Cómo identificar a los verdaderos ministros de Dios
SUCEDIÓ en 1948. En un autobús desvencijado, dos ministros, testigos de Jehová, viajaban por una carretera llena de baches desde un pueblo del norte de España hacia la cordillera de los Pirineos. Iban a visitar a otro ministro que servía en un lugar aislado. Al detenerse el autobús cerca de la aldea donde vivía aquel ministro, vieron que él los esperaba, con su burro al lado. También notaron cerca de él a un grupo que no esperaban ver: ¡cuatro guardias civiles bien armados y un cura! Al encaminarse los ministros hacia la aldea por una empinada colina, uno de los guardias sacó su revólver, les apuntó con él y gritó: “¡Manos arriba!”. Los visitantes fueron arrestados. ¿Por qué? El cura había dicho a los guardias civiles que los visitantes eran terroristas... ¡una mentira patente! Como resultado, los tres ministros fueron encerrados en la cárcel.
¿Qué prueba esto? Que no todos los que afirman ser sacerdotes o ministros son verdaderos ministros de Dios. De hecho, muchas veces hay una enorme diferencia entre los que verdaderamente son ministros y los que no lo son. ¿Qué requisitos fundamentales deben satisfacer los verdaderos ministros?
Los requisitos de los verdaderos ministros
El significado básico de “ministrar” es “dar ayuda o servicio”. Los verdaderos ministros cristianos tienen que creer firmemente que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios. (Juan 17:17.) Sin embargo, no basta con ese requisito básico. También tienen que conocer y entender bien la Biblia. Pero no deben usar ese conocimiento egoístamente... para solo beneficiarse a sí mismos. También deben ser predicadores celosos del Evangelio... las buenas nuevas acerca del Reino de Dios y la esperanza de vida eterna en una Tierra paradisíaca. (Juan 17:3; Salmo 37:11, 29.)
De paso, el hecho de que los testigos de Jehová no solo estén predicando las buenas nuevas del Reino en España, sino también por todo el mundo, cumple una profecía de Jesús para el tiempo del fin de este viejo sistema de cosas inicuo. Dijo él: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14, 33, 34.)
Otro requisito fundamental de los verdaderos ministros es que, como dijo Jesús, ‘no deben ser parte del mundo’; por lo tanto, deben mantenerse fuera de la política. (Juan 15:19.) También deben ser muy humildes, amorosos y bondadosos, siempre estar listos para ayudar a las personas merecedoras que se hallen en necesidad. (1 Corintios 13:1, 4; 1 Pedro 5:6.)
Este es un asunto muy serio. El distinguir entre los verdaderos ministros y los falsos es asunto de vida o muerte. ¡Así de serio es! En su famoso Sermón del Monte, Jesús advirtió: “Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces”. (Mateo 7:15.)
Sin embargo, los verdaderos ministros de Dios no solo tienen deberes y requisitos, sino también muchos privilegios. De hecho, como grupo son el más privilegiado, y el de mayor éxito, y, por mucho, el grupo más feliz que existe en la Tierra hoy, como se podrá ver por el artículo siguiente.