudieran hacerlo aconsejable. Pero si el hermano no habla bien, o no habla en absoluto, y no hay ningún intérprete calificado presente, entonces una hermana calificada debe presidir y también hacer oración según se requiera cubriéndose la cabeza. El apóstol Pablo aconseja que el que habla en una “lengua” que no entiendan los demás presentes debe permanecer callado a menos que haya un intérprete presente. (1 Cor. 14:27, 28) Para evitar bochorno y mal entendimiento, donde haya la posibilidad de que se desarrollen situaciones de esta índole los ancianos pueden hacer arreglos apropiados con anticipación.