Cómo obtener gozo del estudio personal
1 El salmista ha pronunciado “feliz” al hombre cuyo “deleite esta en la ley de Jehová”, Y que la “lee en tono bajo día y noche” (Sal. 1:1, 2). ¿Experimenta usted con regularidad el gozo de corazón, sí, la verdadera felicidad, que proviene de adquirir conocimiento exacto acerca de nuestro amoroso Dios Jehová? Muchos cristianos sí lo experimentan. Pero ¿por qué, para algunas personas, son el estudio y la meditación una tarea penosa, un trabajo verdaderamente duro que, aunque es cierto que produce grandes beneficios, no necesariamente produce gozo cuando se efectúa? ¿Qué se puede hacer para convertir esta aparente tarea penosa en una experiencia gozosa?
¿CÓMO PODEMOS AUMENTAR NUESTRO GOZO?
2 En primer lugar debemos comprender que el adquirir tal conocimiento en realidad significa vida para nosotros (Juan 17:3). Esto es algo tan importante que La Atalaya en cierta ocasión declaró: “Si usted ‘no puede hallar tiempo’ para el estudio de la Biblia, entonces usted, de hecho, está diciendo que no quiere la vida”. Pero ¿debería ser el ganar la vida eterna el único motivo por el cual estudiemos la Biblia? Note la respuesta de Jesús a los líderes judíos que procuraban matarlo: “Ustedes escudriñan las Escrituras, porque piensan que por medio de ellas tendrán la vida eterna; [...] pero bien sé que no tienen el amor de Dios en ustedes” (Juan 5:39, 42). Sí, es preciso que lo que motive nuestro estudio personal sea el amor a Dios y el deseo de ayudar a otras personas. (Hech. 20:35; 1 Cor. 8:1.)
3 Por ejemplo, mediante el prepararnos concienzudamente para todas las reuniones de congregación, nos sentiremos más inclinados a participar en ellas, y nuestros comentarios tendrán más significado. De este modo podemos animar a otros hermanos y hermanas e incitarlos al amor y a las obras excelentes (Heb. 10:24, 25). ¿Y que efecto tendrá esto en nuestro ministerio del campo? El que nos preparemos de antemano para las reuniones grabará más profundamente en nuestra mente las verdades espirituales que aprendemos en el Salón del Reino y de este modo podremos recordar estos puntos cuando testifiquemos a otras personas. Estaremos mejor equipados, en todos los rasgos del servicio, para dar a otros ‘razón de la esperanza que hay en nosotros’, y nuestro ministerio será mucho más eficaz. (1 Ped. 3:15.)
CÓMO HALLAR EL TIEMPO
4 ¿Tiene usted el problema de que no halla tiempo para estudiar? Si comprendemos que el estudio de la Biblia en realidad significa nuestra vida, y si sinceramente deseamos usar lo que aprendemos para beneficiar a otras personas, esto nos moverá a ‘comprar tiempo’ de actividades menos importantes (Efe. 5:15, 16). Esto quizás requiera el que limitemos la cantidad de tiempo que dedicamos a ver televisión o a leer información que no es esencial. Quizás pudiéramos utilizar mejor nuestro tiempo en las noches antes de acostarnos, o podríamos levantarnos un poco más temprano en la mañana. Aun 15 ó 20 minutos que dediquemos de este modo cada día son provechosos, especialmente si lo hacemos regularmente. ¡Aun dedicando solo 15 minutos al estudio personal cada día habremos dedicado un total de más de 91 horas al año!
5 Pero para cosechar gozo a plenitud de nuestros períodos de estudio es preciso que usemos bien el tiempo. Debemos evitar el hacer castillos en el aire o el permitir que nuestros pensamientos vaguen; en lugar de eso, debemos enfocar nuestros pensamientos en un tema específico. Si nos ponemos una meta y nos vamos a donde no haya distracciones, como la televisión o un cuarto ruidoso seremos más productivos. El verdadero estudio personal exige meditar cuidadosamente en el valor práctico de lo que estamos aprendiendo. Si seguimos el consejo de Pablo de ‘reflexionar sobre estas cosas y hallarnos intensamente ocupados en ellas’ quedaremos satisfechos con lo que lograremos y obtendremos verdadero gozo del estudio personal. (1 Tim. 4:15.)