Nuevos misioneros... preparados para tener éxito en el campo
EL AIRE parecía estar electrizado; ¡tan intenso era el júbilo de las 2.121 personas que se hallaban reunidas en el Salón de Asambleas de los testigos de Jehová de Queens, Nueva York, el domingo 9 de septiembre de 1984 por la mañana! ¿Con qué motivo se hallaban reunidas? Era el día de la graduación de los 37 estudiantes que componían la 77 clase de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. ¿A qué se debía el entusiasmo? A que estas ceremonias de graduación siempre brindan a los concurrentes la oportunidad de escuchar discursos inspiradores pronunciados por miembros responsables del personal de la oficina central de la Sociedad Watchtower, de ver un emocionante drama bíblico y otras presentaciones edificantes, y participar del gozo de los estudiantes con relación a sus futuras asignaciones misionales. Ninguno de los presentes quedó desilusionado.
Para comenzar la serie de discursos de la mañana, A. D. Schroeder, miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, evocó su infancia, diciendo: “Mi padre solía decir: ‘Si tienes que hacer un trabajo, consigue las herramientas adecuadas y entonces termina bien el trabajo... no lo dejes a medias’”. Explicó que los estudiantes tienen ahora las herramientas, entre las que se cuentan la útil literatura bíblica de la Sociedad, además de los conocimientos que han adquirido durante el curso de cinco meses de adiestramiento ministerial. Entonces dio ejemplos de misioneros fructíferos que hoy día están teniendo éxito en sus asignaciones.
Jack Redford, uno de los instructores de Galaad, dijo lo siguiente: “Los misioneros que tienen éxito usan el cerebro”. Al referirse al mandato registrado en Mateo 22:37 de ‘amar a Dios con toda la mente’, mostró cómo los misioneros podían hacerlo. A modo de ejemplo, el hermano Redford señaló las bien pensadas y cuidadosas precauciones que tomó una pareja de misioneros en cierta parte de África para cuidar de su salud. También elogió a una misionera que lleva muchos años en Chile y que utilizó su ingenio para predicar, a pesar de haber quedado sorda. “Puede que ustedes los estudiantes se enfrenten también a desafíos de alguna clase”, dijo el hermano Redford. “Pero cada desafío puede ser muy remunerador, dependiendo de cómo se enfrenten a él”. El consejo del hermano Redford fue: “Piensen”.
Práctico, también, fue el consejo del otro instructor de Galaad, el hermano U. V. Glass. Comparó a los estudiantes a plantones en un invernadero, y explicó que ahora estaban a punto de ser transplantados a un ambiente nuevo, pero que debían “mantener sus raíces plantadas en suelo teocrático”. Aconsejó a los estudiantes que no fueran demasiado sensibles, ni estallaran en ira cuando aumentaran las presiones. Entonces ofreció algunas sugerencias en cuanto a cómo aliviar las presiones que se hallan a veces en la vida misional.
John E. Barr, miembro del Cuerpo Gobernante, recordó a los estudiantes que una de las cosas más preciosas que estarían llevando consigo a sus asignaciones era “el gozo de Jehová” (Nehemías 8:10). “Que éste rebose hasta llenar el corazón de otros centenares de personas”, dijo él. Leon Weaver aconsejó a los estudiantes que se hicieran ejemplos en amor y fe, en armonía con 1 Timoteo 4:12. Y Eldor Timm los animó a tener la misma actitud que tuvo Jesús cuando acudió en ayuda de las personas y dijo: “Quiero”. (Marcos 1:40, 41.)
El último orador de la mañana fue F. W. Franz, presidente de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower, quien habló sobre el tema “Cultiven la mejor amistad de todo el universo”. Al explicar que, de acuerdo con el significado de la raíz de las palabras que se usan en hebreo y griego para amigo, éstas pueden traducirse “amador”, el hermano Franz señaló que los estudiantes adquirirían amigos verdaderos si mostraban amor genuino para con las personas a quienes sirvieran en sus nuevas asignaciones. Pero el hermano Franz recalcó que nunca deberían descuidar el cultivar la mejor de todas las amistades... la de Jehová Dios.
Para concluir la sesión de la mañana, el presidente del programa, L. K. Greenlees, hizo entrega de los diplomas. Al auditorio le deleitó enterarse de que los graduandos, procedentes de 7 países, habrían de ser enviados a 13 países diferentes de África, América Central y del Sur, Asia, Europa y las islas del mar.
Entonces llegó el programa de la tarde. Donald Krebs dirigió la consideración del estudio de La Atalaya para aquella semana, y los estudiantes ofrecieron comentarios. Después los estudiantes presentaron una serie de escenas animadas para describir algunos de los rasgos interesantes de su curso de cinco meses. A éstas siguió el punto culminante de la tarde... un magnífico drama bíblico en el que se representaron las pruebas y bendiciones de Job. Sí, el programa de graduación fue en verdad una experiencia estimulante en sentido espiritual para todos los presentes.
La Sociedad Watchtower ha invertido mucho tiempo en estos futuros misioneros y les ha dado un adiestramiento intensivo... pero esto no ha sido sin un propósito. “La Escuela de Galaad los ha preparado para que tengan éxito”, dijo a la clase uno de los oradores. Ciertamente, estamos seguros de que la 77 clase de Galaad tendrá la bendición de Jehová al emprender sus nuevas asignaciones misionales.