Presentando las buenas nuevas... con La Atalaya y ¡Despertad!
1 Todos sabemos lo mucho que nos hemos beneficiado personalmente del caudal de información excelente que se publica en La Atalaya y ¡Despertad! Por eso deseamos hacer todo lo posible por ayudar a las personas de nuestro territorio a que se beneficien con regularidad de estas dos revistas excelentes.
2 ¿Cómo podemos utilizar las revistas de la mejor manera en nuestro servicio del campo? Ante todo, es preciso apartar o fijar tiempo para ofrecer las revistas regularmente, y especialmente usar para esto el segundo y cuarto sábados de cada mes.
3 El que tengamos nuestras propias suscripciones a las revistas nos ayudará a saber de qué trata cada número antes de que lo ofrezcamos en el campo. Así, por lo general, la mayoría de nosotros podremos leer el último número antes de que se puedan conseguir ejemplares de éste en el Salón del Reino. ¿Tiene usted una suscripción personal? Si no la tiene, ¿por qué no da atención inmediata a este asunto?
4 Sabemos que la buena preparación es esencial para poder utilizar las revistas de la mejor manera en el servicio del campo. Además de leer las revistas antes de ofrecerlas a otras personas, se pueden escoger puntos específicos para usarlos en presentaciones breves. ¿Qué cosas se pueden considerar en las sesiones de preparación? Primero, sabemos que hay una variedad de personas a quienes testificamos. Por eso nos interesamos en puntos que atraigan a los jóvenes, a las personas mayores, a los hombres, a las mujeres, a los profesionales, y así sucesivamente. ¿Por qué no anota en su ejemplar personal ciertos puntos que puede usar en el servicio, si cree que esto le puede ayudar?
5 Los ancianos y los siervos ministeriales, así como los precursores, pueden ayudarle a presentar las revistas eficazmente. Tal vez pudiera hacer planes para trabajar con ellos, u otros publicadores capacitados, en el servicio para que le sugieran los varios modos de presentar eficazmente las revistas. Los publicadores más experimentados pueden mostrarle cómo adaptar la información a las necesidades y al interés del amo de casa, qué temas pudieran ser de interés especial a ciertas personas, y así sucesivamente (2 Tim. 2:2). Los publicadores nuevos quizás solo deseen hacer una presentación sencilla. Puede que otros deseen ampliar su presentación y esforzarse por usar preguntas y otras ayudas docentes. (Vea Guía para la Escuela, Estudio 10, para otras sugerencias.)
6 Los jovencitos, especialmente, pudieran necesitar que se les ayude a hacer presentaciones apropiadas. Al principio tal vez solo deseen decir: “Tengo los últimos números de La Atalaya y ¡Despertad! y puede obtenerlas por una contribución de 15 centavos cada una”. Sin embargo, se les debe ayudar a que progresivamente agreguen algo más a su presentación, a que en pocas palabras dirijan la atención del amo de casa a cierto punto o artículo.
7 Mientras todavía haya tiempo, usemos La Atalaya y ¡Despertad! para efectuar nuestro ministerio cabalmente, y supliquemos a las personas: “reconcíliense con Dios”. (2 Cor. 5:20.)