Ponderando las noticias
Motivo egoísta
Poco después de asumir el poder en 1933, el líder nazi Adolf Hitler tramitó un concordato con la Iglesia Católica. Este daba a Hitler el derecho de vetar la nominación de obispos alemanes a cambio de conceder ciertos privilegios a la iglesia. Pero ¿cuál de las dos partes se beneficiaría más? Una nueva enciclopedia católica francesa contesta sin ambages esa pregunta.
“El papa Pío XI [...] creyó que era absolutamente necesario proteger a la iglesia alemana mediante un concordato. Este se tramitó entre abril y julio de 1933. Aunque formalmente el concordato favorecía a la Iglesia Católica, en realidad fue un triunfo para Hitler, pues dio reconocimiento a su régimen. Por otra parte, puesto que Hitler violó vez tras vez el concordato, al papa se le acusó de arrullar la conciencia de los católicos y desarmar a los obispos al convenir en un trato ilusorio.”
Hoy día se critica públicamente a la Iglesia Católica, especialmente en Francia y Alemania, por los acomodos de su jerarquía durante el régimen nazi. Problemas de ese tipo surgen cuando los líderes eclesiásticos no prestan atención a las palabras ni siguen el ejemplo de Jesucristo, quien dijo de sus seguidores verdaderos: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. (Juan 17:16.) Es cierto que los líderes eclesiásticos han buscado el favor del elemento político mediante esos acomodos, pero ¿cómo ha afectado esto su relación con Dios? Al escribir a compañeros cristianos, Santiago, discípulo de Jesús, advirtió: “La amistad con el mundo es enemistad con Dios”. (Santiago 4:4.)
Pierden en la lotería
Las probabilidades de que uno se saque la lotería son casi una en catorce millones. No obstante, según el periódico canadiense The Globe and Mail, millones de personas suelen jugar a la lotería (o loterías) del gobierno. Las investigaciones muestran que lo único que atrae al público a las loterías es la esperanza de sacarse el premio gordo, el cual a menudo recibe mucha publicidad que da énfasis “al premio y a los riesgos de no comprar un billete”. Puesto que el objetivo de la lotería es obtener ganancias y evitar que haya muchos ganadores, los promotores publican anuncios diariamente, con la “esperanza de conseguir compradores habituales”.
¿Tiene éxito esto? ¡Sí! En la revista American Health el Dr. Durand Jacobs informa que ha habido un aumento en el juego por dinero entre los adolescentes, y señala que las loterías son el primer paso hacia el juego por dinero “porque son baratas, asequibles y se consideran aceptables”. Añade: “La lotería es el Flautista de Hamelín que conduce a los adolescentes a adoptar otros hábitos más graves relacionados con el juego por dinero”. Desde Canadá, una autoridad sobre el vicio del juego declara: “El que dice que la lotería no es juego por dinero se está haciendo el tonto o es un tonto. [...] Gastamos centenares de millones de dólares en las loterías con la esperanza de ganar algo. Eso es jugar por dinero”.
Las loterías fomentan el amor al dinero. El Dr. Marvin Steinberg, presidente del Consejo de Adictos al Juego de Connecticut, notó que los jugadores adolescentes usaban su dinero del almuerzo, robaban dinero y hasta se convertían en rateros de tiendas para sostener su hábito del juego. ¡Cuán verdaderas son las palabras del apóstol Pablo: “El amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y, procurando realizar este amor, algunos [...] se han acribillado con muchos dolores”! (1 Timoteo 6:9, 10.)