Los proclamadores del Reino informan
El poder limpiador de la Palabra de Dios
SE SABE que la mayoría de los drogadictos reinciden en el vicio poco después de abandonar los centros de rehabilitación. Pero la Palabra de Dios puede lograr lo que estas clínicas rara vez consiguen. (Hebreos 4:12.) La Palabra y el espíritu de Dios han ayudado a muchos a vencer la drogadicción y aplicar el siguiente consejo: “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. (2 Corintios 7:1.)
Una experiencia de Myanmar ejemplifica lo antedicho. Un hombre que durante muchos años luchó contra la drogadicción relata: “Me hice drogadicto en la adolescencia. En varias ocasiones intenté liberarme del vicio, pero no lo logré. Para mantener este hábito, empecé a robar, por lo que en 1988 me encarcelaron durante un año.
”Al salir de la cárcel, me reuní nuevamente con mis anteriores amigos. Poco tiempo después, volví a consumir drogas. Esta conducta autodestructiva hizo que algunos parientes cortaran toda relación conmigo. Además, los vecinos me tenían miedo debido a mi actitud rebelde y también empezaron a rehuirme.
”Un día ocurrió lo inevitable: tomé una sobredosis de drogas. Fui encarcelado de nuevo, esta vez por tres años. Aunque la vida en la prisión era muy dura, me las arreglé para sobrevivir.
”Cuando volví a casa, pedí perdón a toda la familia por los errores cometidos. Me acogieron amablemente; pero, una vez más, mis amigos me indujeron a volver a mis caminos anteriores.
”Finalmente, mi abuela habló con un pastor para que yo fuera a una escuela bíblica. El pastor concordó. Sin embargo, antes de que comenzara a asistir, mi tía, que es testigo de Jehová, dijo que si mi deseo sincero era conocer la Biblia, debía estudiar con los Testigos.
”Fui al Salón del Reino, donde me presentaron a un hombre que convino en estudiar la Biblia conmigo. Varios asistentes me dieron una afectuosa bienvenida.
”Después de haber empezado a estudiar y asistir a las reuniones cristianas, sustituí el ansia de las drogas por el deseo de acercarme a Dios. Un año después había progresado espiritualmente hasta el punto de dedicar mi vida a Jehová Dios, dedicación que simbolicé mediante el bautismo en agua.
”Hace poco encontré a uno de mis anteriores amigos mientras predicaba de casa en casa. Él no concebía que yo hubiese cambiado tanto. Esta situación me dio la oportunidad de predicarle, y pude explicarle la esperanza del Reino.
”Por fin he encontrado el verdadero significado y propósito de la vida. Gracias a la ayuda de Dios y al consejo de su Palabra, puedo ayudar a otras personas a abandonar el vicioso hábito de las drogas.”