Apegándonos lealmente a nuestro Dueño
1 Los cristianos reconocen la jefatura de Jehová Dios sobre todas sus criaturas. Como Creador de todas las cosas, Jehová también es el Gran Dueño, y debemos apreciar esto también. “Mira que a Jehová tu Dios le pertenecen los cielos, aun los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella.” (Deu. 10:14) Al apegarnos lealmente a Jehová como nuestro Dueño, nos sentimos impulsados a servirle por amor y a seguir en las pisadas de su amoroso hijo, Jesucristo.
2 Al llevar a cabo nuestra obra como discípulos de Jesús, sentimos la necesidad de ayudar a otros, a los que están ‘desollados y desparramados como ovejas sin pastor.’ (Mat. 9:36) Sentimos un apego a ellos y queremos dirigirlos a un lugar de seguridad, ayudándoles a reconocer a Jehová como su amoroso Dueño.
3 Una manera excelente de expresar devoción a nuestro Dueño y amor por nuestro prójimo es por medio de ofrecerles el libro El reino de mil años de Dios se ha acercado. Disfrutaremos de tomar parte en esto durante el mes de agosto.
4 ¿Qué es lo que le ha interesado particularmente del libro Mil años? Este suministra el punto de vista más cabal de lo que el reinado de mil años hará por la humanidad. Realmente podemos sentirnos muy entusiasmados acerca de los puntos que nos interesan. Escoja algunos de los que le parecen más interesantes.
5 Algunos publicadores al presentar el libro sencillamente han mostrado el título al amo de casa y le dicen que el Reino por el cual han orado por mucho tiempo se ha acercado y que recibirán estímulo por medio de leer el libro. Estos hermanos y hermanas han obtenido excelentes resultados. Otros han leído al amo de casa el primer párrafo del capítulo uno y la primera oración del párrafo 3 y de esta manera han despertado su interés. ¿Cuál ha encontrado usted que es una manera atrayente de presentar el libro?
6 Algunos primeramente han leído Isaías 11:6-9, luego han dirigido la atención del amo de casa a la primera oración del párrafo 12 en la página 144, donde dice: “De acuerdo con esto, podemos esperar que la encantadora descripción de la vida animal que se da en Isaías 11:6-9 tenga un cumplimiento literal con relación a las aves, los peces y las criaturas terrestres de la Tierra durante el reinado milenario del Príncipe de Paz.” Por supuesto, usted de seguro tratará varias presentaciones, según la manera de pensar de la gente en su territorio.
7 El libro Mil años graba en nosotros el amor que Dios ha demostrado por más de seis mil años. (Rev. 15:4) Él nunca se ha apartado de su promesa de bendecir a la humanidad por medio de la Descendencia, a pesar de que la humanidad ha sido desleal y rehúsa reconocerlo a Él como su Dueño. No obstante hoy en día la lealtad de Dios inspira lealtad en sus siervos fieles. El párrafo final del libro expresa de manera excelente nuestros pensamientos más recónditos. Después de comentar sobre la bendición sin paralelo que traerán los venideros mil años, el libro declara: “¡Cuánto merece esa electrizante expectativa que cada uno haga ahora sus mejores esfuerzos por verla realizada en su propio caso, con fe y aprecio para con Jehová Dios, quien ofrece la invitadora expectativa!” Cierto, ¡más allá de toda duda! y nuestra devoción a nuestro Dueño nos impulsará a hacer todo lo que podamos para poner esta misma brillante expectativa ante muchos otros como una esperanza viva.
Sosteniendo lealmente que Dios es nuestro Dueño.