Un ciego muestra el camino
El desastre me acaeció hace diez años, cuando yo tenía poco más de veinte años de edad. Simplemente estaba pagando el precio de haber bebido excesivamente y de haber abusado de mi salud de otras maneras. Perdí la vista por completo. Puesto que todavía me quedaban muchos años de vida por delante, frecuentemente me preguntaba qué podría hacer yo con mi vida.
Mi esposa, preocupada por los sucesos mundiales y por el futuro de nuestra hijita, se puso a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Aunque al principio yo me mostraba escéptico, con el tiempo llegué a participar en las consideraciones bíblicas. No nos tomó mucho tiempo reconocer que lo que estábamos estudiando era la verdad, y por eso, en 1978, nos bautizamos.
Llegué a sentir un deseo irresistible de compartir con otros mi fe recién adquirida. Con la ayuda y el ánimo que me dio mi esposa, aprendí a leer el braille en siete meses. El poder ir de casa en casa con otros Testigos, proclamando las buenas nuevas del Reino de Dios, me proporcionó gran gozo (Mateo 24:14). Pero ¿qué podía hacer yo para ser más activo en esta obra vital?
La Biblia escrita en braille es extremadamente voluminosa y pesada; era poco práctico usarla en la predicación pública. La sugerencia de que yo marcara cierto texto en la Biblia y me lo aprendiera de memoria era buena, pero me limitaba en cuanto a lo que podía decir. Entonces, ¡se me ocurrió algo! Podía conseguir hojas delgadas de plástico transparente y escribir sobre éstas a máquina en braille los puntos esenciales de cualquier texto que quisiera utilizar. Mediante asegurar estas hojas en mi Biblia podía señalar los textos bíblicos a través del plástico a la vez que los leía con las puntas de los dedos. Hice este experimento, y me dio buenos resultados. ¡Yo había recibido la respuesta a mis oraciones, en las que había pedido expandir mi ministerio cristiano! (Colosenses 4:3.)
A medida que fui haciéndome más hábil en manejar la Biblia, fui ganando confianza también. Dentro de poco, me puse a dar el testimonio de casa en casa a solas en ciertas zonas. Durante el pasado año, he disfrutado de servir de precursor (proclamador de tiempo completo del Reino) y de conducir muchos estudios bíblicos en los hogares de las personas.
Ahora que se me ha bendecido con vista en sentido espiritual, ¡qué gozo me da el poder ayudar a los que aún están ciegos respecto a las buenas nuevas (2 Corintios 4:4-6)! ¡Qué feliz me siento de que, a pesar de mi incapacidad física, pueda participar tan plenamente en alabar a Jehová! (Contribuido.)