Dé atención cuidadosa a la organización personal
1 “Si quiere que se haga el trabajo, asígneselo a una persona ocupada.” El razonamiento tras ese dicho es que la persona ocupada por lo general se organiza bien y logra mucho más. Todos disponemos de 24 horas cada día. A menudo, el que desperdiciemos ese tiempo o lo usemos sabiamente depende de nuestra organización personal.
2 Siempre hay “mucho que hacer en la obra del Señor”. (1 Cor. 15:58.) Tenemos que asistir a las reuniones y participar en el ministerio del campo. Pero primero hay que prepararse. En otras palabras, tenemos que dedicar tiempo a estudiar para que seamos eficientes al ‘hacer discípulos’ y podamos incitar a otros “al amor y a las obras excelentes”, tal como se nos ha comisionado. (Mat. 28:19; Heb. 10:24.) Las actividades cotidianas como el empleo seglar, las compras, el comer, limpiar, viajar, ir a la escuela y dormir, todas tienen su debido lugar. También puede dedicarse algún tiempo a la recreación. El dar a todas esas actividades su debido lugar dentro de nuestro programa de actividades presenta un reto que tenemos que afrontar. Pero ¿cómo podemos lograrlo?
DETERMINE LO QUE ES MÁS IMPORTANTE
3 Jesús dijo: “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas”. (Mat. 6:33.) Por supuesto, al usar nuestro tiempo, debemos dar prioridad a los intereses del Reino. Si planeáramos nuestras actividades de la misma manera que organizamos nuestros asuntos económicos, entonces no ocuparíamos en otros asuntos las horas que apartamos para las reuniones cristianas, el estudio bíblico de familia y otras actividades teocráticas, como el ministerio del campo y el estudio personal.
4 En todo horario se deben incluir las actividades necesarias de la vida. Hay que apartar tiempo para el empleo seglar a fin de proveer para uno mismo y los de su casa. También hay que disponer de tiempo para comer, dormir y atender las necesidades de la familia. Algo de mucha importancia para los ancianos y los siervos ministeriales es dedicar tiempo a prepararse para cumplir con sus responsabilidades teocráticas. ¿Por qué no se sienta y organiza un programa de actividades y se asegura de que las que no sean esenciales no ocupen el lugar que no les corresponda dentro de ese programa?
MANTENGA EL OJO SENCILLO
5 Al considerar la actividad de sus seguidores, Jesús dijo: “Por eso, si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante”. (Mat. 6:22.) ¿Qué implicaría esto? Básicamente, supondría llevar una vida sin complicaciones. Hay muchas distracciones que nos roban el tiempo. La televisión es una de estas. En algunos hogares se enciende por la mañana y permanece prendida todo el día. Puede que alguien se siente a ver un programa que no dura mucho. Pero luego se da cuenta de que el tiempo que había apartado para el estudio personal o de familia se le ha ido por seguir viendo otros programas. ¡Qué fácil es desperdiciar una noche entera sin hacer nada provechoso! Muchos no saben cuándo apagar el televisor. Si usted tiene ese problema, quizás decida que es mejor no encenderlo. Los pasatiempos, que para muchos son una forma de descanso y distracción, también pudieran consumir el tiempo que se había apartado para asuntos más importantes.
6 El participar en deportes, asistir a encuentros deportivos o verlos por TV también puede consumir mucho tiempo valioso. Los esposos, las esposas y los hijos no deberían desperdiciar el tiempo que pudieran usar para estudiar o pasar un rato juntos. Todos debemos cuidarnos para no complicar nuestra vida dedicando mucho tiempo a los deportes o a la recreación.
7 Podemos meternos en graves dificultades si permitimos que el empleo seglar consuma el tiempo designado para cosas más importantes. Puede que algunos se hallen tan absortos en su empleo, o tan preocupados con la búsqueda de ventajas materiales, que en su horario ya no haya lugar para las reuniones, el ministerio del campo ni la espiritualidad de su familia. (Efe. 5:15, 16.) Es bueno preguntarnos: ‘¿Quién se deleitaría realmente de que yo empleara en actividades seglares el tiempo que había apartado para la adoración de Jehová Dios?’.
CÓMO USAR EL TIEMPO EFICAZMENTE
8 El organizar los asuntos a fin de usar el tiempo de la mejor manera posible requiere que uno tenga metas espirituales y que reconozca lo que tiene mayor importancia. Esa es la clave para determinar el orden de importancia de las actividades cotidianas. No posponga los asuntos. Si ha apartado tiempo para hacer algo, úselo para ese propósito. Fíjese plazos para hacer las cosas. Haga lo mismo con relación a los quehaceres del hogar. Además, esfuércese por estudiar cierta información con suficiente anticipación para usarla en el ministerio del campo o en las reuniones.
9 Acostúmbrese a usar el tiempo que de otra manera se perdería. Por ejemplo, si tiene que esperar a otros, aproveche ese rato leyendo algo, escribiendo cartas o efectuando otras tareas necesarias. Si está en fila, pudiera entablar una conversación que tal vez resulte en dar un testimonio. También es importante que obtengamos el descanso necesario para mantenernos saludables y activos, y así trabajar con mayor eficacia. Si uno enferma por falta de descanso y sueño, eso puede impedir que uno dé la debida atención a las cosas más importantes de la vida.
CÓMO MEJORAR LA ORGANIZACIÓN PERSONAL
10 En el mundo de los negocios se dedica mucho tiempo y esfuerzo tan solo a planear cierta labor. Un empresario hábil sabe que antes de producir un artículo hay que organizar a los empleados y los materiales para que el proyecto resulte más económico. Se da cuenta de que se perdería mucho tiempo y dinero y no habría ganancias si no hubiera suficientes empleados o materiales en el lugar y en el momento en que los necesite. Sin embargo, nosotros tenemos motivos mucho más nobles al querer organizarnos. Entre estos están nuestro deseo de mantener una excelente relación con Jehová, ser eficientes al hacer discípulos y alcanzar nuestra meta de vida eterna. Por lo tanto, asegurémonos de tener a nuestra disposición el equipo adecuado en el momento oportuno.
11 Por ejemplo, tenemos cinco reuniones semanales. La información que se considera en estas se basa en diversas publicaciones. ¿Las tenemos a mano? ¿Hemos guardado el número de La Atalaya para esta semana, o perdemos tiempo buscándolo? ¿Y qué hay de otras publicaciones necesarias, como Nuestro Ministerio del Reino, el cancionero, una Biblia y el libro que se esté estudiando en el Estudio de Libro de Congregación? Es bueno tener un lugar designado para mantenerlas allí cuando no las usemos. Así podremos hallar rápidamente las publicaciones apropiadas cuando nos vamos a preparar para el servicio del campo o las reuniones.
12 Los ancianos y los siervos ministeriales en particular deben dar atención a su organización personal. Con tanto trabajo que hacer, en lo seglar y en la congregación, “las cosas más importantes” pudieran a veces olvidarse o ponerse a un lado. (Fili. 1:10.) Algo que les puede ayudar es seguir la sugerencia de hacer una lista de las cosas más importantes. ¿Ha tratado de hacer eso? Cierto hermano tiene una lista como esa y la repasa antes de cada reunión. Así logra más y se asegura de que se haga el trabajo necesario de la congregación.
13 Los ancianos deben tener un buen sistema para encargarse de la correspondencia de la congregación. Si no se organiza bien, el papeleo a veces puede causar confusión y hasta convertirse en una carga. Por eso, es bueno apartar regularmente unos minutos para organizar los papeles que se tienen que guardar o pasar a alguien más, y deshacerse de los que no se necesitan. Si usted tiene cartas que debe pasar a los otros ancianos, hágalo lo antes posible. El reservar un espacio en su maletín o quizás poner la correspondencia en una carpeta separada puede ayudarle a tener presentes las cartas y otros papeles que necesiten atención. Así el papeleo importante no se perderá ni se atrasará.
NO SEA ESCLAVO DE LA ORGANIZACIÓN
14 Después de repasar su horario, determine lo que debe organizar. No queremos convertirnos en perfeccionistas fanáticos, organizando nuestra vida a tal extremo que no haya lugar para variación. Recuerde, cada uno de nosotros es una persona singular con diferentes circunstancias. Algunos somos solteros, otros casados. Lo que dé resultado a una familia quizás no sea práctico para otra. La organización personal debe tomar en cuenta las circunstancias individuales y de familia. Ejerza discernimiento y sea flexible; obre en armonía con los principios bíblicos que le servirán de guía al preparar un horario apropiado. (Véase La Atalaya del 15 de septiembre de 1988, páginas 28-30; ¡Despertad! del 8 de diciembre de 1987, páginas 24-27 y ¡Despertad! del 22 de marzo de 1966, páginas 9-12.)
15 En los últimos años, la simplificación que se ha puesto en práctica por medio de seguir los principios del buen orden ha mejorado la eficacia de las operaciones de la organización terrestre de Jehová. Puede que algunos tengan métodos que consideran más eficaces, y desearían que la Sociedad instara a los hermanos a usarlos, pero a menudo ya se han considerado y descartado porque desde el punto de vista de organización no son prácticos. Por eso, en el interés de la unidad y la eficacia, es sabio seguir procedimientos de organización aprobados y utilizar los métodos que otros, que quizás sean afectados por nuestro trabajo, entiendan y usen.
16 Jehová es un Dios de orden y paz. (1 Cor. 14:33, 40.) Él ha fijado un tiempo para efectuar su voluntad y propósito. (Hech. 1:7.) Mediante su Palabra nos ha mostrado su amor al señalar lo que debe ser de mayor importancia para nosotros, los humanos imperfectos. Mediante la dirección de Jesucristo, y a través del “esclavo fiel y discreto”, Jehová suministra instrucciones útiles sobre cómo efectuar la obra más importante que se está haciendo hoy día. (Mat. 24:45-47; 28:19, 20; Ecl. 12:13.) Entonces, si seguimos los consejos bíblicos que se hallan en las publicaciones de la Sociedad, incluso los recordatorios oportunos que se nos dan en este suplemento, podremos organizarnos mejor para efectuar plenamente nuestro ministerio. (2 Tim. 4:5.)