El aislarse puede ser peligroso
“ADVERTENCIA: El aislarse puede ser peligroso para su salud.” Usualmente se utilizan expresiones fraseadas de ese modo para advertir a las personas que su bienestar está en grave peligro, así como para anunciar los peligros que pueden causar ciertas drogas y sustancias químicas. Pero descubrimientos que se han hecho recientemente indican que ésta es una advertencia que podría emitirse con buena razón a personas que, debido a las circunstancias o por propia selección, llevan una vida de aislamiento.
Por ejemplo, el efecto de la pérdida de un cónyuge puede ser muy dañino. La revista Time informa que “el índice de muertes por desórdenes cardíacos es cinco veces mayor entre las viudas de 25 a 34 años de edad que entre las mujeres casadas que tienen estas mismas edades. A cualquier edad, las personas divorciadas están dos veces más propensas que las casadas a contraer cáncer pulmonar o sufrir un ataque apoplético.”
Sin embargo, la soledad que resulta del aislamiento también inflige daño a adultos que nunca se han casado. Un estudio hecho por el Dr. James Lynch, de la Universidad de Maryland, muestra que el índice de muertes por enfermedades del corazón es de dos a cinco veces mayor entre las personas solteras. Este estudio indica que la probabilidad de reclusión en una institución siquiátrica es 23 veces mayor en el caso de un soltero que en el de un casado, y 10 veces mayor en el caso de una soltera que en el de una casada. Se ve claramente que este médico no examinó los registros de personas que están viviendo en estrecha armonía con la inspirada Santa Biblia, como los testigos cristianos de Jehová. Las estadísticas que se recopilaran entre éstos serían muy diferentes. Según estadísticas médicas, la soledad causada por el aislamiento puede resultar en angustia mental y emocional que constituya una amenaza a la vida.
Lo que han experimentado los llamados centros de socorro de ciudades grandes refleja la gravedad del problema. Considere la ciudad metropolitana de Toronto, Canadá, con su población de más de dos millones de personas. En tan solo uno de los varios centros de socorro allí, en el espacio de un año se recibieron unas 33.000 llamadas telefónicas. Eso equivale a una llamada cada 16 minutos. Más o menos el 75 por ciento de las personas que llamaban sufrían de aislamiento, eran “los heridos ambulantes,” como los designó un médico. El seis por ciento tenía tendencias suicidas. El Star de Toronto las describió como personas que sufren de una “enfermedad invisible” que ha alcanzado proporciones epidémicas. El Dr. Vello Sermat definió esta enfermedad como “una sensación de desolación completa, de estar uno totalmente separado de las demás personas. . . . Una falta de vínculos humanos.” Muchos de los que sufren de aislamiento son personas de edad avanzada, entre éstas viudas y viudos.
Triste es decirlo, pero a menudo las personas de edad avanzada que viven solas son blanco de los delincuentes. En varias ciudades grandes, estas personas desafortunadas se ven obligadas a continuar viviendo en vecindarios que se hallan en rápido deterioro, donde hay maleantes juveniles que las consideran presa fácil. Estas personas solitarias de edad avanzada han sido víctimas de robo, de golpizas brutales, ultraje y tortura. El temor las impulsa a aislarse aún más. Algunas tal vez pongan trancas en las puertas y tablas protectoras en las ventanas y pidan entregas a domicilio de las compras de alimento y otras cosas que necesitan.
Los jóvenes también han sufrido de los peligros de la vida solitaria. Algunos han pensado que podían crear una nueva forma de vida que no dependiera de la unidad convencional que existía en el pasado. Han anhelado un modo de vivir más feliz. Pero, ¿ha sido la de ellos una vida verdaderamente satisfaciente? El Star de Toronto informa que el índice de suicidios de más rápido crecimiento en la provincia de Ontario es el de personas entre 20 y 30 años de edad. Luego están las que, muy tarde en la vida, se dan cuenta de que han sido engañadas por personas malintencionadas. Un ejemplo es el de la joven de 26 años de edad que dijo: “Él me dijo que estaba loco por mí, . . . me enviaba flores . . . me llevaba a cenar . . . y luego me dijo la verdad. Estaba viviendo con otra mujer.”
Problemas del aislamiento
Aun las personas solteras cuya vida está dominada por la promiscuidad sexual están comenzando a descubrir que una persona no puede fácilmente negar lo que es natural en la vida. A pesar de las apariencias, los jóvenes se están dando cuenta, y cada día con mayor claridad, de que la constancia en el compañerismo es lo que realmente se desea y se necesita para una vida satisfaciente. En un artículo intitulado “A solas entre la multitud... se van notando las grietas en los sueños de los solteros,” el semanario de noticias canadiense Maclean’s declaró: “Más mujeres —y algunos hombres— están admitiendo que están cansados, frustrados y aburridos de tener relaciones sexuales ocasionales.” Las relaciones sexuales en sí mismas no han sido la respuesta. Algo falta: El amor genuino y un sentido de compromiso. A medida que los años vuelan, muchas personas se enfrentan al problema de encontrar un cónyuge apropiado. En resumidas cuentas, su aislamiento autoinducido ha resultado en... dedicarse a los placeres mundanos en la década de los sesenta, mostrarse resentidos en la década de los setenta y sentirse adoloridos en la época actual.
Queda manifiesto que algo le sucede a la facultad de raciocinio de la persona que opta por aislarse o que está obligada a hacerlo debido a las circunstancias. Lo que a menudo ocurre es que, contrario al consejo bíblico, la persona piensa demasiado en sí misma, y hasta llega a tenerse lástima. Llega a criticar los descuidos de otros y hace resaltar las faltas que han cometido contra ella; a veces les atribuye malos motivos. Espera que otros sean amistosos con ella y le parece que le han fallado si no lo son. Un ejemplo es el de una joven casada que tiene dos hijos. Por un cierto tiempo se mantuvo alejada de personas a quienes conocía bien. Cuando una amiga le mencionó que no la había visto últimamente, respondió: “Me aislé para ver si alguien lo notaba o se preocupaba.”
Por lo tanto, hay indicaciones claras de que la salud de las personas que no forman relaciones firmes con otros humanos está en peligro. Pero, ¿qué puede hacer la persona si las circunstancias parecen estar más allá de su control? ¿Cómo puede ajustarse a los cambios no deseados que ocurren en su vida?