Los proclamadores del Reino informan
Éstos también confían en Jehová
EN UN PAÍS donde está proscrita la obra de instrucción bíblica que llevan a cabo los testigos de Jehová, algunos jóvenes se preguntaban: “¿Qué propósito tiene la vida? ¿Dónde se puede hallar la verdad? ¿Por qué hay tanta iniquidad?”. Ni la iglesia ni sus padres podían darles respuestas convincentes. El uso excesivo de bebidas alcohólicas y drogas no les trajo tranquilidad de espíritu. Uno de estos jóvenes se enteró de que un compañero suyo estaba estudiando la Biblia con los testigos de Jehová y decidió asistir al estudio bíblico y “salvar” a su compañero al tratar de hallar los puntos débiles de esa organización. Descubrió lo contrario... respuestas a preguntas que lo habían inquietado. De modo que empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Más adelante, la verdad bíblica transformó al joven, y éste dejó de fumar, dejó de emborracharse y comenzó a interesarse más en su propia familia.
Sus padres ejercieron presión sobre él para que se mudara del apartamento de ellos, pues se oponían a lo que él estaba aprendiendo. Entonces sucedió algo que a ellos les parecía imposible: Él consiguió un nuevo apartamento, lo cual generalmente toma muchos años. Al comentar sobre esto, el joven dijo: “El hecho de que haya llegado a conocer el propósito de Dios, y de que haya puesto en práctica en mi vida el consejo de la Biblia, hizo posible que yo recobrara el equilibrio mental y se estabilizara la felicidad de mi familia. Mi esposa está de acuerdo conmigo, y podemos mirar al futuro con confianza”.
Ahora este joven conoce muy bien el significado de Proverbios 3:5, 6: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas”.
En otro país donde la obra de los testigos de Jehová está proscrita, una Testigo se encontró con una señora de edad avanzada. Ella dijo a la Testigo que estaba desilusionada con la vida. Su esposo había muerto, sus hijos la trataban de modo grosero y ella se echó a llorar por la situación en que se hallaba. Pero escuchó las consoladoras buenas nuevas del Reino y mostró gran interés en ellas. Quería que la Testigo hablara con la hija de ella, quien, según ella dijo, era obstinada, se emborrachaba a menudo, fumaba y decía palabrotas.
La hermana visitó a la hija, quien escuchó el mensaje del Reino y se dio cuenta del gran valor de la verdad. Aceptó un estudio bíblico, y el poder de las Escrituras transformó su modo de vivir; entonces, se dedicó a Jehová y se bautizó. Hizo esto incluso antes que su madre, quien se estaba preparando para dar ese importante paso. Al poco tiempo la hija estaba conduciendo estudios con otras tres personas.
¿Puede imaginarse usted lo felices que están ahora la madre y la hija? Sin duda tienen motivo para sentir gozo por el hecho de que ambas han cifrado su confianza en Jehová Dios y Su amorosa provisión para vida eterna. (Salmo 56:11.)